De no tomar acciones para cuidar los ecosistemas, la humanidad afrontará escenarios como la probabilidad de que para 2050 alrededor de 200 millones de personas migren a lo que se conocería como “refugios climáticos por las sequías”, advirtió el investigador del Instituto de Geología (IGL) de la , Priyadarsi Debajyoti Roy.

“Si queremos sobrevivir y dejar condiciones para que las futuras generaciones puedan vivir en el planeta, tenemos que mitigar, restaurar, preservar la biodiversidad e intentar perturbar lo menos posible los ecosistemas”, dijo en entrevista con motivo del Día Internacional de la Madre Tierra, que se conmemora cada 22 de .

Mencionó que dicha efeméride debe servir para tomar acciones sobre las situaciones cada vez más extremas que enfrentamos a consecuencia de procesos antropogénicos con los que hemos alterado los ecosistemas.

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El integrante del Departamento de Dinámica Terrestre Superficial del IGL puntualizó que uno de los problemas más importantes es el calentamiento global generado por la urbanización, cambio de uso de suelo, agricultura, ganadería, industrialización y que a su vez causa olas de calor, desertificación, inundaciones, huracanes cada vez más frecuentes y de mayor categoría, incremento de incendios forestales, desaparición de glaciares y sequías más recurrentes.

Otro es la contaminación y la manera en que introducimos metales tóxicos al suelo, en el agua. En especial, apunta a los microplásticos que están en el vital líquido que tomamos, el aire que respiramos, los alimentos que comemos, etcétera: “Todavía no sabemos sus efectos, pero están en todos los componentes del ecosistema”.

El investigador universitario recuerda que los océanos se vuelven más ácidos y tienen grandes islas de plástico flotando. En el Pacífico, por ejemplo, la más grande tiene aproximadamente 1.6 millones de kilómetros cuadrados, equivalente a dos veces la superficie del estado de Texas, en Estados Unidos; o tres veces el tamaño de Francia.

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“Los microplásticos están constituidos por diferentes polímeros que tienen metales tóxicos, que son carcinogénicos y están entrando a nuestro cuerpo. Hay estudios -no nuestros, pero por los que conocemos- que los han encontrado en el cerebro de las personas, en la sangre, en los pulmones”, mencionó.

El acceso al agua y su calidad es otro reto, pues el calentamiento global genera sequías más recurrentes. En México, por ejemplo, en los últimos cuatro o cinco años casi 80% del territorio ha presentado algún grado de sequía. Además, se está reduciendo la cantidad de agua de lluvia y los acuíferos son contaminados con fluoruros, nitratos, por el uso excesivo de fertilizantes para la producción de alimentos.

“Si vemos la temperatura global observamos que desde 2015 hemos tenido los años más calurosos. El 2024 fue el año más caluroso en el registro instrumental”, aseguró el investigador y advirtió que, con base en diferentes modelos, se proyecta a fines de siglo en el país que posiblemente se habrá incrementado cuatro o cinco grados la temperatura, mientras que las precipitaciones se reducirían en 30%.

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Las sequías serían más frecuentes y afectarían la agricultura, la economía rural. “También hemos visto que cada año con la sequía incrementa la migración interna y externa. Si sigue esa tendencia, la reducción de productividad agrícola causaría que hasta siete millones de mexicanos adultos migraran hacia Estados Unidos”, alertó.

El experto de la UNAM insiste en que todas estas perturbaciones afectan a la humanidad a nivel global, independientemente de si somos del primer o tercer mundo, de naciones en desarrollo o desarrolladas.

“Aunque tenemos la conciencia de la gravedad, no estamos logrando el cambio. El plan de ejecución está fallando y es posible que se necesite una colaboración mucho más intensa entre academia, industria y gobierno, que las innovaciones y la ciencia generada en la academia se dirijan más a la sociedad”, reiteró.

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El objetivo es que la humanidad sepa cómo está afectando el planeta y qué puede hacer para mitigar estas alteraciones. “Si nosotros pudimos generar todo esto, también podemos cambiarlo, corregir el camino”, precisó.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) también resaltó que en el Día Internacional de la Madre Tierra se debe trabajar para recuperar los ecosistemas del mundo que sustentan todas las formas de vida en ella.

“De la salud de nuestros ecosistemas depende directamente la de nuestro planeta y sus habitantes. Restaurar aquellos que están dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Pero solo lo conseguiremos si todo el mundo pone de su parte”, subrayó el organismo internacional.

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jf

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