Unos días antes de que circularan los audios en los que Víctor Toledo , ahora exsecretario de Medio Ambiente, criticó el actuar de la Cuarta Transformación y señaló que los intereses de los integrantes del gabinete presidencial no iban acorde con los seis ejes trazados por su dependencia, el entonces titular de la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ya había tenido un primer desencuentro con el gobierno federal.

La manzana de la discordia fue el proyecto del Corredor Interoceánico que se construye en el Istmo de Tehuantepec, y cuya espina dorsal es el Tren Transístmico , proyecto en el cual se modernizarán más de 132 kilómetros de vías que van de Salina Cruz, Oaxaca a Coatzacoalcos, Veracruz, y que incluye cambio de ríeles y durmientes, recortes de curvas y pendientes, así como la construcción de puentes para los vehículos.

La confrontación se originó el pasado 24 de julio, cuando en su visita a Ciudad Ixtepec, Oaxaca, Rafael Marín Mollinedo, titular del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) aseguró al presidente Andrés Manuel López Obrador que los retrasos en las obras de los tramos tres, cuatro y cinco del tren se debían a que la Semarnat aún no liberaba la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), para este megaproyecto.

Dicho argumento expresado por Marín Mollinedo se dio luego de que el Presidente, durante un recorrido de supervisión de la obra, dijo que las empresas encargadas de la rehabilitación de las vías tendrían un año para completar el proyecto, por lo que les pidió que cumplan en tiempo, que hagan un trabajo de calidad y que se cobre lo justo.

Fue entonces que Rafael Marín Mollinedo, le aseguró que la mayor parte de la obra estaba retrasada no por las empresas contratadas, sino por las trabas del propio gobierno que, entre otras cosas, seguía sin elaborar la Manifestación de Impacto Ambiental, responbilidad a cargo de la Semarnat de Víctor Toledo.

Esta versión fue rechazada un día después por la propia Semarnat, que precisó que la MIA fue resulta favorablemente desde el 21 de mayo pasado. Además, indicó que estableció un conjunto de condiciones previas al inicio de las obras, para la protección de flora, fauna, cuerpos de agua, atención a la contaminación y a la reforestación.

Entre dichos “candados” que la Semarnat puso a la obra se incluyó también la necesidad de culminar la consulta ambiental a los pueblos indígenas y tomar en cuenta sus propuestas, así como crear comités de vigilancia comunitaria al proyecto.

Lo anterior no ha sucedido y es otro de los principales motivos que tienen detenidas las obras en tres de los cinco tramos de vía, pues, como lo ja documentado EL UNIVERSAL , existe inconformidad de comunidades originarias del Istmo que aseguran no cuentan con la información suficiente sobre el proyecto, ni han sido consultadas al respecto.

Respecto a los señalamientos hechos en su contra, sobre la falta de Manifestación de Impacto Ambiental, la Semarnat indicó que hasta el 28 de julio, seguía en espera de que la empresa Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), responsable de la obra, presentara los documentos de respuesta a las condiciones impuestas en la MIA.

“La Secretaría permanece atenta, desde hace 46 días hábiles, a la recepción de los documentos de la empresa, para la comprobación del cumplimiento de las condiciones dictadas para el inicio de las obras del proyecto”, señaló.

Unos días después, el 5 de agosto, se ventilaron los audios en los que el ahora extitular de Semarnat dejó en claro que tenía profundas diferencias con el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, y con Víctor Villalobos, quien encabeza la Secretaría de Agricultura de Desarrollo Rural (Sader).

Al siguiente día, el pasado el 6 de agosto, EL UNIVERSAL publicó que Toledo había presentado su renuncia y que la analizaban en Palacio Nacional, misma que hoy se oficializó.

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