Ante el posible retorno a las actividades presenciales, el ambiente que se vive entre la comunidad estudiantil del CCH Sur de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha convertido en una mezcla de incertidumbre, entusiasmo y nerviosismo, porque, reconocen, “aún no es seguro el regreso”.
En un recorrido, EL UNIVERSAL constató que los jóvenes, quienes se dijeron expectantes y emocionados por volver a clases, también han experimentado miedo y frustración, tras el asesinato de Jesús Israel de 16 años, perpetrado por Lex Ashton, que ha mantenido al plantel cerrado durante más de dos meses.
Para ellos, el reforzamiento de la infraestructura de seguridad, que contempló la instalación de torniquetes, detectores de metal en accesos, cámaras de videovigilancia, botones de emergencia y luminarias en puntos que eran de poca visibilidad, así como los programas desplegados para la atención a la salud mental todavía son insuficientes.
Si bien aún no se establece una fecha formal para reanudar las clases y sólo se realizan recorridos en las instalaciones, las y los estudiantes admitieron que las actividades a distancia se han traducido en mayores cargas de trabajo, “porque los profesores se han desentendido”, por lo que confían en pronto recuperar la normalidad de su vida académica con las medidas de seguridad adecuadas.
Al respecto de las versiones que aseguran un retorno inminente, los jóvenes demandaron a las autoridades universitarias respetar las determinaciones que el estudiantado ha tomado y los instaron a abrir el diálogo para conocer sus necesidades y trabajar de la mano, “porque normalmente suelen ignorarnos y necesitamos que escuchen nuestra voz”.

“Aún hay cosas que tienen que trabajarse en seguridad”
Ezequiel, estudiante de quinto semestre, confesó que no se siente completamente seguro para volver a las actividades presenciales, “porque aún hay cosas que tienen que trabajarse con respecto a la seguridad”.
Aunque reconoció los avances con las nuevas medidas adoptadas por el plantel, indicó que “aún se puede hacer más. Hay que aprovechar que ya se le dio la atención a esto para seguir mejorando la escuela en favor de los estudiantes”.
Por ello, llamó a las autoridades del plantel a cumplir los compromisos acordados con la comunidad estudiantil y los padres de familia y que “no se quede en una obra o acuerdos a medias, que se concluyan para que cuando regresemos la comunidad se sienta satisfecha”.
Teco, de tercer semestre, se dijo frustrado ante la negativa de los directivos para incrementar el personal de seguridad, “porque ellos no dimensionan la gravedad del problema y no contar con todas las medidas de seguridad es arriesgar a la comunidad en general”.
“El caso de Lex Ashton es una muestra de la inseguridad del plantel y de la ineficiencia que han tenido los directivos para solucionar los temas de seguridad dentro y fuera del plantel”, señaló.
Para él, la infraestructura recién instalada en el plantel es insuficiente, “porque estas medidas son complementarias, ninguna por sí sola va a hacer el plantel seguro y para contar con una seguridad absoluta se necesita aumentar el personal de vigilancia”.
“Si bien ellos no van a evitar todas las tragedias sí va a haber personal que las atienda, ya sea una pelea, agresión o incidentes de consumo en el plantel”, agregó.

“No siento un verdadero cambio”
Isabella, de quinto semestre, relató que “no siento que hayan hecho un verdadero cambio las autoridades, porque ya se había insistido en que se trabajara para mejorar la seguridad y se hicieron de la vista gorda”.
“Lo que pasó en CCH fue una tragedia que se pudo haber evitado por todas las veces que se le advirtió a dirección sobre la seguridad y que simplemente hicieron caso omiso”, añadió.
Para ella, las medidas de seguridad implementadas por la UNAM no significarán un cambio notable, “porque estuve haciendo un recorrido y hay pasillos en los que no hay cámaras o botones suficientes”.
“A mí no me parece viable regresar en este semestre, porque no se han implementado completamente las medidas y pienso que solamente nos están endulzando el oído”, acotó.
Carlos, de quinto semestre, acusó que antes de los hechos violentos registrados en el plantel el personal de seguridad “normalmente no hacía su trabajo, sólo estaban sentados. Te veían y te dejaban pasar como si nada”.
Por tanto, consideró que más allá de equipar al plantel se debe capacitar al personal para que realice sus actividades con apego a protocolos que garantizan el bienestar de las y los estudiantes.

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