Chilpancingo.— A un año y tres meses del paso del arrollador huracán Otis, en la colonia Lázaro Cárdenas el servicio de energía eléctrica no se ha restablecido a 100%.

Para llegar a la Lázaro Cárdenas primero hay que dirigirse a la colonia La Cima, sobre la carretera federal Acapulco-México. Luego se debe bajar y desde ahí se observa cómo están montadas las viviendas sobre el cerro. Para arribar a esas casas hay que caminar por estrechos pasillos.

La noche del 24 y la madrugada del 25 de octubre, Otis, categoría 5, devastó el puerto. Vientos de casi 300 kilómetros por hora destruyeron casi todo. Con las instalaciones eléctricas, Otis fue inclemente: dejó muy pocos postes en pie. En esos primeros días, por donde se caminara se tenían que ir esquivando. Incluso, a más de un año, en distintas calles aún hay algunos tirados, otros inclinados. Y lo peor: hay zonas del puerto donde el servicio de luz eléctrica quedó muy vulnerable, los cortes son constantes y, además, hay viviendas que a estas fechas no cuentan con el suministro.

Desde hace más de un año, Pedro —de 65 años de edad y quien prefiere omitir su nombre real para evitar represalias— toma la energía eléctrica que requiere de un poste que está a unos 60 metros de su casa, y como él, otros vecinos.

“Por eso no quiero dar mi nombre, porque estoy colgado y no quiero problemas”, dice.

Pedro vive en uno de esos estrechos pasillos de la colonia Lázaro Cárdenas. Ahí, cuenta, hay dos postes tirados aún, uno de ellos atravesado en el camino, por lo que deben esquivarlo.

Tras el paso del huracán Otis, Pedro estuvo un mes sin energía eléctrica. Se alumbró con veladoras o con lo que pudo.

Al mes llegaron los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), levantaron postes y restablecieron el servicio, pero sólo en las calles principales, en las amplias. A los pasillos los ignoraron.

“Vinieron a ver, checaron, pero no hicieron nada, decían que no podían porque no entraban sus camiones y así nos dejaron”, detalla el vecino.

Los trabajadores de la CFE fueron varias veces a asomarse a los callejones, pero sólo eso, no hicieron más.

Pedro no tiene el dato exacto, pero sí la certeza de que junto a él existen muchas viviendas que carecen del servicio: “Eso se ve, porque somos varios los que estamos colgados, se ve en los cables”, sostiene.

Afirma que no quisiera estar colgado, pero es la única forma de contar con electricidad.

La falta del servicios públicos no es nada nuevo en Lázaro Cárdenas: desde hace muchos años a la casa de Pedro no ha llegado una gota de agua por la llave. Tienen toma, pero no cae el agua. La deben tomar de una colonia que está más arriba y que tiene almacenamiento.

Durante la emergencia por Otis, quienes tuvieron un papel destacado fueron precisamente los trabajadores de la CFE.

Actuaron rápido, aunque no tan rápido como quisieron hacerlo parecer desde la Ciudad de México. En esos días de emergencia, el discurso oficial iba mucho más rápido que los trabajos en el puerto; varias veces dijeron que el servicio estaba restablecido cuando muchas zonas de Acapulco permanecían a oscuras. Incluso hasta ahora, la CFE insiste en que restableció el suministro en 10 días. La prisa fue lo que caracterizó el trabajo de la comisión.

Eduardo López Sotelo es vecino de la colonia Renacimiento. En donde vive, desde el paso de Otis los cortes de energía eléctrica son constantes.

“Al inicio la luz se iba una o dos veces a la semana, ahora cada 15 días”, explica.

Los cortes de energía pueden prolongarse hasta 12 horas.

“No quedó bien el servicio y es el momento que no han venido a checar”, dice.

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