Especialistas en educación consideran que el programa contra la obesidad que implementó la Secretaría de Educación Pública (SEP) y que incluye la prohibición de comida chatarra y también impulsar mayor actividad física en las escuelas, tendrá pocos efectos dado que en planteles públicos hacen falta docentes de educación física, principalmente en secundaria.
De acuerdo con la desaparecida Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), la mayor escasez de maestros con esa especialidad se presenta en secundaria, ya que apenas 32% de las 31 mil 53 escuelas de ese nivel educativo tiene al menos un docente con ese tipo de formación. Es decir, existen 21 mil 116 que no cuentan con un maestro o maestra con esa especialidad.
En preescolar, las escuelas que enfrentan esta deficiencia suman 29 mil 374, mientras que en primaria alcanza las 29 mil 251.
Dice Irma Villalpando, doctora en Pedagogía y académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, que en el caso de educación física es una materia curricular en que se tendría que impartir, ya que tiene objetivos de aprendizaje y de práctica, pero la carencia de un docente con esta especialidad, “lo que hacen las y los maestros es que les sueltan una pelota a los estudiantes para que hagan lo que quieran”.
Señala que la carencia de un profesor de educación física en los planteles, se traduce en que la autoridad educativa ofrece un currículum incompleto, con lo que incumple la Ley General de Educación.
“Es una asignación que se evalúa porque está dentro del currículo. Entonces, que no esté cubierta, es un incumplimiento de la autoridad educativa”, menciona la académica.
En México, la actividad física en niños y adolescentes se encuentra por debajo de la media internacional recomendada de 60 minutos por día, según la Boleta Mexicana de calificaciones sobre actividad física en niños y adolescentes, que es proyecto que inició en 2007 por iniciativa de la Universidad de Queen, en Canadá, para medir las acciones que realizan los países para incentivar la actividad física de sus infancias.
En los planteles de educación básica del país, se asigna sólo una hora a la semana de educación física para nivel primaria y dos horas para secundaria, lo cual, va en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aboga por un promedio de una hora diaria de actividad física para niños, niñas y adolescentes.
Villalpando comenta que la obesidad infantil está en aumento constante, pues de acuerdo con cifras de UNICEF, la proporción de niños y niñas mayores de cinco años con sobrepeso u obesidad en México es de uno de cada tres, por lo que debe fomentarse aún más la educación física en las escuelas.
“Prohibir la venta de alimentos ultraprocesados y comida chatarra en los planteles es como una llamarada de petate. Este gobierno hace puras cosas para llamar la atención, pero no atiende. Se tendría que pensar en un programa integral que abarque mensajes a los padres de familia, apostarle a la actividad física y contar con la participación de nutriólogos”, sostiene.
Para Luis Mata, académico e investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana CDMX, México se encuentra muy por debajo de la media internacional y de muchos países en donde la cultura del deporte y la cultura de la educación física es histórica, como Alemania y Estados Unidos.
“El programa de la SEP Vive saludable, vive feliz, que prohíbe la venta de comida chatarra desde el 29 de marzo, y que anuncia lineamientos para hábitos más saludables, no es suficiente para atender el tema de la obesidad. No sabemos cómo trabajar sistemáticamente en las escuelas para atender un problema de salud, cómo tratarlo, cómo entenderlo, cómo abordarlo y desde qué manera hacerlo. Además de que no hay condiciones infraestructurales. Los profesores no tienen material”, precisa.
Mata indica que la capacidad docente es insuficiente, al precisar que “tenemos un déficit en términos del número de estudiantes y de profesores capacitados de educación física, además de que tengan las condiciones para llevar a efecto adecuadamente su labor como profesores de educación física, y que estén adecuadamente certificados. Tenemos una cobertura desigual, cuatro de cada cinco escuelas aproximadamente carecen de un maestro especializado, el resto suele compartir profesor, en ocasiones en tres o más planteles, lo que acorta las clases, que pueden ser de 12 a 20 minutos”.
Destaca que un tercio de las escuelas públicas no cuentan con material deportivo, ni personal ni equipo.
“Los elementos de actividad física del plan corren el riesgo de quedarse meramente en el papel. No se puede llevar a efecto una transformación más allá de prohibir la ingesta de alimentos chatarra al interior y en las inmediaciones de los planteles. Esto pone en tela de duda que el programa Vive saludable, vive feliz, logre revertir en sí mismo la epidemia de obesidad infantil.
“Se requiere de una política más agresiva de contratación y formación de maestros de educación física. Porque de lo contrario, los efectos van a ser bastante magros, bastante modestos. No hay condiciones estructurales que permitan que este programa consiga los resultados esperados”, comenta.
Erik Avilés, académico del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación José María Morelos, asegura que los trabajadores de la educación se encuentran realizando labores en condiciones sumamente precarias y los profesores de educación física no son la excepción.
“Ellos enfrentan inmensos obstáculos para el ejercicio de su vocación docente, así como también, los estudiantes afrontan en la materia de educación física varias de las barreras más grandes para el aprendizaje y la participación: la necesidad de materiales deportivos para todos, de ropa y calzado deportivos para estudiantes y maestros, la necesidad de instalaciones inclusivas, canchas y espacios adecuados, techumbres para protegerse de las inclemencias climatológicas, horarios que sean respetados para tales efectos y, por supuesto, la situación de inseguridad que prevalece en amplias regiones de la nación”, refiere.
Resalta que existen regiones en donde a los maestros de educación física se les usa para hacer movilizaciones desde su formación inicial docente, derivado de sus capacidades y condición física.
“Los normalistas de educación física y después los maestros son quienes realizan las tareas más arduas cuando se trata de hacer protestas y movilizaciones. Lo que nos lleva a ubicar que los propios representantes gremiales no valoran las labores del profesor de educación física”, expone.