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U n panorama sombrío y desolador es el que perciben para 2024 especialistas en educación, pues aseguran que existe indiferencia por parte de las autoridades federales y estatales para afrontar la crisis de pérdida de aprendizajes, principalmente en planteles públicos de educación básica.
“Existe un desdén por la política educativa, por mejorar los aprendizajes de los estudiantes. Se han comportado cínicamente como si la pandemia no hubiera impactado negativamente. No han centrado esfuerzos para la recuperación de aprendizajes”, señala Marco Fernández, coordinador de Anticorrupción y Educación de la organización civil México Evalúa e investigador en la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.
Los resultados que dio a conocer en septiembre pasado la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación sobre la evaluación aplicada a alumnos de primaria y secundaria fueron lapidarios: cuatro de cada 10 no saben leer ni hacer operaciones matemáticas.
Los de la prueba PISA 2022, que aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), tampoco fueron alentadores: México fue el tercer país peor evaluado en matemáticas y comprensión lectora, y el país con el peor puntaje en ciencia.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), en esta prueba a alumnos de 15 años de edad, el país obtuvo 126 puntos menos que Japón, el país mejor evaluado, y sólo seis puntos más que Colombia, el último lugar. México logró el peor puntaje en ciencia. En matemáticas retrocedió a niveles similares a los de 2003. Hubo una caída de 24 puntos en comparación con 2009 y de 14 en comparación con 2018.
En agosto de 2023, la Secretaría de Educación Pública (SEP) —que dirige Leticia Ramírez Amaya— implementó los nuevos planes y programas de estudio para educación básica, y distribuyó la nueva familia de libros de texto gratuitos entre los alumnos de preescolar, primaria y secundaria.
La funcionaria ha insistido en que la estrategia educativa del gobierno federal es fortalecer la escuela pública y fomentar una educación humanista, científica, multicultural e inclusiva.
Para Fernández, los planes y programas de estudio “están hechos al vapor y los textos son defectuosos. Todo esto fue implementado sin una capacitación docente de calidad para mejorar la forma en la que los docentes logran transmitir sus conocimientos en las distintas disciplinas en las aulas”.
Destaca que las autoridades de la SEP se han mostrado cínicas al tratar de minimizar los focos rojos que confirman la gran pérdida de aprendizajes en alumnos mexicanos.
“Lejos de tener una autoridad que reconozca que tenemos un problema serio en materia educativa, se comporta con pretextos y como si no hubiera afectaciones educativas causadas por la pandemia de Covid. No se nos olvide que, lamentablemente, no se recuperó la matrícula que se perdió por la pandemia [alrededor de 3.5 millones de alumnos], por lo que el balance para este año que está por terminar es negativo… y preocupante”, dice.
Fundadora y directora general del organismo civil Educación Con Rumbo, Paulina Amozurrutia Navarro asegura que el actual gobierno federal no ha tenido un solo acierto en materia educativa.
“No tuvo una estrategia de evaluación y regularización postpandemia. No capacitaron a los profesores para la crisis socioemocional que enfrentaba una gran cantidad de alumnos; no tuvo la estrategia ni el presupuesto adecuado para que los estudiantes contaran con el servicio de internet”, enfatiza.
Destaca que la generación de una nueva estrategia educativa —que se implementó hasta el quinto año de gobierno— no sólo no ayudó a los estudiantes, sino que los arrastró hacia una mayor pérdida de aprendizajes: “El panorama que percibo para 2024 es sombrío y desolador debido a que existe indiferencia para atender esta crisis educativa. Existe un modelo burdo que no viene a generar una estrategia clara para resolver esta crisis y en un año electoral en que, al no votar los niños, la educación no será, de nuevo, una prioridad”, considera.
Amozurrutia Navarro menciona que la profunda crisis educativa que enfrenta el país tendrá como saldo seis años de rezago.
“Pensemos en un niño o en una niña que tendrán anulada toda su educación básica, y esto tendrá como consecuencia estudiantes de preparatoria y universitarios que enfrentarán un analfabetismo práctico, que no leen o, si lo hacen, no entienden; que no tendrán las habilidades lógico-matemáticas indispensables y mucho menos no comprenden el pensamiento abstracto. Será difícil que esta generación de estudiantes pueda acceder a un empleo de calidad y bien remunerado”, agrega la especialista.
Coordinador de Investigación de Mexicanos Primero, Fernando Ruiz resalta que el gobierno quedó a deber mucho al no abordar la pérdida de aprendizajes.
“Es interés del Presidente solamente concentrarse en las grandes obras de infraestructura, (...) pero en el contexto de pérdida de aprendizajes de los estudiantes, las prioridades no deberían ser esas”.