Tucson, Arizona.— Son estadounidenses, la mayoría de la tercera edad, y tienen sólo una misión: ayudar a los migrantes.
Son los Tucson Samaritans, un grupo de voluntarios estadounidenses que proporcionan agua, alimentos, ropa y primeros auxilios a los migrantes que cruzan la frontera por el sur de Arizona.
Todos los días viajan por horas para dejar alimentos a los migrantes que cruzan desde Sonora el muro divisorio en Sásabe, Arizona, sin ningún otro motivo que el sólo hecho de ayudar a los migrantes.
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EL UNIVERSAL acompañó a esta organización para ser testigo de la forma en que todos los días los voluntarios proporcionan un vaso caliente de chocolate, galletas y agua a los migrantes que por estos días sufren por las bajas temperaturas de hasta cero grados.
Judy Bourg, una de las principales impulsoras de este grupo, se levanta todos los días a las 2:00 de la mañana como otros integrantes de Tucson Samaritans, para salir de Tucson y dirigirse a la zona fronteriza de Sásabe, en donde tienen un pequeño campamento.
En una camioneta, Bourg, quien es una monja perteneciente a la orden de las Hermanas Educadoras de Nuestra Señora de Notre Dame, traslada botellas de agua, barras de cereales, sopas instantáneas, galletas, pero también guantes, gorros y calcetines que puedan proteger a los migrantes en su travesía por el desierto. “Todos los días venimos a dejarles comida a los migrantes que llegan a este punto. Les damos comida, ropa, agua, pues sabemos que las condiciones son muy difíciles en su travesía. Ellos muchas veces llegan deshidratados, muy mal, y aquí les damos líquidos suficientes”, explica.
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“A nosotros lo único que nos importa es ayudar a los más necesitados y estos son los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos”, recalca.
La religiosa relata que desde hace 25 años se inició este proyecto de ayuda a migrantes, en el que los voluntarios han visto desfilar a extranjeros prácticamente de todo el mundo.
Explica que al llegar a la zona del muro comienzan poco a poco a entregar alimentos y ropa a los grupos de migrantes que esperan ser detenidos por la Patrulla Fonteriza (Border Patrol) para solicitar asilo o aquellos que buscan sortear el inclemente desierto y a los agentes migratorios.
Al llegar a su campamento —en donde destaca un cartel con dibujos de una gota de agua, manzana y una Cruz Roja en señal de que es un lugar de ayuda— prenden una fogata para aquellos migrantes que llegan al pequeño refugio.
En este espacio, los voluntarios han dejado contenedores con agua para que los migrantes que lo necesiten los tomen en caso de que ellos no estén.
Como muestra de las bajas temperaturas que se registran por estos días en Sásabe, la gotera de la llave de un contenedor formó una estalactita de hielo.
“Han llegado más migrantes”
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, quien ha comenzado a promulgar medidas para impedir la llegada de migrantes a este país, Judy Bourg comenta que ha observado un incremento en el arribo de extranjeros.
“Sí, sin duda han llegado más migrantes”, comenta la mujer.
En medio de la entrevista con El Gran Diario de México, de forma sorpresiva un par de migrantes del lado mexicano se acercan para solicitar alimentos.
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De inmediato y con una sonrisa en el rostro, los cinco voluntarios de Tucson Samaritans comienzan a entregar barras de cereales y un galón de agua, así como guantes y calcetas.
“¿Vienen más personas con ustedes?”, pregunta John, otro de los voluntarios.
“Hay dos más allá arriba”, dice uno de los migrantes señalando a los montes del lado mexicano en donde varios se encuentran escondidos en espera de encontrar el momento justo para cruzar el límite y correr para no ser detenidos por la Patrulla Fronteriza.
Los dos migrantes con los víveres se alejan, mientras las caras de los voluntarios muestran una gran sonrisa de satisfacción por haberlos ayudado.
Tras esto, los voluntarios de Tucson Samaritans se retiran del campamento para regresar mañana temprano y continuar su labor de ayuda a todos los migrantes necesitados.