justiciaysociedad@eluniversal.com.mx

Las mujeres mexicanas que experimentan violencia en la edad adulta pueden estar en mayor riesgo de sufrir un ataque cardiaco y accidente cerebrovascular, reveló el estudio Exposure to Violence and Carotid Artery Intima-Media Thickness in Mexican Women”, realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

De un total de 634 maestras, con un promedio de edad de 50 años, libres de enfermedad, casi 40% admitió haber sido víctima de asalto, maltrato físico o violación en algún momento de su vida, o haber atestiguado actos violentos cometidos en contra de otros. La prevalencia de violencia sexual fue de 7.1%; y la de violencia física de 23.5% (7.7% reportaron violencia sexual y física).

La exposición a la violencia física se produjo con mayor frecuencia fuera del hogar cometida por un extraño 13.1%, aunque cerca de 9% de las mujeres denunciaron violencia física en el hogar cometida por un familiar, y 1.7% reportó incidentes violentos por parte de un extraño y un miembro de la familia.

De acuerdo con este estudio, el estrés aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, a través del sistema nervioso autónomo, además de intensificar la actividad de la médula ósea, conduciendo a un aumento de la inflamación arterial. Todos estos mecanismos pueden contribuir a la disfunción endotelial y promover la aterosclerosis y sucesos de enfermedades cardiovasculares.

A través de la medición del grosor de la arteria carótida (arteria principal en cada lado del cuello que lleva la sangre al cerebro), mediante imágenes de ultrasonido, el equipo de investigadores evaluó la asociación entre la exposición a la violencia y la enfermedad cardiovascular en las mujeres.

Los resultados del ultrasonido, las mujeres expuestas a la violencia mostraron en promedio un mayor riesgo de estrechamiento de las arterias carótidas, lo cual puede incrementar el riesgo de un ataque al corazón o un derrame cerebral.

En comparación con las mujeres que no reportaron violencia, las que sí estuvieron expuestas mostraron mayor propensión a la separación o divorcio, ser posmenopáusicas y fumadoras. La prevalencia de hipercolesterolemia y obesidad fue mayor en las mujeres que reportaron violencia en comparación con aquellas que no.

El estudio mostró una mayor prevalencia de comportamientos no saludables como consumo de tabaco y obesidad en las mujeres que sufrieron exposición a la violencia, en comparación con las no expuestas. Estos comportamientos poco saludables podrían revelar otro mecanismo potencial que vincula la exposición a la violencia con la salud cardiovascular.

El ultrasonido mostró que las mujeres expuestas a la violencia presentaron en promedio un mayor riesgo de estrechamiento de las arterias carótidas, lo cual puede incrementar el riesgo de un ataque al corazón o un derrame cerebral.

Los especialistas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) advirtieron que estudios previos han evaluado el impacto de la exposición a la violencia en el riesgo cardiovascular, pero se han centrado en la violencia doméstica sin ocuparse de la que se experimenta fuera del hogar como en el caso de los asaltos en transporte público o a mano armada.

Argumentan que el impacto de la violencia en la salud cardiovascular permitirá conocer los factores de riesgo adicionales para las enfermedades cardiovasculares, y de esta manera proponer políticas públicas que prevengan este tipo de situaciones contra grupos vulnerables como lo son mujeres y menores de edad.

El trabajo realizado por especialistas concluye que la violencia es un problema de salud pública en el país, puesto que al menos 13% de las mujeres evaluadas dijeron que experimentaron violencia antes de los 16 años de edad. Además de las cardiopatías, el estudio menciona que la violencia contra las mujeres les puede provocar depresión, estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad, insomnio y alimentarios, e incluso de intento de suicidio.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses