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Gerardo recibe 30 pesos como pago por formarse en una gasolinera con dos garrafones de 20 litros para llenarlos de combustible. No importa si son 10 minutos o tres horas, la paga es la misma: “Ahí tengo que esperar, luego regreso con mi amigo y me paga”.
Con un recipiente en cada mano, el hombre que viste pantalón de mezclilla y playera color azul cruza Eje Central y camina hasta la calzada de la Ronda, no hay mucha gente formada, eso lo anima porque así cuando la pipa de Pemex llegue a abastecer lo atenderán rápido.
Aunque el desabasto de gasolina no lo ha afectado de manera directa, espera que se solucione pronto, “deben arreglar esto porque nunca había pasado y es un relajo”, tampoco sabe si la sugerencia de la jefa del Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, para cargar combustible de manera escalonada sea buena, “quien sabe, yo no tengo coche, pero mi amigo me manda a cargar por él, luego regreso ya con los garrafones, me espero y me da mis 30 pesos”.
En la fila de los contenedores están los de Héctor Martínez, vecino de Tlatelolco: “Traje dos botes de 10 litros, compraré 20 para uso personal, se los echaré a mi auto”, dice mientras un trabajador de la gasolinera le pide que sólo deje sus garrafones y suba a la banqueta porque la pipa comenzará el abastecimiento en la estación.
El joven de 24 años señala que no ha “sufrido” por el desabasto de combustible, “en esta gasolinería siempre ha habido y las colas avanzan muy rápido”.