Los fenómenos naturales no han doblegado a la población sino que la ha fortalecido, al dar muestras de solidaridad, que es la esencia del pueblo mexicano , afirmó el cardenal Norberto Rivera Carrera.
Al pronunciar su homilía por el 41 aniversario de la actual Basílica de Guadalupe , el prelado se refirió a los sismos del 7 y 19 de septiembre que dejaron afectaciones en varios estado del país, comentó que pese a los daños la población mexicana se unió para la atención y rescate de los damnificados con el objetivo de la recuperación del país.
“Hoy, todavía estamos con heridas abiertas por los fenómenos naturales que han golpeado a nuestro pueblo, a todos los que formamos parte de esta familia de Dios; pero esto no nos ha doblegado, al contrario, nos ha fortalecido grandemente para lograr hacer una realidad la edificación de esta familia de Dios, esta “casita sagrada”, de este Templo, que tanto quiere la Virgen de Guadalupe”.
Dijo que los terremotos sacaron lo mejor de la población, en especial de los jóvenes, quienes participaron en las labores de rescate para buscar a sobrevivientes entre los escombros, y apoyar a las víctimas de estos movimientos telúricos.
“Los terremotos nos movieron y sacaron lo mejor de nosotros mismos, una fuerza enorme de la que todos fuimos testigos, una gran solidaridad, una gran actitud que surgió del alma y de la esencia de este pueblo, especialmente los jóvenes, a favor de los hermanos damnificados, un gran amor que se manifestó de manera fundamental en el rescate de tantas víctimas; y ahora mismo, seguimos siendo testigos de la constante recuperación y reedificación de este pueblo, con la ayuda de todos. Y esto lo vimos y lo vivimos en nuestro amado país”, dijo.
El cardenal resaltó la solidaridad que los mexicanos expresaron en estos momentos tan difíciles, al salir de sus casas a ofrecer comida para los rescatistas y las víctimas, así como de aquellas manos que “jalaron lazos para encontrar sobrevivientes”. Comentó que todas estas acciones han despertado la esperanza entre la población.
“Han surgido flores y cantos de jóvenes que no sólo alimentan con comida, sino que alimentan con la esperanza de un futuro con alegría. Han nacido flores de Dios en las manos que jalan los lazos de vida para sacar sobrevivientes. Han crecido flores de Dios al arriesgar la propia vida para que otro ser humano continúe con ella. Han surgido flores divinas que los jóvenes han hecho crecer con su enorme fe y su inquebrantable voluntad de ayudar”, expresó.
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