nacion@eluniversal.com.mx
Periodos muy largos de espera para obtener una cita, falta de higiene, menos material y personal médico, son algunas de las deficiencias que pacientes de institutos nacionales de salud viven en recientes visitas.
Elizabeth Nandayapa viaja desde Chiapas a la Ciudad de México para acudir al Instituto Nacional de Cancerología (INCan) y atenderse un sarcoma en el pie izquierdo.
Ella relató que los médicos laboran con un ánimo de angustia dentro del nosocomio: “Los doctores están muy preocupados, porque comentan que hay menos recursos y no saben qué va a pasar con la gente que no tiene dinero para sus tratamientos”.
La joven aseguró que desde el año pasado se atiende en el INCan; sin embargo, en estos últimos meses se han tardado hasta seis semanas en darle una consulta médica.
Para poder asistir al INCan, Elizabeth debe dejar encargados a sus dos hijos y gastar en transportes y comida. Ahora vive con el temor de que no continúe la ayuda.
Rubén Méndez González, paciente del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, destacó que la atención médica del lugar es buena, pero criticó la carencia de materiales.
“Desgraciadamente hay crisis de muchas cosas y los gobiernos no le dan recursos a los hospitales para que nos traten mejor. La atención es buena, pero no hay equipo”, indicó.
Señaló que uno de los aspectos más preocupantes es la higiene de algunas zonas del instituto, pues estas condiciones podrían tener repercusiones en la salud de las personas.
En un recorrido hecho por EL UNIVERSAL a la zona de hospitales de Tlalpan, se encontró molestia en algunos de los pacientes del Hospital General Manuel Gea González, quienes consideraron que el tiempo de espera para la consulta es largo, porque el personal no se da abasto.
Esta situación fue criticada por José Luis Sánchez Velázquez, quien se atiende en el Instituto Nacional de Cardiología luego de sufrir un infarto: “Sería muy triste que recortaran el presupuesto, porque en cuanto a calidad es un excelente servicio. A nosotros nos ha ayudado mucho, porque no tenemos los recursos económicos para obtener una atención así”, comenta.
Quienes más reprueban la política de austeridad promovida por la nueva administración federal son las personas que llegan de otras entidades a la capital.
Por ejemplo, Rosa María Ruiz vive en Morelos, pero se traslada al Instituto de Cardiología para atender la hipertensión pulmonar congénita que padece Karen, su hija, ya que, dijo, los dos hospitales del Seguro Popular de ese estado están en malas condiciones.