La diputada Martha Lizeth Noriega Galaz (Morena) integrante de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos Naturales , sostuvo que la contaminación ambiental, y en particular la atmosférica , es un grave problema que afecta la salud y vida diaria de la población, y en México se producen más de 40 mil muertes anuales atribuibles a la contaminación atmosférica .

Dicha cifra, dijo, se encuentra determinada en función del elevado número de ciudades en el país con preocupantes índices de contaminación, con consecuencias devastadoras para el ambiente y, por lo tanto, para sus habitantes.

La legisladora afirmó que son diversas las fuentes emisoras de contaminantes atmosféricos, que contribuyen de forma regular a los altos índices; entre estas causas, destaca el sector transporte.

Ante ello, dijo, resulta necesario establecer políticas que salvaguarden la salud e integridad de millones de personas asentadas en zonas urbanas. Consideró que corresponde al Poder Legislativo actuar en consecuencia. Asentar puntualmente en la ley en cuestión, -la cual regula la movilidad a nivel general en el país- que debe priorizarse el uso del transporte público eficiente, poco o nulo contaminante con el ambiente.

La iniciativa fue turnada a la Comisión de Desarrollo Metropolitano, Urbano, Ordenamiento Territorial y Movilidad, con opinión de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos Naturales.

Por ello, consideró que se requiere atender el problema de la contaminación atmosférica, con un enfoque al transporte. Planteó reformar los artículos 4, 71 y 73 de la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, a fin de que se priorice el uso del transporte público eficiente, con baja o nula contaminación ambiental.

Mencionó que de acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, en la Zona Metropolitana del Valle de México “las fuentes móviles representan el 82.4% de los Óxidos de Nitrógeno (NOx) emitidos; mientras que en Guadalajara, son el 99.5% de CO emitido.

Subrayó que el que el transporte público deficiente y altamente contaminante, no se circunscribe a esta o a otras entidades federativas en particular, sino que se encuentra presente en los centros urbanos del resto de estados del país.

Refirió que, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire, los camiones urbanos son el medio de transporte que, cualitativamente, más contaminan al ambiente, ya que por lo general utilizan unidades con tecnologías por demás deficientes e incluso obsoletas.

La diputada precisó que la Ciudad de México cuenta con una concentración de partículas en suspensión (PM2.5) 2.2 veces mayor al nivel seguro determinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Mientras, hay ciudades como Monterrey, Nuevo León, con concentraciones de partículas contaminantes hasta 3.6 veces mayor al límite seguro.

También, agregó, está el caso de Mexicali, Baja California, la cual es la ciudad con peor calidad del aire en el país, en la que la concentración de materia particulada es 4.4 veces mayor al límite de seguridad para la población, lo que implica que sus habitantes estén expuestos a cantidades tóxicas de contaminantes atmosféricos todos los días, lo que repercute directamente en su calidad de vida.

Noriega Galaz recordó que nuestro país cuenta con una población urbana de alrededor del 80 por ciento, lo que implica que la gran mayoría de los mexicanos, padecen los efectos nocivos de dicha contaminación. La tendencia histórica, tanto en el país como en el resto del mundo, ha sido el aumento constante del porcentaje de la población urbana.

Resaltó que la exposición prolongada a sustancias como el ozono troposférico (O3), el dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2), benzopireno (BaP) y partículas en suspensión o materia particulada (PM2.5), provocan severos daños a la salud humana, como enfermedades respiratorias, daños cardiovasculares, fatiga, dolor de cabeza, ansiedad, irritación de ojos y mucosas, daños en el aparato reproductor, en hígado, bazo, sangre, así como en el sistema nervioso, entre muchos otros padecimientos, como lo han constatado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC), integrada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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