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En marzo de 2015, Karina Careaga se presentó a una entrevista de trabajo; trató de contestar un examen de diagnóstico , pero no pudo escribir más que su nombre, creyó que era estrés, recién había renunciado a otros empleos p orque no podía resolver problemas contables .
La razón se aclaró en 2017, cuando médicos del Hospital Juárez de México (HJM) le dijeron que en su cerebro se albergaba un tumor “gigante” que ocupaba la cuarta parte de su cráneo.
Para salvar la vida de la mujer de 39 años, especialistas del Servicio de Neurocirugía de dicha unidad médica, encabezados por el neurocirujano Arturo Ayala Arcipreste extirparon el tumor apoyados de un procedimiento conocido como Recersión tumoral con aspiración ultrasónica y doppler transoperatorio para evitar afectar áreas vitales de su cerebro.
Con este método, se localiza la posición exacta del tumor, como si se guiara por GPS, y a través del ultrasonido se logró fragmentar y deshacerlo. Después se aspiraron los residuos, sin tocar el tejido cerebral normal, explicó Ayala Arcipreste en conferencia de prensa.
Fuertes dolores de cabeza, convulsiones, disminución de su capacidad de concentración y drásticos trastornos en su conducta, sumados a una convulsión, fueron los síntomas que alarmaron a la contadora de profesión para ir al médico y enterarse que tenía un tumor cerebral de 8 centímetros de largo, por siete de ancho y seis de espesor, que se parecía a una naranja.
Al llegar al Hospital Juárez, el neurocirujano Ayala Arcipreste le comentó que había llegado a tiempo para que le removieran el tumor y así evitar que padeciera hemiplejia, que es la parálisis de un lado del cuerpo, o alteraciones en sus facultades mentales, incluso, podría morir.
En México, los meningiomas, son la segunda causa de tumores en la cabeza, de acuerdo al Sistema Nacional de Estadística en Salud, de 2005 a 2013 se reportaron 9 mil tumores meníngeos, de larga evolución, que resultan incapacitantes. Estos afectan principalmente a las mujeres en una edad productiva, no se saben las causas que lo provocan, aunque se cree que puede ser de orden genético o hereditario.
Antes de entrar a quirófano, Karina Careaga , se asustó porque no sabía si saldría con vida, pero una vez en la plancha de operaciones, y tras recibir las instrucciones de los anestesiólogos se sintió segura, “la cirugía sería exitosa”.
Siete horas permanecieron los médicos en la sala de operaciones para retirar la neoplasia intracraneal, el reto más importante fue realizar el procedimiento sin afectar la funcionalidad del cerebro. El especialista detalló que este tipo de tumores crecen sin que los pacientes se den cuenta, se acomoda en el cerebro hasta que ya no encuentra más espacio para expandirse.
Al término de la intervención, una resonancia magnética permitió constatar que no quedaran residuos del tumor y confirmar que la cirugía había sido un éxito, lo que permitió que 96 horas después regresara a casa con su familia.
Una vez en su hogar, la mamá de Karina le ayudó a recordar donde estaba, y quienes eran ellos, le ponían canciones que le cantaban de niña y su memoria se reactivó.