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Un año duró el viacrucis de Yesenia, el ir y venir de hospital en hospital en busca de una respuesta para mejorar su salud.
Los sollozos no tardan en aparecer cuando Lupita, su madre, recuerda cómo inició la agonía de su hija. En un esfuerzo, trae a su memoria el día en que todo comenzó: 27 de marzo de 2015, cuando Yesenia, quien apenas había cumplido 18 años, dio a luz a una niña.
En esa ocasión Yesenia permaneció hospitalizada tres días, le practicaron una cesárea; aunque presentaba una infección en las vías urinarias, los médicos del Hospital de la Mujer de Ciudad Juárez, en Chihuahua la dieron de alta.
Había transcurrido una semana desde su alumbramiento cuando la joven de 18 años regresó al hospital, debido a que la fiebre y los dolores provocados por la infección no cedían; momentos previos para partir, Yesenia defecó sin darse cuenta, evacuó por la vagina.
“Cuando me di cuenta de que había defecado por la vagina, inmediatamente la traje al hospital. Yesi estaba súper apenada, entre los dolores y eso, ya no sabía qué hacer. No entendíamos por qué había pasado eso”, recuerda.
Con un dejo de indignación en su voz, Lupita recuerda que pese a los síntomas que presentaba, atendieron a su hija dos horas después de su llegada. Una vez que la internaron nuevamente le suministraron antibióticos para controlar la infección; sin embargo, ésta no cedía.
“Ella se retorcía del dolor y sudaba de la pura fiebre, los doctores no hacían nada, sólo le daban el antibiótico, según le iban a hacer una limpieza”, narra.
Después ingresaron a Yesi, como su mamá le dice de cariño, al quirófano para realizarle la limpieza, puesto que al momento de evacuar, la materia fecal contaminó las paredes vaginales, lo cual contribuía a que la infección no cediera.
Al transcurrir un par de horas, el ginecólogo que atendió a Yesi cuando dio a luz, de quien prefirió no dar su nombre, se le acercó a Lupita y le comentó lo que habían hecho con su hija: “Me dijo que cuando le hicieron la cesárea le cortaron de más, le hicieron un corte innecesario y que de alguna manera que no entendí, le conectaron el ano con la vagina, es lo que le entendía los médicos.
“Por más que les decía que por favor me explicaran, no lo hacían y hasta me trataban mal. Según que por eso la infección era muy fuerte, porque estaba defecando por la vagina”, detalla.
Una vez que le realizaron la limpieza a Yesenia, la siguieron tratando con antibióticos, pero su madre trató de buscar más opciones, así que pidió el alta de su hija para poder trasladarla a otra clínica y encontrar una segunda opinión.
Lupita llevó a Yesi al Centro Médico de Especialidades en Chihuahua, una clínica particular en la que le controlaron la infección y le explicaron que debían practicarle a la joven una colostomía para sacar un extremo del intestino grueso a través de un estoma (una abertura) hecho en la pared abdominal. Las heces que se movilizan a través del intestino salen por el estoma, hasta la bolsa adherida al abdomen.
Este procedimiento tenía un costo de 160 mil pesos: “Yo no tenía esa cantidad de dinero, ¡cómo la iba a pagar!, así que me fui a buscar otro hospital y logré que la aceptaran en el Hospital de Especialidades Salvador Zubirán”.
Una vez en esa institución de la capital de Chihuahua, los médicos le explicaron que debían someter a su hija a una cirugía para reconstruirle el ano y la vagina.
El procedimiento quirúrgico se realizó, pero cuando la operaron, los médicos no contaban con una grapadora para suturar los tejidos.
“Me dijeron que tenía que conseguirla, pero costaba entre 14 mil y 21 mil pesos, entonces busqué hospitales que la pudieran prestar; sin embargo, en ese tiempo en lo que conseguía la grapadora a mi hija la dejaron con la panza abierta, desde abajo del ombligo hasta el inicio de su vagina”, recuerda entre lágrimas.
La herida de la cirugía le generó a Yesenia una hemorragia y dificultad para respirar, falleció el 14 de marzo de 2016.
Hasta la fecha, ningún médico ha sido sancionado ni retirado de su puesto por estos hechos. Debido al ir y venir de hospitales, Lupita perdió su trabajo en una fábrica de Ciudad Juárez; actualmente está desempleada, con dos niñas que mantener: su hija, de 11 años, y Cristel —la bebé de Yesenia—, de apenas un año, quien a pesar de todo, logró sobrevivir.
“Me han ofrecido 200 mil pesos del Hospital de la Mujer en Ciudad Juárez, pero eso no me va a regresar a mi hija, la vida de mi Yesi no tiene precio”, expresa Lupita entre sollozos.