Se conoce como espina bífida al defecto congénito que ocasiona que no haya un cierre completo de la columna vertebral en un feto. Se presenta durante el primer trimestre del embarazo y, aunque sus causas son multifactoriales, en México la mayoría de los casos está relacionado con la falta de ácido fólico en la mujer embarazada.
El tubo neural es un canal que se cierra para permitir la formación del sistema nervioso central del futuro bebé. Cuando no se presenta, la médula ósea queda totalmente desprotegida.
Esta situación produce graves daños en el neonato porque afecta al sistema nervioso central, el aparato locomotor y el sistema genitourinario.
Se recomienda a las mujeres en edad fértil consumir ácido fólico para prevenir malformaciones congénitas como espina bífida porque, al ser una vitamina hidrosoluble, el cuerpo sólo absorbe lo que necesita y el resto lo desecha por la orina.
Los grados de lesión
de médula espinal se dividen en:
Oculta
, la cual se caracteriza por un pequeño defecto en la formación de una vértebra y casi nunca compromete a la médula ni nervios espinales, por lo que pasa desapercibida al no producir síntomas ni lesiones.
Meningocele:
en este caso se presenta un saco que contiene membranas de la capa protectora de la médula espinal (meninges), éste asoma por una apertura de la columna vertebral.
Mielomeningocele:
el saco contiene tejido, líquido cerebroespinal parte de los nervios y de la médula, lo que indica que ésta última no se desarrolló adecuadamente y, en consecuencia, ocasiona parálisis.
El tratamiento de esta afección es quirúrgico cuando se trata de meningocele y mielomeningocele, porque a través del procedimiento se reconstruye el plano anatómico del defecto, pero no se corrigen los daños neurológicos por lo que estos niños presentan de por vida alteraciones motoras que requieren rehabilitación y cuidados especiales.
msl