Con filas de entre 30 y 40 minutos para conseguir alimento, baños sucios y gente descansando en el pasto, concluyó la segunda jornada de la caravana migrante en la Ciudad de México. En el albergue instalado en el estadio Jesús Martínez “Palillo” pernoctarán 4 mil personas, según los cálculos del gobierno de la Ciudad de México.
Ramón se pasea con una bolsa donde carga lo que le quedó de la cena: una pequeña manzana, un botellín de agua de 250 mililitros, y una barra de chocolate.
Es lo mismo que comió en la tarde puesto que cuando llegó a formarse a la fila del comedor, ya no alcanzó comida. De acuerdo con trabajadores de esta área, se está preparando un plan de contingencia puesto que los alimentos empiezan a escasear: por la mañana sirvieron alrededor de 4 mil raciones, por la tarde 4 mil 500 y por la noche 5 mil.
“Por la tarde estuve formado 30 minutos, ahorita menos porque la fila avanzaba rápido. A muchos todavía alcanzaron pollo y arroz con refresco, a mí me tocó sandwich de jamón con queso”, dijo.
La situación comenzó a presentarse desde la mañana cuando algunos migrantes del campamento abandonaron sus instalaciones para pedir dinero a la salida del metro y poder comprar alimento en los locales ubicados en los alrededores del albergue.
De acuerdo con lo que dijo la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Rodríguez, hay capacidad para atender a 5 mil personas diariamente, durante el tiempo que sea necesario. Para mañana se espera la llegada de mil 500 personas más, con lo que se daría un total de 5 mil 500 personas.
Hasta el momento, se han instalado 6 carpas de entre 20 por 20 metros y 20 por 50. En el transcurso de la noche se instalarán otras seis porque las que están han resultado insuficientes. Además se techará la zona de las gradas para que la gente descanse. Se han repartido 7 mil colchonetas pero sigue habiendo gente que tiene que dormir sobre plásticos, cobijas y cajas de cartón.
"Estamos instalando más carpas para que la gente no duerma a la intemperie", dijo la funcionaria.
También se tuvo que reportar la situación de los baños, dijo la presidenta del organismo defensor. Estos estaban sucios y no se les había hecho limpieza. El aroma de orina y excrementos se percibe a una distancia de casi 10 metros de las 60 casetas sanitarias instaladas frente a las canchas de fútbol rápido.
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