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Juan Manuel Nava Valdez, de 77 años, nunca pensó que sería extorsionado, amenazado y golpeado por su hermano menor, de 70 años, a quien ayudó a salir adelante y protegió desde pequeño, todo por el departamento en el que lo dejó vivir junto con sus hijos sin pagar nada.
Con el dinero, fruto de su trabajo, Juan Manuel compró varios departamentos de un edificio de la Ciudad de México, uno de ellos se lo prestó hace más de 20 años a su hermano para que viviera con su familia.
Tras el sismo del 19 de septiembre del año pasado, Juan entró al departamento que tenía su hermano para revisar si había sufrido daños, sólo para darse cuenta que lo mantenía en completo descuido. “Eso me hizo llegar a un límite y acudí a mediación del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México” para arreglar la situación.
En ese momento su hermano le dijo que si quería que se saliera del departamento debía darle una cantidad de dinero, al no haber respuesta de Juan, comenzaron las amenazas, hasta que después le mencionó que él y su familia no se irían.
La tensión fue en aumento. La tarde del 24 de diciembre Juan estaba en el estacionamiento revisando algunos de los preparativos de la cena de Navidad, entonces, su sobrina con un martillo y su hermano a puño limpio, lo golpearon.
Entonces fue cuando se comunicó a México Unido Contra la Delincuencia, en donde lo apoyaron sicológicamente y lo asesoraron para proceder penalmente contra ellos, por extorsión y violencia familiar.
En el juicio civil se emitió un fallo en el que se les ordenó que desalojaran y pagaran una cantidad determinada por el tiempo que vivieron en el lugar; sin embargo, su hermano y sus hijos huyeron, “ahora está vacío el departamento, acumularon la basura de 20 años”, dice con coraje Juan. “No tengo interés en perjudicarlo, más bien el interés que tengo es que aprenda”.
Para Juan, “el perdón es parte fundamental de la conciliación entre los ciudadanos”, pero indica que él no tendría injerencia en el proceso contra su hermano.