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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Regina de Ovando tiene 30 años y, al igual que 2 millones de mexicanos, vive con Trastorno Afectivo Bipolar, una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la sexta causa de discapacidad a nivel mundial y que padece entre 1% y 2% de la población.
De Ovando es cantante, intérprete y compositora. Su más reciente creación, Superman, expone las vicisitudes de vivir con este trastorno: sentirte capaz de volar, a pesar de que físicamente es imposible.
Es incorrecto, explica en entrevista, referirse a las pacientes como ella como “bipolares”, puesto que se trata de un padecimiento que puede tener cualquier persona, como la diabetes. El problema, dice, es que en México las enfermedades mentales se miran y construyen socialmente desde el estigma, lo que impide que muchas personas acudan con un especialista.
“Está muy estigmatizado hoy en día. Lo estamos tratando de combatir porque es como si uno tuviera diabetes. Es un desequilibrio emocional y mental por falta de químicos en el cerebro. Te da verborrea, te vuelves compradora compulsiva; a nivel sexual se te detona esa necesidad, no tienes filtro al hablar, dices lo que piensas sin pensar en las consecuencias de tus actos. Te da mucha ansiedad y en las venas sientes como un cosquilleo. Es muy peligroso, he tenido experiencias de que vas y hablas con cualquier extraño”, comenta.
Lo que Regina describe es la fase maniaca de una enfermedad mental que se caracteriza por tres etapas cíclicas que una persona puede vivir en diferentes momentos: depresión, manía y eutimia, un ánimo normal.
Esta enfermedad se manifiesta de acuerdo con las características de cada persona, pero las diferentes fases puede durar varias semanas. Aunque en ocasiones se pueden presentar episodios en los que se combinan la tristeza, angustia e irritabilidad del síndrome depresivo, con la impulsividad de una persona que se encuentra en una fase maniaca.
“La hipomanía es un estado maniaco sin llegar a la sicosis, que quiere decir que tienes alucinaciones y pierdes totalmente el control: te da por comprar un coche sin tener el dinero para comprarlo, pero dentro de la sociedad eres funcional. Cuando entras en un estado maniaco la funcionalidad se acaba totalmente”, señaló.
Durante la presentación del medicamento Valprosid, de la firma médica, explicó que lo que caracteriza al trastorno bipolar es una fluctuación entre la depresión y la manía: un paciente puede estar con periodos depresivos graves y después con periodos maniacos.
“Es una enfermedad muy difícil, sobre todo si no está diagnosticada. El paciente puede ser totalmente normal, siempre y cuando tome sus medicamentos y esté con tratamiento siquiátrico. Lo ideal es que si te sientes depresivo o con un trastorno maniaco, por ejemplo que sufras alucinaciones, debes ir con un siquiatra porque se puede confundir con enfermedades como la esquizofrenia, o puede ser que sólo tengas un estado depresivo o ansiedad”, dijo.
Perseguir metas. A lo largo de 12 años de tratamiento, Regina ha aprendido que como paciente de trastorno afectivo bipolar no puede consumir drogas ni alcohol; debe mantener una alimentación sana y rutinas de ejercicio. Es necesario, dice, que los pacientes intenten llevar su vida de manera normal, como cualquier otra persona y que se animen a estudiar una carrera y tener una profesión.
Seguir su tratamiento médico y acudir a terapias y seguimiento con su siquiatra es fundamental. De esta forma ella ha podido llevar su vida como cualquier persona e incluso iniciar una licenciatura en Comunicación, la cual no terminó, y después concluir su carrera en Composición Musical en Los Angeles College of Music (Universidad de Música de Los Ángeles), en Pasadena, California.
“Es muy importante tener una educación mental y una carrera profesional. No por el hecho de tener un padecimiento no eres una persona capaz de cumplir un sueño o realizar algo que te propones. Al contrario, cualquier persona es capaz de hacerlo”, dice.
“La gente lo estigmatiza totalmente. No es correcto, porque es lo mismo que te falte azúcar en la sangre, sólo que se genera un desequilibrio mental, nada más que la gente se llega a asustar porque no sabe cómo manejar a un paciente”, dice.