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Para salir de un apuro, irse de vacaciones o pagar la cena de Año Nuevo, las casas de empeño se han convertido en la opción de los mexicanos que se encuentran en la encrucijada de cubrir los gastos que se generan en esta temporada e iniciar 2018 con el pie derecho. Las joyas, principalmente las de oro, son las prendas más empeñada y 65% de los préstamos que se otorgan son de mil 600 pesos, según un estudio realizado por la Universidad Iberoamericana.
Francisca Estrada, de 64 años, es una de los 13 millones de mexicanos que, cada año hacen uso de este tipo de servicios financieros, según datos del estudio Las casas de empeño en México, que elaboró el investigador Pablo Cotler Ávalos.
Las casas de empeño son la opción más importante de financiamiento para 13% de los mexicanos, principalmente para los que perciben salarios bajos, puesto que 65% de quienes recurren a esta opción tiene ingresos inferiores a 5 mil pesos mensuales. Como opciones de crédito, siguen los préstamos de familiares, amigos y proveedores.
La señora Estrada acudió al Monte de Piedad en esta temporada porque tuvo un trabajo y obtuvo dinero suficiente para recuperar tres joyas con las que pensaba iniciar el año: un anillo de elefante, otro con forma de mano y una esclava que su mamá le dejó antes de morir. No es la primera vez que esas alhajas van a dar al Montepío, con estas acumulan 30 papeletas de empeño.
Las tiene en un fólder amarillo que lleva con ella a todos lados, con la esperanza de que en algún momento su situación económica mejore y pueda recuperar las otras joyas que todavía tiene empeñadas y que le traen recuerdos de su madre.
“Estoy pasando por un momento muy difícil porque por falta de trabajo perdí cosas que mi madre me regaló. Mi mamá antes de fallecer le dijo a mis hermanas: ‘Lo poquito de joyas que tengo es para mi negra’. Así me decía”, cuenta.
“Nunca he podido recuperar todas las joyas de mi madre que están empeñadas, alguna vez las saqué, pero como no tenía dinero las volví a empeñar una por una. Me siento humillada y fracasada por no tener trabajo. Yo todavía estoy en condiciones de trabajar bien y salir adelante, pero si no hay empleo, ¿qué se le va a hacer?”, narra.
En su experiencia, las personas que empeñan sus pertenencias toman esta medida para no pedir prestado a sus familiares.
“En muchas ocasiones prefiere uno tomar lo de uno mismo para empeñarlo y no andar pidiendo. Muchas veces nada más va uno a contar su necesidad y no le prestan, y aquí la verdad es que nunca te dicen que no”, explica.
En estos lugares se puede dejar de todo: desde herramientas, electrodomésticos y teléfonos celulares, hasta anillos de compromiso y patines de hielo. En un recorrido por centros de préstamo en la Ciudad de México se observaron tabletas electrónicas, centros de lavado, joyería y alhajas, taladros, sierras eléctricas, computadoras portátiles, teléfonos inteligentes, consolas de videojuegos, relojes, pantallas de televisión y reproductores de DVD.
Usuarios dijeron a EL UNIVERSAL que prefieren negocios como Montepío Luz Saviñón o Fundación Dondé , porque los intereses que se cobran para dejar alhajas o posesiones personales son más bajos que en los de bancos o establecimientos dedicados a ofrecer préstamos con pocos requisitos.
Mary García Vázquez, de 57 años, planea iniciar el año con el pie derecho. Costurera de oficio, está cansada de trabajar para otros y de no encontrar mejores ofertas laborales, por lo cual planea empeñar su automóvil y con el dinero que reciba, poner su propio taller.
Una de las razones para solicitar un crédito es que para las personas que se desempeñan en el sector de comercio o servicios los ingresos son variables. Otra de las razones más comunes son las emergencias.