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“Lo quiero como esté. Espero tener un lugar al que ir a llorarle”, expresa Elizabeth Sánchez, una de las primeras buscadoras sudcalifornianas, fundadora del Colectivo Sin Ellos No A.C., puesto que su hijo, Manuel Salvador Isola Sánchez, desapareció hace casi dos años.

No supo nada más de él desde el 6 de mayo de 2016, cuando habló por teléfono. Nunca lo volvería a ver. Un par de días después, vecinos de Manuel le contaron que lo habían “levantado”. Ahí empezó su calvario. Presentó la denuncia ante la procuraduría de la entidad; sin embargo, un año después tuvo acceso a la investigación y observó que sólo estaba su declaración.

“No la encontraban. La sacaron del archivo muerto. Nunca lo buscaron”.

La desaparición de su hijo le desgarró el alma. “Sólo las madres que lo hemos vivido comprendemos lo que significa”.

Describe a Manuel como un joven de 20 años, con un carácter alegre y de muchos amigos, sin antecedentes penales, pero con un problema de adicción, que atendieron en su momento; sin embargo, indica que meses antes de que desapareciera recayó.

Su novia estaba con él, con quien iniciaba la relación y de la que no sabían mucho, sólo que apenas había llegado a La Paz.

Dice no buscar culpables. Sólo salir de esa incertidumbre que cala. “Si estoy de pie, sólo Dios sabe por qué. Tengo muchas preguntas, sólo él sabe cuándo me responderá”.

En estos dos años, junto a Petra Muñoz, otra madre que busca a su hijo, Arturo Moreno, fundaron la agrupación que ha ido creciendo con familiares de 30 desaparecidos, quienes han “peinado” arroyos, brechas y terrenos baldíos.

“Salgo a campo con un objetivo, pero al mismo tiempo temo que si hallamos restos sean los suyos. Es muy difícil”.

Su pensamiento recurrente es “que ya me lo mataron”. Con todo, dice dar un voto de confianza con el cambio de mandos en la procuraduría, puesto que les aseguraron que las apoyarán.

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