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Nueva York.— Joaquín El Chapo Guzmán finalmente pudo mirar a los ojos a las siete mujeres y cinco hombres que, a partir del próximo martes, decidirán si es culpable o no de los once delitos relacionados con su presunto liderazgo del Cártel de Sinaloa, cargos por los que será juzgado en Estados Unidos.

Ayer terminó el proceso de selección del jurado popular en Nueva York, una selección larga que vivió episodios anecdóticos, como el fanático colombiano que quiso su autógrafo, el mexicano que mintió sobre su conocimiento del caso o varios que confesaron tener miedo e incluso ansiedad al pensar en él. Tras dos días y medio de entrevistas y deliberaciones, por fin se pudo tener en el estrado al grupo de 12 (y sus seis suplentes) que decidirá el futuro del capo, en un juicio que puede durar hasta cuatro meses.

El Chapo no mostró ningún tipo de reacción. Vestido de traje azul oscuro (como el lunes) y camisa azul celeste (como el martes), siguió los últimos compases de la selección como si nada, tratando de entender el procedimiento y tomando notas en un bloc.

Todos los miembros del jurado, a pesar de que todavía no se les tomó juramento, ya quedaron en manos de los alguaciles para asegurar su privacidad y seguridad, y se les ordenó que no hablaran del caso con nadie y evitaran informarse sobre él.

Entre los elegidos hay tres que hablan o tienen conocimientos de español; tres inmigrantes (de Polonia, Etiopía y un país sudasiático sin determinar); varios con familiares o conocidos en las fuerzas de seguridad y muchos con fuertes convicciones de que se debería flexibilizar la ley sobre drogas, especialmente sobre la marihuana.

Todos volverán el martes 13 de noviembre para el inicio formal del juicio, que empezará con las declaraciones iniciales y, quizá, la presentación de las primeras pruebas.

Hasta entonces, Joaquín El Chapo Guzmán estará en su minúscula celda de la cárcel de máxima seguridad de Manhattan.

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