Aun cuando existe una mayor conciencia de la población en torno a los sismos, para Arturo Iglesias Mendoza, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN), todavía hace falta una mayor educación entre todos los ciudadanos, no sólo en niños y jóvenes, sobre cómo actuar en caso de un movimiento telúrico.
“Hace falta, todavía, un esfuerzo importante casi como a nivel de usuario, porque yo no soy experto en la parte de protección civil, sino en la parte del fenómeno. Pero a nivel ciudadano, muchas veces no sabemos qué hacer en caso de una alerta, por ejemplo. Lo que se sabe es evacuar un edificio en caso de la alerta, pero hay lugares donde es imposible evacuar, como edificios de más de cinco pisos. No se puede evacuar, y entonces ahí es donde hace falta ese esfuerzo para saber cómo protegerse”, dice.
En el marco del 40 aniversario del sismo de 1985 de magnitud 8.1, el especialista del SSN, dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala a EL UNIVERSAL que no se puede concebir un México sin sismos, dado que las condiciones tectónicas nacionales no han cambiado en varios siglos.
Destaca que diariamente se registran en promedio 100 sismos, lo que representa unos 3 mil al mes y entre 35 y 40 mil fenómenos naturales de este tipo anualmente, aunque una gran mayoría de ellos son imperceptibles para la gente.
“En toda la zona de subducción de la placa de Cocos, debajo de la placa de Norteamérica, y también en la placa del Pacífico, en el noroeste del país, cerca de Baja California, hay mucha sismicidad”, explica.
El ingeniero en geofísica menciona que la costa de Guerrero es una de las zonas donde ocurren más sismos, junto con la de Oaxaca. Esta región es la que contiene la famosa brecha sísmica, una zona donde no ha ocurrido un sismo grande desde 1911, entre Acapulco y Zihuatanejo, y el cual podría causar graves daños a la Ciudad de México por su cercanía.
Lee también: 19 de septiembre: memoria, solidaridad y prevención
Externa que típicamente en la costa de Guerrero los sismos son de magnitud 7.6 y 8, como el del 19 de septiembre de 1985 con epicentro en las costas de Michoacán.
“Esas son las magnitudes típicas, No se puede precisar, en caso de ocurrir, de qué magnitud sería un sismo con epicentro en esa zona. Pero se sabe que la mayor parte de los movimientos telúricos que han ocurrido en los últimos siglos, tienen magnitudes de ese tamaño: 7.6, 7.7 y hasta 8”, agrega.
Iglesias Mendoza dice que al momento del sismo experimenta temor, pero a la vez emoción: “Me da mucho miedo y a la vez siento emoción, pues es mi trabajo. Pero claro, en el momento para mí un fenómeno muy impresionante, porque muy pocos fenómenos no son predecibles. Si uno está en un puerto y va a entrar un huracán, pues con cierta anticipación tiene una idea de cómo va a ser la intensidad del huracán. Y los sismos ocurren repentinamente”.
Lee también: 19-S: Congreso de CDMX realiza sesión solemne en conmemoración de sismos de 1985 y 2017
Con un doctorado en Sismología, expone que cuando ocurrió el sismo del 85, el Servicio Sismológico Nacional contaba con apenas 40 o 50 sensores de aceleración distribuidos en todo el país, que solamente miden temblores muy intensos.
“La red del Servicio Sismológico Nacional era muy pequeñita en ese momento, hubo momentos mejores, pero en ese momento era muy pequeña, había sólo quizá menos de 10 sensores que marcaban registros de velocidad, pero dada la magnitud del temblor de hace 40 años, se saturaron. Son registros que no tienen la misma utilidad cuando se supera un umbral”, comenta.
Señala que en la actualidad la red es mucho más grande. “Hoy en día, tenemos un poco más de 100 estaciones de banda ancha, que son estaciones de muy alta calidad, equipadas con todo tipo de sensores, y además hay otras redes que operan otras instituciones, la misma UNAM tiene una red muy importante del Instituto de Ingeniería con la cual compartimos datos; el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico, que también cuenta con una red importante y otras instituciones, como la Universidad de Colima y Protección Civil de Jalisco, tienen otras redes”.
Lee también: ¿Qué hacer si me toca un sismo en la parte alta de un edificio? Conoce la guía para salvaguardar tu vida
Comenta que en los próximos dos años el SSN ampliará su red de monitoreo, “fortaleciéndose en aquellas zonas donde se tiene menos cobertura. Sabemos que hay sismicidad que no registramos. Servirá para tener un mejor monitoreo”.
Externa además que se instalarán 40 estaciones de monitoreo de sismos, principalmente en la zona norte del país.
“El país es muy grande y en muchas ocasiones se piensa que no hay sismicidad en el noreste del país. Sin embargo, sí la hay tanto en el norte como en el noreste, tales son los casos de Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Nuevo León, etcétera. Sin embargo, son sismicidades de baja magnitud y no las podemos detectar de manera adecuada porque no tenemos instrumentos, de tal suerte que la estrategia es el reforzamiento de esa red. Muy particularmente en el norte, pero también en el sur, donde hacen falta más sensores”, refiere.
Enfatiza también que las autoridades de la UNAM han sido muy responsables con el financiamiento y con la atención hacia el Servicio Sismológico Nacional, convirtiendo al Sismológico como uno de los servicios muy importantes que ofrece la propia Universidad Nacional Autónoma de México a la sociedad.