“Era muy difícil subsistir” en Venezuela, afirma Ivette Silva, refugiada venezolana, originaria de Maracaibo, quien vive en México.
Recuerda que “no tenía previsto salir de mi país”, pero fue la “acción que tuve que tomar”.
Incluso teniendo un ingreso como sicóloga y aunque su esposo tenía un sueldo, al igual que su mamá, siendo profesora, “no nos alcanzaba para cubrir nuestras necesidades básicas. Era muy difícil subsistir”. Señala que aun para las “personas con (...) una profesión, es muy limitada la opción de salir adelante”.
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Ivette, quien cuenta con la tarjeta de residencia permanente en México, detalla que en Venezuela “con un sueldo con una persona relativamente bueno, te alcanza para un kilo de queso y un paquete de harina... Lo demás lo tienes que resolver haciendo trueques en Facebook”, y ejemplifica: “Te doy una blusa y me das un paquete de harina. No hay acceso al dinero en efectivo. Tienes limitado el monto que puedes sacar”. Ivette lamenta que un cierto grupo de personas se hayan acostumbrado a las “dádivas del gobierno”.
Sobre la situación en su país, también recuerda que “hay personas que se encargan de hacer fila en los supermercados. Hay productos regulados por el gobierno, la gente se encarga de hacer fila. Vender los lugares (...) Ellos lo que hacen es comprar el producto y venderlo a la población al cuádruple o quíntuple del precio”, lo cual lamenta porque “la naturaleza del venezolano es más altruista (...) pero de un tiempo para acá la situación ha cambiado. Se trata de subsistir”.
“Llegas viviendo un duelo”
Como refugiada en México, asegura que “ha tenido de todo”, porque “el migrar conlleva un peso, una carga, en el sentido emocional. Llegas viviendo un duelo, dejando muchas cosas importantes atrás. Con un proyecto de vida que se rompió en mil pedacitos”.
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No obstante, acá ha tenido la información a la mano y se sabe dichosa porque “afortunadamente llegué a México con trabajo (...) En el inicio de mi estadía en México (...) cuando llegué inicié mi proceso junto con la Comar”. Y si bien su experiencia en la República “ha sido muy positiva”, sólo pone un tache, ya que su “experiencia al dar a luz aquí no fue lo más grata”. También menciona que aquí se ha tenido que adaptar “a la cultura”.
Sobre los procesos para las personas migrantes, señala que en México no puede decir que es un pendiente, “pero para todo este tipo de procesos de migración... hay que tener un nivel de empatía demasiado alto”.