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Aplausos, sonrisas y apretones de mano, distantes, pero de manera institucional, marcaron el ambiente del segundo encuentro público entre el presidente Andrés Manuel López Obrador, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández, y el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel.
Se trató de la ceremonia por el 110 aniversario de la Marcha de la Lealtad para recordar la movilización que cadetes del Heroico Colegio Militar realizaran del Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional en 1913 para respaldar al presidente Francisco I. Madero en contra del golpe de Estado.
Este año, para conmemorar la Marcha de la Lealtad y los 200 años del Heroico Colegio Militar, el gobierno de la República hizo parte del recorrido del monumento ecuestre a Francisco I. Madero, en el Palacio de Bellas Artes de la Avenida Juárez y por el andador Madero, hasta llegar a la plancha del Zócalo capitalino.
Ayer, a las 10:30 horas, a unos metros de la estatua del Apóstol de la Democracia, llegó el Jetta blanco con el titular del Ejecutivo y su esposa Beatriz Gutiérrez Müller. El primer saludo de mano del Mandatario fue para Piña Hernández, quien respondió con una leve sonrisa.
Sin detener su pasó e intercambiar palabras, López Obrador saludó a Santiago Creel (PAN), a los titulares de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval; de Marina, José Rafael Ojeda, y al presidente del Senado, Alejandro Armenta (Morena).
De pie, los siete observaron una representación de los hechos del 9 de febrero de 1913 y la ruta que siguió el entonces presidente Madero para restablecer el orden constitucional hace más de un siglo.
Luego, el Presidente subió a un Humvee “cinco estrellas” acompañado por los titulares de la Defensa y Marina; detrás de ellos, en otro vehículo militar, lo siguieron Gutiérrez Müller, así como los representes de los Poderes Legislativo y Judicial.
Al llegar a la plancha del Zócalo los esperaban 2 mil 500 cadetes de las escuelas militares, mientras que en las gradas, como invitados especiales, vieron a mil niños de escuelas primarias y secundarias del Valle de México; además se instalaron dos pantallas gigantes para seguir el evento.
Por ello, cuando los niños vieron en las pantallas al Presidente gritaron como si se tratara de su deportista favorito.
Al arribar al estrado principal, frente a Palacio Nacional, la ministra saludó de mano y beso a la secretaria de Seguridad Rosa Icela Rodríguez, y del mismo modo al secretario de Gobernación Adán Augusto López.
Conforme al protocolo, la ministra rindió honores de pie al Presidente y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
Al presentar a los integrantes del presídium, la presidenta de la SCJN y el presidente de la Cámara de Diputados aplaudieron al titular del Ejecutivo, mientras que con la vista clavada en los contingentes de cadetes del Heroico Colegio Militar, Escuela del Aire y Escuela de Enfermería, el Presidente dedicó aplausos a los representantes del Poder Legislativo y Judicial.
Era tal la emoción de los menores que al escuchar el nombre de la Jefa de Gobierno Claudia Sheimbaum al unísono gritaron como si se tratara de una rockstar, mientras el Presidente y el secretario de la Defensa se voltearon a ver sonriendo. Al canciller Marcelo Ebrard y a Augusto López sólo les aplaudieron.
En la ceremonia el Presidente no volteó a ver a los representantes de los poderes, quienes estaban a la derecha del presídium, y al final se levantó de su asiento, alzó la mano e ingresó por la puerta de honor de Palacio Nacional, acompañado por los secretarios de Defensa y Marina.
Mientras tanto, la presidenta del Poder Judicial se despidió de mano y beso de los titulares de Gobernación y de Seguridad, y se fue caminando a la sede de la Corte. El presidente de la Cámara de Diputados salió rumbo al Palacio Legislativo de San Lázaro.
Al final de la ceremonia, las tres corcholatas aprovecharon para subir fotos a sus redes sociales con los niños.
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