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“Funeraria y velatorios Rudiño”, anuncian las letras doradas sobre la avenida Eduardo Molina, cerca del Archivo General de la Nación.
En el interior del local, Roberto Torres cuenta que desde que inició la pandemia por Covid-19 ha realizado cuatro servicios de personas que murieron por el coronavirus y admite que ha batallado por conseguir equipo de protección para sus trabajadores.
Espera que las estimaciones, que en el peor escenario prevén hasta 500 o 600 muertes por día, no se hagan realidad.
“Nos ha costado mucho trabajo conseguir cubrebocas, los overoles de plástico, goggles, caretas, pero tenemos que hacerlo porque es nuestro deber proteger a nuestros trabajadores. Antes un equipo de este tipo nos salía en menos de 200 pesos, ahora son más de 600, no nos podemos dar el lujo de desperdiciar o darle un mal uso”, cuenta a EL UNIVERSAL.
Al día de hoy, en plena fase 3 de la epidemia, México contabiliza más de mil defunciones, pero, de acuerdo con las estimaciones realizadas por el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), en el peor escenario se esperarían hasta 600 muertes diarias por el nuevo coronavirus.
“Desde que comenzó la epidemia hemos estado en contacto con las autoridades sanitarias. Ahora, previamente a la declaratoria de la fase 3, las proyecciones nos indicaron que puede haber entre 500 y 600 defunciones al día por Covid-19. Es para lo que nos tenemos que preparar las funerarias en México”, dijo en entrevista Francisco Alvarado Madera, presidente de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (ANDF), que congrega a 120 directores de funerarias.
Mencionó que en el país existen entre 350 y 400 hornos para cremaciones. “A nivel nacional, las autoridades sanitarias se están ocupando por la disponibilidad de gavetas y espacios en los panteones municipales para aquellos que pierdan la vida por esta enfermedad”, dijo.
Alvarado Madera también reconoció que desde que comenzó la pandemia los insumos para proteger a su personal han encarecido, pero negó que haya desabasto.
“Nuestros trabajadores deben usar el overol, la careta, goggles, mascarilla, guantes y bolsas para cadáver. Todo ha subido de precio y es desechable, para cada caso se usa un equipo y van dos personas por carroza. Son mil 200 pesos, cuando antes pagábamos entre 150 y 200 pesos por el mismo material”, comentó.
A su vez, Manuel Ramírez, director de J. García López, expresó que con más de 60 años de experiencia en brindar servicios funerarios no es la primera vez que usan equipo de protección personal, puesto que el protocolo es similar a cuando se trata con cadáveres que fallecieron a causa de enfermedades infecto-contagiosas como VIH, hepatitis o influenza; sin embargo, comparó el número de muertes con los sismos de 1985 y 2017.
“En la fase 2 ofrecimos servicio a 79 familias porque un ser querido murió por Covid, específicamente 36 por el nuevo coronavirus y 43 quedaron registrados como neumonía atípica. Es una situación impactante, no ocurrió así con la influenza A(H1N1), más bien recuerda a los días después del 19 de septiembre de 1985 y del sismo de 2017. Esperemos que la sociedad se mantenga en casa y entre todos contengamos esta enfermedad”, indicó.
Roberto Torres no ve la epidemia como signo de pesos, y lamenta que la gente no se pueda despedir de su familiar; que de alguna manera sus trabajadores estén en riesgo y que los insumos para protegerlos sean cada vez más caros.
“Uno pensaría que los que nos dedicamos a los servicios fúnebres estamos contentos porque hay mucho trabajo. La muerte nunca descansa y es muy triste cuando ocurre una epidemia como ésta, en la que las personas no se pueden despedir, algunos desde que están en el hospital”, dijo.