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La renuncia de Grete Faremo, subsecretaria general y directora ejecutiva de la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés), ha sacudido a la agencia y generado un debate sobre el tema de la transparencia.
Faremo, exministra noruega de Justicia y Seguridad Pública, dimitió el domingo al cargo que encabezaba desde 2014, luego de que el diario estadounidense The New York Times revelara que la agencia otorgó 61 millones de dólares en préstamos y subvenciones a una sola familia británica.
Se trata de la misma oficina que en julio de 2020 firmó un acuerdo con el gobierno de México para gestionar la compra consolidada de medicamentos y material de curación para el periodo 2021-2024.
En lugar de Faremo asumió como director interino Jens Wandel, de Dinamarca.
El escándalo está relacionado con un negocio al que se aventuró la UNOPS y que, explicó The New York Times, “no salió bien”: se asoció con el sector privado para obtener ganancias en 2015, operando como banco de inversión.
Faremo aprobó los préstamos de decenas de millones de dólares a un empresario británico, David Kendrick, a quien conoció en una fiesta ese año. La agencia también subvencionó con tres millones de dólares a un grupo encabezado por Daisy, hija de Kendrick, para crear conciencia sobre el daño a los océanos.
El negocio condujo a pérdidas por hasta 25 millones de dólares, señaló el Times, que dio seguimiento a un artículo publicado en la plataforma de medios Devex, ¿Qué salió mal con la ambiciosa iniciativa de inversión de impacto de la UNOPS?.
“Sin conocer la historia completa, sucedió bajo mi supervisión”, dijo Faremo en una carta al personal de su oficina obtenida por el Times. “Reconozco mi responsabilidad y he decidido renunciar”, agregó.
Denunció lo que llamó un “abuso de confianza”, en un aparente indicio de que la culpa por el dinero perdido recae en el segundo funcionario de más alto rango en la agencia, Vitaly Vanshelboim, quien está bajo licencia debido a la investigación.
El escándalo ha llevado a diplomáticos y miembros del personal de Naciones Unidas a exigir rendición de cuentas.
Chris Lu, embajador de Estados Unidos en la ONU para la gestión y la reforma, pidió revisar exhaustivamente el “modelo de negocios, la estructura de gobierno y el personal” de la UNOPS.
“Creemos que el liderazgo de UNOPS pasó por alto señales de advertencia, no proporcionó la supervisión necesaria y asumió riesgos inaceptables”, tuiteó Lu.
Se suponía que los recursos otorgados a Kendrick serían destinados a la construcción de más de un millón de viviendas asequibles, pero según Devex, “todo el proyecto está estancado, se le deben decenas de millones de dólares a la UNOPS, y no se ha construido ninguna vivienda”.