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Académicos consideran que el decreto firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que prohíbe la circulación y comercialización de dispositivos electrónicos para fumar en el país, fomentará su venta ilícita y el tabaquismo.
“Si quisieran disminuir el riesgo a la salud asociado con el tabaquismo y las consecuencias de fumar, deberían prohibir o regular el uso de los cigarros convencionales que no son menos dañinos”, considera el académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Alejandro Jácome.
“También deberían prohibir los cigarros, sería algo más lógico, ¿no? El tabaquismo es un problema de salud pública para fumadores y no fumadores, es responsable de un gran porcentaje de enfermedades cardiovasculares”, señala el médico creador de la Unidad Básica de Prevención, Hector Rossete.
Ambos académicos coinciden en que la regulación de su venta es un camino más sensato y congruente para disminuir su consumo, porque la prohibición sería una oportunidad de elevar la demanda por conseguirlos en el mercado ilícito.
Rossete considera que en otros países se han sugerido medidas como la prohibición de cigarrillos a menores de 21 años y el respeto a los espacios libres de humo de tabaco (incluso de vapeador). Asimismo, la regulación de filtros para reportar el contenido exacto de nicotina y exigir a las industrias reportar los componentes en las etiquetas.
Ambos especialistas alertan que la población vulnerable para quienes les es atractiva la industria del vapeo quedará a merced del mercado negro para comprar dispositivos que podrían estar modificados con sustancias aún más dañinas que las usadas en los originales.
Dijeron que el consumo de tabaco es un factor de riesgo importante que provoca enfermedades como bronquitis crónica, enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, hipertensión arterial, infarto del miocardio, accidentes cerebrovasculares, úlcera gastrointestinal, gastritis crónica, ansiedad e insomnio.
Usar vapeadores incrementa la gravedad de estas patologías respiratorias y dificulta su control debido a los metales pesados que contienen. Irritan los pulmones, tienen efectos nocivos para el corazón y provocan tos, dificultad para respirar, dolor en el pecho, náuseas, vómito, diarrea, fiebre y pérdida de peso.
“Hay estudios que comprueban el daño que causan los vapeadores y no sólo afectan a los que lo consumen, sino a quienes los rodean, porque inhalan las microparticulas que son exhaladas por los consumidores”, detalla Rossete.
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