Ayer dieron inicio las ceremonias litúrgicas presenciales en templos de la Arquidiócesis de México, mismas que fueron dedicadas a los enfermos de Covid-19 y en memoria de las personas que han fallecido durante la pandemia.
Con estrictas medidas de sana distancia en la Catedral Metropolitana y en la Basílica de Guadalupe, entre otros, los templos reabrieron las puertas a los fieles y aplicaron filtros de sanitización antes de ingresar a los lugares.
A los asistentes se les exigió uso de cubrebocas, se les tomó la temperatura, se aplicó gel antibacterial y se colocaron tapetes con desinfectante en las entradas.
Así, por primera vez, luego de cuatro meses de permanecer cerradas las iglesias católicas, las personas escucharon la homilía y comulgaron. La Arquidiócesis de México señaló que el retorno a las celebraciones se hará de manera gradual y con sólo 30% de su capacidad.
En la Basílica de Guadalupe se realizaron las primeras misas al aire libre; sin embargo, el culto de cabildo y el de mediodía, oficiado por el cardenal Carlos Aguiar Retes, se realizaron a puerta cerrada y se transmitieron vía remota.
Para la misa de las 14:00 horas, por la poca afluencia de fieles que había en ese momento, las autoridades de la Basílica de Guadalupe permitieron el acceso a 500 personas. Tras cumplir con el cerco sanitario, en hileras, personal del recinto llevó a los asistentes hasta sus lugares, garantizando los espacios de sana distancia.
Por los muertos
“Las primeras eucaristías que se celebren en este proceso de reapertura serán ofrecidas para los que fallecieron por el Covid-19”, dijo la Iglesia a través de un editorial de su semanario oficial, Desde la Fe.
Indicó que se ha iniciado el proceso de reapertura de los templos y que también se han retomado las celebraciones litúrgicas de modo presencial siguiendo las indicaciones de la autoridad respecto a las medidas de prevención.
“Ha sido un tiempo sin igual. Ha sido difícil mantenernos aislados e interrumpir nuestras actividades. Un flagelo muy duro es la penuria económica que han padecido muchas familias. En diversas calles se han visto personas, como, por ejemplo, los feriantes, pidiendo ayuda”, apuntó la Iglesia.
Señaló que el dolor más agudo durante la emergencia sanitaria por coronavirus ha sido el perder a seres queridos y señaló que hasta ahora más de 40 mil personas han fallecido por esta causa: “Cada una de estas muertes es una pérdida inconmensurable. Algunas familias han quedado devastadas ante la partida de más de un pariente.
“Honremos la muerte de los que han perecido por el Covid-19 cuidándonos todos. Aún es necesario mantener las medidas preventivas de confinamiento y la sana distancia. ¡No debemos permitir que repunten los contagios!”, agregó.
La Iglesia católica enfatizó en que las precauciones que tome la población puede salvar las vidas de las demás personas.
Aseguró que todos los que han perdido a un ser querido tienen la oportunidad de encontrar una motivación para seguir adelante: “Esto puede manifestarse en la búsqueda por crecer en armonía en la propia familia y, de modo especial, en el esfuerzo por contribuir al desarrollo de nuestro país”.