Reynosa, Tamps.— Mario Sauceda prefiere recorrer 577 kilómetros a pie de Reynosa hasta Houston, Texas, sobrevivir las inclemencias climatológicas y sortear a los agentes de la Border Patrol, que regresar a su natal Monterrey, Nuevo León.

Este hombre de 55 años fue deportado hace apenas unos días de Estados Unidos, luego de vivir dos años en Houston, Texas: “Me agarraron cuando iba al trabajo y me deportaron, me dejaron en Reynosa y aquí me quedé porque quiero pasar otra vez, pero necesito dinero”.

Para Mario resultaría más sencillo solicitar ayuda al Instituto Tamaulipeco para el Migrante a fin de que le proporcionen un boleto de autobús para llegar a Monterrey, a dos horas de esta frontera tamaulipeca.

Sin embargo, se niega a regresar aunque sabe que su esposa y sus dos hijos, lo recibirían con gusto: “Me dicen que regrese pero no quiero, prefiero intentar llegar otra vez a Estados Unidos porque me iba bien, estaba trabajando en Químicos y Plásticos Formosa, una empresa que hace envases de agua, refrescos y muchas cosas”, narra.

En esa empresa, comenta, le pagaban siete dólares por hora y solía laborar hasta 12 horas diarias: “Me iba muy bien porque a veces hasta me quedaba horas extras, con eso le ayudaba a mi familia y me quedaba para pagar la renta y mis alimentos”.

Reconoce que un nuevo intento por cruzar a Estados Unidos representa peligro constante, pues debe recorrer 577 kilómetros caminando por terreno agreste, sin comer y alejándose en ocasiones de ladrones y de los dueños de ranchos que los reciben a balazos.

“Es peligroso porque tenemos que pasar por propiedades privadas, ranchos donde los dueños odian a los migrantes, más a los mexicanos. La primera vez que crucé, un hombre tiró balazos y logró herir a un compañero”, relata el regiomontano.

Aun con esto, Mario está decidido a llegar Houston, por lo que esperará el tiempo que sea necesario para lograrlo.

Actualmente, Mario vive en una pequeña casita de madera que renta por 450 pesos al mes y a diario acude hasta la enorme imagen de la Virgen de Guadalupe instalada a un costado de la Casa del Migrante de Reynosa.

“Vengo a comer a la Casa del Migrante y le pido a la Virgen que nos ayude a los mexicanos, porque Estados Unidos ayuda mucho a los cubanos y a nosotros nos discriminan”, señala.

Para este hombre originario de Nuevo León, es necesario que Estados Unidos aplique una nueva ley que incluya a los mexicanos, subraya.

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