Sumado a la falta de salud integral, las trabajadoras sexuales denuncian no contar con recursos de prevención para desempeñar su labor. No hay condones gratuitos y su falta de distribución ha suscitado un aumento en las enfermedades de transmisión sexual en la población mexicana, y el sector más afectado, por supuesto, es el que se dedica al sexoservicio.
Las autoridades competentes admiten la ausencia del apoyo, pero no por desabasto; “los suministros están guardados en almacenes”, reconoció el director de Prevención y Participación Social de Censida, Mario Gómez Zepeda: “La población percibe dificultades para el acceso a insumos de prevención, entre ellos los condones, pero el problema no es de desabasto, los centros ambulatorios para la prevención y atención al Sida e infecciones de transmisión sexual (Capasits) siguen funcionando; sin embargo, se ha restringido el acceso a las personas sin cita por las directrices del semáforo y la contingencia.
“Antes había promotores de salud en las calles, pero ahora se han visto restringidos por la contingencia, la cual limita nuestras acciones de salir de las unidades y alcanzar a las personas. El insumo está en las unidades y en los almacenes, el problema es que no podemos alcanzar a las personas y a las poblaciones que nos necesitan”, dice Gómez.
Según datos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH-Sida (Censida), en 2019 se realizaron 2 millones de pruebas de VIH y un millón 600 mil para detección de sífilis. “La reducción en detecciones de VIH fue de 59% y 56% de sífilis, esta reducción, entre 2019 y 2020, se atribuye a la contingencia, porque tampoco aumentó la compra de pruebas”.
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La falta de insumos de prevención llevó a un alza de resultados positivos en las pruebas de enfermedades de transmisión sexual (ETS) que aplicó la brigada. “En 2020 cerramos con 20 mil pruebas de VIH y de sífilis. Hubo un aumento de estas enfermedades; de cada 100 compañeras, cinco se han visto afectadas con sífilis. El VIH lo teníamos controlado y eran mínimos los casos que salían: antes de cada mil, dos salían positivos, y ahora, dos de cada 100”.
A nivel nacional, la organización presidida por Madrid atiende a cerca de 55 mil trabajadores sexuales, brindándoles atención médica e insumos de prevención. En 2019 el consultorio de la organización atendió a 5 mil 30 trabajadoras sexuales.
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“Se amplió en 300% nuestros servicios de atención. Han aumentado las visitas al consultorio para pruebas de VIH e infecciones de transmisión sexual y nos encontramos cada vez más con el virus del papiloma. Hemos atendido a 15 mil 100 compañeras, sin tomar en cuenta todo el trabajo que hacemos en la calle y en los establecimientos, porque el trabajo sexual no para, sólo se hace clandestino.
“Quienes se están infectando son los que no pueden comprar estos insumos de prevención. Mucha gente juzga y cuestiona el porqué no pueden comprar un condón, pero no entienden que trabajamos con una población que en ocasiones no tiene dinero para comer y menos para comprar un condón, entonces salen a trabajar sin protección”, precisa.
Junto con la condonería Encanto
La brigada donó a las trabajadoras sexuales un millón de condones. A la causa se sumó la marca SICO, con 55 mil cada dos meses y Profilatex, con 2 millones. Según una investigación del equipo de trabajo de la organización, en México se adquieren 280 millones de condones al año.
El doctor Mario Gómez Zepeda, director de Prevención y Participación Social de Censida, dice en entrevista a EL UNIVERSAL que en México, anualmente, se distribuyen 58 millones de condones dentro del programa de VIH y enfermedades de transmisión sexual, y adicionalmente se distribuyen 130 millones dentro del programa de planificación familiar. “En total son 180 millones los que anualmente distribuyen en conjunto instituciones del Sistema Nacional de Salud”.
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En 2020 se incorporaron por primera vez 606 mil condones internos o femeninos para el programa de prevención de enfermedades de transmisión sexual.
El director de Prevención y Participación Social de Censida considera que la contingencia supondría una disminución en las enfermedades de transmisión sexual, pero hubo un sector de la población que buscó tener más experiencias sexuales, por lo cual se elevó la cifra de personas que requirió tratamiento para ETS en la etapa previa.
“La reducción del acceso de las personas a condones o métodos de prevención y, por otro lado, el aumento en las prácticas sexuales dieron como resultado más infecciones de transmisión sexual. Por el semáforo rojo ciertas unidades cerraron, lo que ocasionó que las personas no tuvieran acceso a las pruebas, pero éstas están [almacenadas], mismo caso con los condones. Ahorita hay un sobreabasto de pruebas porque disminuyó la solicitud de las mismas”, refiere Gómez Zepeda.
Ana María Delgado León, presidenta de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología, A.C. (FEMESS), menciona que los servicios de salud sexual se han visto afectados durante la contingencia sanitaria.
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“Han cerrado muchos lugares o han acortado los horarios, pero el trabajo sexual no paró. Tienen que trabajar y no les podemos decir: ‘Quédate en casa’, porque ¿de qué van a vivir? Es importante dar prioridad a la atención y educación sexual integral. Hay que seguir ampliando a distintos sectores. Ahora, además del riesgo de una infección de transmisión sexual, también se puede adquirir Covid, por eso hay que cuidarse y prevenir”, expone.
La presidenta de FEMESS hace hincapié en la importancia del uso del condón en el sexo oral, anal o vaginal, pues está en juego la salud sexual y reproductiva.
El 13 de febrero se conmemoró en 31 países el Día Internacional del Condón con el fin de incentivar el uso responsable de los métodos anticonceptivos y evitar infecciones de transmisión sexual.