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Ya es jueves y los senadores le bajan dos rayitas a sus impulsos de cambiar el mundo con el fuero, y cuando ya hace hambre varios van camino al aeropuerto, de regreso al rancho amigo.
Otros van a sus oficinas a despachar asuntos, confirman compromisos fuera del recinto y, claro, les cae de peso la orden de la presidenta del Senado, Mónica Fernández Balboa, de desahogar carga de trabajo. Si iban a acabar a las 15:00 horas, el tormento se extiende hasta las 17:30 horas. El poder cansa o, como un día dijo la ahora senadora Xóchitl Gálvez Ruiz, “el poder da hueva”.
Este jueves es de esos días, pero con un contraste: la fecha es de las más relevantes para los mexicanos, 19 de septiembre, por las efemérides de los sismos de 1985 y 2017, y la remembranza de ambas tragedias suscita emociones, porque “las heridas están abiertas”, como dice la senadora Mónica Fernández.
Muy cierto, los corazones de estas personas de poder vibran por el recuerdo de los que murieron y los que nacieron en la solidaridad, que se descubrieron removiendo escombros, sumados a las mil tareas que fueron necesarias en la emergencia del martes 19 de septiembre de 2017.
Primero, hubo simulacro de evacuación. Realizan el ejercicio más completo de reacción en la emergencia por sismo, con el rescate de un herido, incluso.
En cinco minutos y 21 segundos han salido del Senado mil 540 personas, entre trabajadores, asesores, legis- ladores y visitantes. La senadora Fernández Balboa pide que en próximos simulacros evacúen en menos tiempo.
Ya en la sesión, los grupos parlamentarios expresan su sentir por ambas tragedias, y hablan senadores que hace 34 años no habían nacido —Elvira Marcela Mora Arellano, del PES, así como Citlalli Hernández Mora, de Morena—, que hace dos años eran jefes de Gobierno (Miguel Ángel Mancera), delegacionales (Xóchitl Gálvez y Ricardo Monreal Ávila), secretario de Gobernación (Miguel Ángel Osorio Chong) y que hoy tienen escaño en la Cámara Alta.
En los ritos del poder, suenan bombos y platillos cuando el que cumple años es el coordinador de la mayoría, en este caso Ricardo Monreal Ávila. Pero nacido en 19 de septiembre, esa felicidad se torna de bajo perfil. Le dieron un aplauso tenue y se fue a casa, lejos del oropel del cargo.
Esta sede ya aguantó la sacudida telúrica de 2017, y es uno de los escenarios principales en la Cuarta Transformación, que hoy, como ayer, está sujeta a la crítica, en el análisis del primer informe presidencial. Corresponde esta vez el tema de política económica.
Cuando ya se sufre malpasada, a las 17:30 horas, levantada la sesión, un rumor trae ecos del petate del muerto: que vienen contingentes de la CNTE a sitiar el Senado, y el desgano apaga esos dichos. Ya vendrán y, entonces, se verá qué pasa. Mientras, a comer.