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horacio.jimenez@eluniversal.com.mx
El escritor Francisco Martín Moreno estrena su más reciente libro Ladrón de esperanzas (Alfaguara), novela escrita en tiempo real en la que levanta una voz de alarma ante lo que él considera un peligro para la nación por las decisiones que está tomando el Presidente, Antonio M. Lugo Olea, quien en la vida real es Andrés Manuel López Obrador.
En esta obra, primera entrega de una trilogía, Martín Moreno relata tanto contradicciones como acciones plausibles desde el 1 de julio y hasta el 15 de diciembre pasado. En ella, dice, no utilizó los nombres reales de los protagonistas porque es una novela, pero aparecen Enrique Peña Nieto como Ernesto Pasos Narro (EPN) y el excanciller, Luis Videgaray, quien se apellida Villagaray, entre otros.
El autor afirma que tiene que alzar la voz de alarma porque todas las políticas de López Obrador no están generando riqueza; al contrario, le preocupan, porque, aunque el Presidente llegó con un gran respaldo, no se puede permitir que nadie le robe la esperanza a los mexicanos.
Es directo y pronostica que viene un fracaso en el gobierno actual, por las decisiones que se están tomando. Considera que está a tiempo esta administración de respetar la ley y afirma que al “pueblo sabio” se le pasó la mano al entregarle también el Congreso Federal y 18 locales, porque se tiene que recordar lo mal que fue tener un gobierno de un solo hombre.
Comenta que aunque López Obrador haya firmado un documento en el que se compromete a no reelegirse, prevé que hay una posibilidad de que en 2024 “el pueblo sabio” le pida que se reelija.
¿Qué hay en Ladrón de esperanzas?
—La novela en realidad es una voz de alarma ante lo que considero un peligro real para la nación. Es una trilogía; la primera parte va del primero de julio al 15 de diciembre del año pasado; la otra es en 2021, y la última será en 2023. Es un recuento de lo que aconteció a partir de que Antonio M. Lugo Olea, las iniciales son AMLO, gana las elecciones de manera rotunda.
¿Qué puede encontrar el lector?
—Una serie de hechos, de contradicciones, algunas afirmaciones plausibles. En realidad es una crítica en la que intervienen muchísimas voces.
Habla de personajes parecidos a la realidad ¿El Presidente es el protagonista de esta novela?
—En muchas partes sí, por supuesto que sí. Nunca había incursionado en una novela escrita en tiempo real (...) y menos había tenido que recurrir al periodismo de ficción, porque a falta de argumentos, de pruebas, pues tuve que optar por él.
Por ejemplo, el pacto de la impunidad celebrado entre Enrique Peña Nieto y López Obrador. En mi novela Peña Nieto es Ernesto Pasos Narro, López Obrador es Antonio Lugo Olea y el canciller es Villagaray, no Videgaray. Tienes los elementos, cualquier persona puede identificarlos, inferir. Ellos dos nunca iban a dejar un testimonio por escrito de un pacto de impunidad. Entonces tuve que recurrir al periodismo de ficción para ver cómo se pudo haber llevado a cabo ese enjugue, el cual para mí es uno de los pactos más alevosos desde la época de Santa Anna.
¿El pacto de impunidad es algo no comprobable, pero sí construido?
—Sí, nadie lo puede comprobar, los testigos, Villagaray, EPN y AMLO, nunca van a hablar de eso, pero puedes hacer una serie de inferencias.
¿El PRI se dejó ganar?
—Absolutamente, se entregó, se rindió, ese fue el pacto de la impunidad: me dejo ganar, siempre y cuando tú te comprometas a no meter a nadie a la cárcel.
¿Por qué no usar los nombres reales?
—Porque es una novela (…) Lo pude haber hecho, pero sería un ensayo.
¿Es una crítica, una advertencia?
—Una alerta. ¿Cómo es posible que canceles el aeropuerto y que se entierren 200 mil millones de pesos en un país en donde 42% de las escuelas primarias públicas carecen de baños? Hay una serie de elementos que a mí me asustaron y me preocuparon muchísimo, como la cancelación de las estancias infantiles, la de los comedores comunitarios, los refugios de las mujeres golpeadas. Tenía que dar la voz de alarma, porque todas las políticas de este gobierno no están generando riqueza, que es lo que interesa.
¿Ve algún fracaso o decepción en la administración actual?
—Absolutamente sí lo estoy viendo. Desde que empezaron a tratar de desmantelar los organismos autónomos hubo una señal de alarma.
Por otro lado, se observa cómo intervienen en los tribunales con la señora Otálora Malassis, la que era presidenta del Tribunal Electoral, cómo lo desmantelan con la amenaza de que podría desaparecer la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Este gobierno se administra o rige por los estados de ánimo del Presidente. Él marca la agenda y acapara la atención pública, tiene el monopolio mediático. El país se vuelve a dirigir como cuando fuimos de un solo hombre durante el porfiriato, con las consecuencias que ya conocemos.
¿Vamos hacia el fracaso?
—Vamos directo al despeñadero. Absolutamente vamos al fracaso y a una velocidad insospechada.
Habla de un primer sexenio, ¿está viendo una reelección?
—Sí, claro. Él puede firmar lo que quiera, pero yo me quiero imaginar que el pueblo sabio le pida de rodillas ante el altar de la patria que se reelija, quiero ver qué va a pasar, porque él tiene que acatar la voluntad del pueblo, entonces para mí todo está orientado hacia allá: que Morena se quede por varios siglos.
¿Cuáles son los riesgos que usted ve en una centralización?
—Hay una concentración en el gobierno federal a través de los superdelegados, hay una en la Cámara de Diputados y Senadores por la misma mayoría que el pueblo de México les dio.
Estamos viendo que este fenómeno es muy peligroso, estamos volviendo al país de un solo hombre.
¿Y la aprobación del Presidente?
—Vemos que se van a la calle 350 mil chiquillos porque se cancelaron las estancias infantiles, los refugios para madres solteras, los comedores comunitarios, se perdieron 400 mil empleos, no están llegando los capitales en las cantidades que se requieren, estamos viendo que ya se está produciendo una fuga de recursos.
Esta incertidumbre puede demoler la economía nacional; sin embargo, se dispara la popularidad del Presidente hasta 87%, entonces, ¿qué pasa? Están mal las encuestas; el pueblo de México sabio no está informado o es un imbécil, o las tres situaciones juntas.
¿Antonio M. Lugo Olea se quiere morir en el poder y terminar como un héroe de la patria?
—El presidente Antonio Lugo Olea también se quiere morir en el poder. Creo que él quisiera aparecer en todas las enciclopedias como el Ejecutivo mártir que quiso hacer mucho por los pobres.
¿Aquí hablamos de Lugo Olea o de López Obrador?
—De los dos, yo creo que el Presidente, en el fondo, sueña con eso.
¿Qué se puede esperar para su segundo libro?
—La segunda [parte de la trilogía] llevará por título La felicidad de la inconsciencia, porque eso es lo que está pasando, aunque la gente no se esté dando cuenta del peligro que estamos corriendo.
Están muy felices porque todo el mundo va a tener dinero, sin ponerse a pensar que cuando alguien hace un regalo, otro tiene que pagarlo. Estamos dejando de invertir en obra pública, en infraestructura, en aeropuertos.
¿Y la oposición?
—Los que no creemos en López Obrador tenemos que organizarnos democráticamente y construir una oposición para empezar a cachar a todos los resentidos. Solamente que hay una inmovilidad temeraria, la gente tiene miedo a una respuesta porque alguien tiene el monopolio del poder y se están mandando al diablo a las instituciones tal y como lo prometió y lo aseguró López Obrador o Lugo Olea.
¿Ve que López Obrador está destruyendo las instituciones?
—Sí, por supuesto. Estamos viendo qué está pasando con los organismos autónomos, qué paso con los superdelegados, estamos viendo la centralización del poder más absurda y abyecta en la historia de México. ¿ Por qué escribí este libro?, porque el Presidente de la República garantizó la libertad de expresión y yo le creo a López Obrador, creo que él va a respetar la libertad de expresión. Por ello, cuando no me han recibido en otros lugares, y en otros sí, sé que lo están haciendo por un concepto de autocensura, no de censura impuesta por el Ejecutivo, al estilo del PRI en los años negros del priismo corrupto y retardatario. Así que yo le creo al Presidente, por eso escribí este libro y escribiré los que siguen.