Más Información
Sheinbaum es una "consumidora voraz" de información: José Merino; el tablero de seguridad, herramienta clave, destaca
Oposición tunde diseño de boletas de elección judicial; “la lista definitiva la harán Monreal y Adán Augusto”, dice Döring
Rosa Icela Rodríguez se reúne con próximo titular del INM; “arrancaremos el 2025 con mucho trabajo”, asegura
“Somos los nietos del ‘68, sus herederos '”, esta es la voz que se escucha en la explanada del Museo Nacional de Antropología e Historia , donde ya comienzan a reunirse cientos de jóvenes que marcharán al Zócalo de la Ciudad de México para demandar mejor educación y dejar de ser el sector de la población más afectado por la violencia.
"Mis papás me dijeron revoltoso pero no me importa . Yo vengo a luchar por nuestros derechos", cuenta Antonio González Bolaños, de 17 años.
Amir Manuel,
quién viene en el mismo grupo de Antonio, se siente orgulloso de continuar la lucha que hace 50 años inició su tío Julio, quién estuvo preso en Lecumberri por participar en el movimiento estudiantil de 1968.
"Mi familia estuvo en el 68 y ahora me toca a mí
. Tal vez no tenemos un nexo directo con los estudiantes de hace 50 años pero sí tenemos un conexión ", dice, orgulloso de estar aquí, de defender su escuela.
Todo es fiesta esta tarde en la que se avecina la lluvia y se espera que los reclamos de más de 30 mil jóvenes se extiendan sobre Paseo de la Reforma. Quienes se encuentran aquí, vienen con sus amigos, en grupos, agitando banderas de la UNAM o de la ENAH o de alguna de las escuelas que aquí se reúnen. También traen carteles: “¡Únete, pueblo!” se lee en uno que sostiene una muchacha de unos 17 años, con el cabello pintado de verde y un piercing en el lóbulo de la oreja.
“Hoy marcho en silencio por mis compañeros que murieron callados”, dice otra de las pancartas.
Comienzan a llegar en grupos grandes, principalmente en metro. El ambiente huele a lluvia, a esquites, tacos de canasta y humo de cigarro pero es como si los pañuelos verdes en los cuellos de las mujeres, las banderas universitarias y los paliacates que cubren la cara de muchos, también expidieran un aroma a rebeldía.
“¡Fuera porros de la UNAM ! El silencio no significa ceder”, dice otra de las mantas.
Así, alumnos de instituciones de educación superior con presencia nacional marcharán hoy al Zócalo para exigir la desaparición de los “grupos porriles” que operan en sus escuelas pero también que mejoren las condiciones y el acceso a la educación superior.
Los estudiantes empiezan a avanzar, han dispuesto vayas para evitar el ingreso de provocadores a los contingentes. Caminan y entre la lluvia van contando del 1 al 43, “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”. Algunos llevan la boca cubierta con cinta blanca, una equis sobre sus labios y el signo de la victoria marcado con los dedos, en alto.
lsm