“Están reprobados y la reforma educativa va a ir a dar donde le corresponde, señor secretario: ¡a la basura!”, así le gritó Lorena Jiménez Andrade , legisladora de Movimiento de Regeneración Nacional ( Morena ) al secretario de Educación Pública , Otto Granados Roldán, durante su comparecencia ante la Cámara de Diputados .

A esa recepción se sumaron los gritos de “¡Ya cayó, ya cayó, la reforma ya cayó!”, por parte de los legisladores de la bancada de Morena, quienes protestaron y mostraron sus pancartas que decían: “El gobierno de EPN desapareció a 43 futuros maestros ”, “Las escuelas de Neza dicen ‘No a la evaluación’”, “La reforma educativa hizo trizas la dignidad magisterial”, “Rescate a las universidades públicas”, “La verdadera reforma es por la infraestructura y nutrición, no solo la laboral”.

El titular de la SEP se acomodaba los lentes, se rascaba la oreja y revolvía una y otra vez sus apuntes como si la respuesta a los cuestionamientos se encontrara en su gruesa carpeta llena de datos e información oficial; pero no estaba ahí.

“Es difícil comparecer ante esta soberanía”, respondió Granados a los cuestionamientos de Adela Piña Bernal, presidenta de la Comisión de Educación.

“La Reforma Educativa no es mi reforma . Nació del Pacto por México . Es una reforma consensuada” , señaló.

Para Granados , el descontento de los profesores con la reforma educativa , que le hicieron notar los diputados morenistas, se debió a una falla en la estrategia comunicativa durante el gobierno de Enrique Peña Nieto .

“Pudimos haber tenido procesos mejores de comunicación, dependiendo de los públicos y audiencias a los que era necesario llegar”, justificó.

El funcionario regresó a su sitio, se revolvió en su asiento, se rascó la oreja, acomodó sus lentes y volvió a pasar sus papeles.

mpb

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