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El presidente Enrique Peña Nieto llega hoy al arranque de su último año de gestión con la aprobación de 13 reformas estructurales —en materias económica, política y de derechos sociales—, estabilidad macroeconómica, baja inflación, más de 3 millones de empleos creados, con un mercado interno fortalecido, una inversión extranjera directa de más de 163 mil millones de dólares y paz social.

Sin embargo, para los académicos Leonardo Curzio, Alberto Aziz Nassif y Lourdes Morales Canales, el jefe del Ejecutivo presenta un gran desgaste político, mantiene un bajo respaldo social, abrió una sucesión presidencial adelantada, y enfrenta retos en materia de seguridad, transparencia, combate a la corrupción y protección de derechos humanos.

Coinciden en que los retos que tendrá el Jefe del Ejecutivo para los próximos 12 meses serán el avance en la consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción, la designación del fiscal general, del titular de la Fiscalía para la Atención de Delitos Electorales y del fiscal anticorrupción, así como mantener la estabilidad económica y la gobernabilidad interna.

De acuerdo con datos expuestos por el propio presidente Peña Nieto, a lo largo del último mes ha insistido que este ha sido “el sexenio del empleo”, con más de 3 millones 328 mil nuevos trabajos formales, una tasa de desocupación de 3.6% y una inversión extranjera directa por más de 163 mil millones de dólares.

En materia de inseguridad, el presidente Peña Nieto ha reconocido un repunte en sus indicadores, pero criticó que a veces se escuchen más las voces que vienen de la propia sociedad civil que condenan, que critican y que “hacen bullying” sobre el trabajo de las instituciones del Estado mexicano.

En materia de reformas destaca la competencia generada por los cambios en el sector de telecomunicaciones con la reducción de tarifas de telefonía, la energética que ha llevado a una mayor estabilidad en las finanzas de Petróleos Mexicanos, y la educativa que avanza en su implementación.

Leonardo Curzio, doctor en historia e investigador del Centro de Investigación sobre América del Norte de la UNAM, advierte que el presidente Peña Nieto ha decidido cerrar de manera anticipada su sexenio al “destapar” de la forma en que lo hizo a José Antonio Meade Kuribreña.

“Claramente anticipó los tiempos que a mi juicio pudo haber retenido hasta el 18 de febrero, cuando la Convención de Delegados del PRI iba a tener lugar, pudo haber mantenido ese juego de espejos durante algún tiempo, pero por razones, supongo de tipo de competencia electoral y las presiones en distintos frentes, lo llevaron a cerrar anticipadamente”.

Subraya que con esta decisión, Peña Nieto comparte hoy “la estelaridad con el candidato oficial”. Hace notar que el Presidente enfrenta hoy los más bajos niveles de popularidad desde que el Jefe del Ejecutivo federal es sometido a mediciones, al tiempo de que su partido se encuentra en tercer lugar rumbo a la contienda electoral del próximo año, además de los problemas en inseguridad.

Curzio detecta los retos que tendrá el Presidente para el último año de su gestión: que la macroeconomía no se salga de línea, que la renegociación del TLCAN con Estados Unidos no genere una crisis de expectativa brutal y que se mande una señal en el sentido de que la administración pública puede conducirse de una manera más o menos armónicas.

“Ahí me refiero a los grandes asuntos de Estado, el nombramiento del fiscal, la conducción de los principales asuntos de seguridad pública y mandar la señal de que este país es gobernable y no vayamos a tener un escenario como el de 1994, turbulento en lo económico, básicamente conjurar la posibilidad de que tengamos eso, una crisis económica por fecha de descontrol de las principales variables o un deterioro brutal de la seguiridad pública”.

Lourdes Morales Canales, académica del CIDE y directora de la Red por la Rendición de Cuentas, advierte que “uno de pendientes del presidente Peña Nieto es el combate a la corrupción y la impunidad, el cual fue de sus principales objetivos al momento de asumir su mandato.

“Hoy, el saldo en esta materia es negativo porque a pesar de que se impulsaron reformas muy importantes, que lograron la construcción del Sistema Nacional Anticorrupción, todo ahora está diseñado para la impunidad, tenemos las estructuras de justicia paralizadas porque no tenemos magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa, no tenemos fiscal anticorrupción, no tenemos titular en la FEPADE.

Aziz Nassif, analista, profesor e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), advierte que el presidente Peña Nieto inicia su último año de gobierno “debilitado”.

“Todo el proyecto inicial se ha ido deteriorando y sus evaluaciones son bastante negativas, son bajos sus niveles de aprobación como nunca en la historia desde que se miden los niveles de aprobación. Ha ido cayendo desde el segundo año con Ayotzinapa y la casa blanca, ahí se dio un cambio en la percepción.

“Ahí empezó a bajar, el más bajo fue a principios de este año con el gasolinazo”, dijo.

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