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Francisco Javier Acuña Llamas, comisionado presidente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), agradece el apoyo del acuerdo entre los cincos comisionados en funciones para extender de manera interina su presidencia, ya que la autonomía de la institución no podía ponerse en quiebre, “porque nunca antes el organismo había [estado] sujeto a un discurso tan rudo en contra”.
En entrevista con EL UNIVERSAL, deja en claro que, pese a la falta de dos integrantes del pleno, este órgano garante defenderá su autonomía, y subraya que ante la pandemia por Covid-19 el Inai no se “achicó” ni bajó la cortina para atender demandas ciudadanas.
Asimismo, comparte su visión sobre el papel del instituto en la contingencia, la relevancia a favor del acceso a la información y la protección de datos personales.
“Nunca hemos buscado ser visibles en esta pandemia con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, [Hugo] López-Gatell. La emergencia nos llama a ser sobrios, pero muy activos”, dice.
Sin embargo, puntualiza que este momento no es de vanidad, ya que el país está de luto, pues muchas personas sufren y las cifras de decesos están en lo más alto.
“Una vez que se levante la contingencia, el Senado seleccionará a los comisionados restantes para elegir al titular de los próximos tres años”, afirma.
Refiere que quien llegue a suplirlo en el liderazgo del instituto no debe esperar aplausos ni ser cercano al gobierno, pues el Inai es un organismo con la pluralidad necesaria para exigirle al comisionado presidente electo que haga lo mejor para la población y la República.
¿Cómo llegó el pleno a esta decisión? Además de la extensión de su mandato, ¿había otros recursos legales?
—Fue una decisión muy pensada, valorada y estudiada por la pluralidad que conforma el pleno. La comisionada Josefina Román realizó un estudio muy amplio y revisó antecedentes; entre las opciones estaba que el comisionado decano, Óscar Guerra, tomara el cargo de manera interina, pero él consideró, con gran sentido de institucionalidad, que movimientos al interior del Inai podrían generar inestabilidad o preocupación en la casa de la transparencia.
Una vez que el Senado reactive sus labores y se nombre a los dos comisionados, [cuando] el pleno esté completo, votaremos para elegir al próximo comisionado o comisionada que ostente la presidencia por un periodo de tres años.
En su breve mensaje de agradecimiento hizo referencia a que su extensión de mandato se lo otorgaba la autonomía del instituto. En este sentido, ¿el Inai está en un momento en el que debe defender la autonomía?
—La extensión de este mando no necesita protagonismo; no es momento de ser grandilocuente, porque es meramente temporal. Lo único que no podía dejar de decir, en agradecimiento al voto de confianza de mis compañeros, era que la autonomía de la institución no podía ponerse en quiebre, porque nunca antes este organismo había [estado] sujeto a un discurso tan rudo en contra.
La misión del Inai a veces causa desagrado entre la función pública, pues es un instrumento complejo; su misión es incómoda por naturaleza y causa reacciones de hartazgo y molestia. Además, ante esta pandemia, el instituto no se “achicó”, no bajó la cortina, aunque esto no es único: ya hemos pasado por otras situaciones críticas con otras administraciones, como cuando instruimos informar en el caso Ayotzinapa.
El Inai nunca ha sido complaciente con nadie y hemos seguido poniendo el dedo en la llaga. Eso se lo da su autonomía.
Su mandato se ha extendido temporalmente a causa de la emergencia sanitaria, y vemos que el Inai ha mantenido un vínculo con el sector Salud, ¿pero hay acercamiento con otras dependencias para ver de qué forma se puede contribuir en beneficio de la población?
—Nunca hemos buscado figurar o ser visibles en esta pandemia con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, [Hugo] López-Gatell. La emergencia nos llama a ser sobrios, pero también muy activos.
El Inai reactivó los plazos para dar respuesta a las solicitudes y ha buscado un mecanismo para desahogar sus dos ejes centrales: dar acceso a la información y la protección de datos.
No andamos pidiendo foto ni tampoco se nos ha invitado, pero el organismo interactúa de manera permanente con instancias como la Función Pública y Gobernación, trabajando con el subsecretario de derechos humanos.
Ante este escenario y tantas dificultades que se avecinan, ¿qué perfil debería tener el próximo candidato o candidata para poder suplirlo?
—Estoy seguro de que cualquier personalidad que elija el Senado para ocupar el cargo de comisionado lo hará muy bien, y una vez que estemos completos los siete en el pleno, tendremos la capacidad de resolver lo que trae la estafeta de la presidencia.
Además hay que recordar que el trabajo autónomo que hace el Inai no sólo es labor de uno, sino que es de una entidad colegiada. Cualquiera de mis compañeros tiene talento, entrega y capacidad para ostentar el cargo.
Lo que sí puedo asegurar es que este momento no es de vanidad. El país está pasando por un momento de luto, puesto que muchas personas sufren y las cifras de decesos están en su punto más alto.
Quien llegue no debe esperar aplausos ni ser cercano al gobierno. El Inai es un organismo con la pluralidad necesaria para exigirle al presidente comisionado electo que haga lo mejor para la población y la República.