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Christopher Gascon, representante en México de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), considera que las autoridades de nuestro país ya no pueden seguir permitiendo que los migrantes ingresen de manera “caótica e irregular”, pues eso provoca que los extranjeros sean víctimas de violaciones a sus derechos humanos.
En entrevista con EL UNIVERSAL, en el contexto de la caravana migrante que busca entrar al país en la frontera sur, Christopher Gascon aplaude la decisión del gobierno federal de ofrecer empleo a los migrantes e impedir que transiten por México, si no tienen antes un documento oficial.
Gascon menciona que la trata de personas y el secuestro son dos de los principales delitos a los que se exponen los extranjeros cuando omiten realizar su trámite con las autoridades migratorias, de quienes ve un esfuerzo para que México se convierta en un país de destino.
El representante de la OIM también considera que nuestro país tiene programas y oportunidades de empleo para los migrantes, quienes a cambio pueden contribuir al crecimiento interno.
En este sentido, el especialista asegura que un reto para la actual administración federal será el de incluir en la sociedad a las personas que huyen de sus naciones en busca de una mejor vida.
¿Esperan que lleguen más caravanas migrantes a México?
—Diría que esta caravana que se formó es un poco sorpresiva, [pues] no se esperaba debido al contexto de todo 2019.
Las caravanas llegaron [a México] a principios de año y después pensamos que ya no iban a seguir, [pero] al final notamos que la migración siguió de una forma un poco escondida e irregular.
¿Las autoridades mexicanas tendrán la capacidad de atender el flujo migratorio?
—[Durante] el año pasado por supuesto que las estaciones migratorias del país se vieron rebasadas, pero ahora ya tienen la capacidad para recibir a los migrantes.
Lo más importante es hacerlo de una manera correcta, digna, que se apegue a las leyes y, en ese sentido, México está aplicando normas en las que en algún momento fue más flexible. También es importante no tener flujos que de tan inmensos no se puedan gestionar.
¿Este año cuáles son los retos en materia migratoria?
—Ya no se puede permitir simplemente una migración caótica e irregular. El gobierno [federal] desde hace varios meses ha buscado que el éxodo sea regular en México, lo que forma parte también del Pacto Mundial sobre Migración.
Hay que insistir en ello, no se va a dejar [a los migrantes] simplemente transitar sin dar algún estatus regular, eso es coherente porque al final las personas con un estado irregular corren muchos más riesgos.
La OIM desde un principio exhorta a las personas a migrar de manera regular y segura, porque cualquier otra manera puede ponerlas inevitablemente en riesgos que pueden llegar hasta la muerte, por cruzar ríos o mares de forma peligrosa, o cuando tratan de evitar a toda costa a las autoridades y caen en redes que no les van a ayudar.
¿Cuáles son los riesgos que detectan principalmente?
—En el momento en que un migrante cae en las redes puede aparecer la trata por mar y vía terrestre, también los secuestros. Estas son situaciones muy frecuentes para quienes no sienten confianza de acercarse a las autoridades. Por ese motivo, [los migrantes] andan por la sombras, y ahí es donde los esperan los peligros.
¿Qué ha faltado para salvaguardar a los migrantes?
—La presencia de fiscalías, policías u otras autoridades nunca va a ser suficiente para salvaguardar a las personas mientras ellas transiten [por el país] irregularmente. Una de las formas que se busca ahora es ser más estrictos y no dejar que la gente se suba a La Bestia, o no permitir que vaya cruzando el país de forma irregular, sino buscar que los extranjeros vean a México como un país para quedarse.
¿Cree que es positiva la decisión de no dar salvoconductos?
—La política ya se ha establecido desde hace varios meses, vimos que la nueva administración de México invitaba a venir a muchos más migrantes centroamericanos, considerando las necesidades de la región.
Esa apertura fue muy bien recibida y es coherente con la visión que tiene la gestión presente sobre México como un país de destino.
Sin embargo, para que sea una nación de destino las personas tienen que entrar y formalizar su estatus, tener un trabajo, hacer todo un proceso regular, no se puede simplemente dejar entrar a la gente que va a estar transitando por el país llegar a la frontera norte, como por muchos años sucedió.
¿Entonces aún persiste la política de brazos abiertos?
—No se ha perdido la visión: la de México como país de destino es parte de la administración.
Creo que fue malinterpretada (la política de brazos abiertos) por las personas migrantes que, en lugar de ver a México como un país que los iba a recibir, llegaron masivamente y, en vez de regularizar su estatus, atravesaron el país hasta la frontera norte.
¿Estamos listos para ser un país de destino?
—Estamos al principio de esta idea. México se está convirtiendo poco a poco en país de destino, todavía no se transmite claramente en Centroamérica, porque los trabajos aún no están listos.
Como cada vez es más complicado entrar a Estados Unidos, las personas se van a dar cuenta de que México es un destino, pero se deben preparar para llegar, porque aquí hay varias iniciativas y oportunidades interesantes.
¿Podría México apoyarse en los migrantes?
—Claramente sabemos que hay muchas oportunidades de trabajo en el norte, que quedan puestos vacíos y que la fuerza laboral migrante siempre ha sido un factor muy positivo.
En Canadá se puede demostrar cómo la migración ha contribuido al Producto Interno Bruto (PIB), al desarrollo de muchas de las provincias, pero cuando hay una migración en tránsito trabaja poco y no va a contribuir a los impuestos, al crecimiento de las comunidades.
¿Sería un proyecto a largo o a corto plazo?
—Va a tomar cierto tiempo, en un principio hay que ver dónde están las oportunidades, no es algo inmediato, al principio siempre da una cierta preocupación que nuevas personas van a quitar los trabajos, pero no es así, hay que ver cómo una familia se establece y cómo comienzan a contribuir.
¿La OIM contribuye de alguna manera o cuál es su actividad?
—Trabajamos en un programa para fortalecer las capacidades del sector privado y del gobierno para recibir a migrantes trabajadores. Esto es en la visión de un México como país de destino, es algo reciente, lo hemos trabajado desde hace un año, pero debemos verlo a largo plazo.
¿Cómo impedir el rechazo por parte de los mexicanos?
—Pasa aquí como puede pasar en cualquier parte. Es el temor del otro, los cambios en un principio dan preocupación, pero México ya está cambiando y ya se puede comenzar a ver como un país de destino.
¿Cómo se han comportado las autoridades con los migrantes?
—Trabajan de la mejor manera posible para dar a los migrantes información, pero han sido evidentemente más estrictas en implementar lo que son las leyes, [pues] no pueden permitir una migración que no sea regulada, aunque claro que hay retornos de personas que se encuentran en situación irregular.
Trabajamos de cerca con el Instituto Nacional de Migración para que el trato a las personas sea según los estándares internacionales, pero los riesgos no están con las autoridades, sino con la migración irregular.