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Un día después de la conmemoración por el Día Internacional de la Mujer y por el paro nacional de mujeres, una docena de mujeres decidieron realizar un performance para exigir un alto al índice de feminicidios y de violencia contra las niñas y mujeres usando zapatillas rojas y calcetas rojas, con las cuales formaron la palabra “NI UNA MUJER +”.
Teniendo como escenario las calles del primer cuadro de la Ciudad de México, cuyas calles se observan semivacías por el paro nacional de mujeres, activistas pertenecientes al Frente Popular Francisco Villa señalaron que esperan que el presidente Andrés Manuel López Obrador vea desde el balcón presidencial “su grito”.
“Estas zapatillas representan a las cientos de compañeras que han muerto en los feminicidios que hay a diario en Mexico. Las calcetitas rojas son en representación de las niñas y bebés que murieron asesinadas”, comenta una mujer quien imite dar su nombre por temor a represalias.
Levantando un par de zapatos para niña, una de las activistas comentó que “estos zapatitos representan los que usaba Fátima, una bebé que no debía haber sido parte de las estadísticas. Es hora que esta masacre contra las Mujer es acabe en la Ciudad de México y todo el país”.
“Este paro nacional nos debe de enseñar a todas que sólo unidas padres salir adelante, pero sobretodo para que el gobierno nos vea y nos dé seguridad”, agregó.
La marcha del 8 de Marzo, histórica
Por primera vez desde que en México se realiza la marcha por el Día Internacional de la Mujer, las calles del Centro de la Ciudad de México se inundaron de manifestantes que exigieron al Estado mexicano garantía de justicia, seguridad y respeto, así como un alto a la violencia de género.
Durante más de tres horas, miles de mujeres, niñas, niños y hombres —unos por su cuenta y otros agrupados en alguno de los 70 contingentes— desbordaron la vía pública, del Monumento a la Revolución hasta el Zócalo capitalino. Los dos kilómetros y medio que hay entre ambos sitios se vistieron de los colores verde y morado, distintivos de los movimientos proaborto y feminista, respectivamente.
Integrantes de pueblos indígenas, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), estudiantes, mujeres de la tercera edad y personas con discapacidades, entre otros asistentes, gritaban, aplaudían, exigían justicia, igualdad y pronta respuesta de las autoridades mexicanas contra la violencia de género.
Los colectivos también derribaron las vallas en la calle 5 de Mayo y en la Catedral Metropolitana se enfrentaron con un grupo que se manifestaba contra el aborto. En la plancha del Zócalo hicieron caer las protecciones.
El inicio del mitin no podía esperar a la llegada de los últimos contingentes, por lo que algunos familiares de víctimas de feminicidio y desaparición forzada exigían justicia y visibilización de los huérfanos a causa de esos delitos.
“Nadie puede entender el dolor de una hija, de una madre, de una hermana”, señalaban las mujeres que tomaron el micrófono, mientras las autoridades intentaban contener a las encapuchadas.
“Le decimos al Presidente [Andrés Manuel López Obrador] que las víctimas tienen nombre y familiares”, gritaba otra mujer dirigiendo la mirada a Palacio Nacional.
“A más de un año de la llegada del nuevo gobierno, nuestras exigencias siguen sin respuesta. No aceptamos que López Obrador minimice nuestras demandas ni su política de criminalización”, dijeron, y repudiaron a los partidos por querer aprovechar la movilización.
Aunque quienes encabezaban el mitin afirmaron no ser violentas y pidieron no realizar actos vandálicos, también llamaron a no reprimir a las asistentes.
El saldo de lesionados fue de cuatro policías mujeres con quemaduras, heridas en manos, piernas y brazos, una de ellas con posibles fracturas; además de una integrante del contingente y otra más, de las brigadas observadoras.