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Es el PRI de Enrique Peña Nieto a todo lo que da. Con rapidez y a mano alzada, los miembros del Consejo Político Nacional aprueban el método de selección para postular candidato presidencial. Aplauden de pie y alzan un coro: “¡Vamos a ganar!”, y levantan el puño derecho muchas veces, al mismo tiempo, los cientos de consejeros.
Están alegres. Hinchan el orgullo priísta. Lo que una vez se llamó ‘Línea’ y luego ‘Disciplina’, en este banderazo de salida para la contienda electoral por la Presidencia de la República, nueve gubernaturas, 128 senadurías, 500 diputaciones federales, los priístas de 2017 dicen que responder sin desentonar lo llevan en el ADN que contiene la información genética de esta organización política.
Se reúnen en el Auditorio Plutarco Elías Calles. La figura de la 41 sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional ha sido el ausente presidente Enrique Peña Nieto.
De hecho este evento es un rito político que exalta su poder, que tiene todos los hilos del proceso interno de designación de todos, sí, todos, los cargos de elección constitucional que se juegan en el proceso político de 2018.
En su discurso, el presidente del CEN partido, Enrique Ochoa Reza, dice el nombre de Peña Nieto y con ello alzan una aclamación y largos aplausos para quien es llamado primer priísta de la nación, y a quien los estudiosos de los destapes han llamado “fiel de la balanza” o “gran elector”.
La sesión es un rito del partido. Asistieron ex presidentes del partido, con su decano, Jorge de la Vega Domínguez; Humberto Lugo Gil, María de los Ángeles Moreno, Dulce María Sauri, José Antonio González Fernández y Beatriz Paredes Rangel. Arriba en el presidium, César Camacho Quiroz, ex jerarca y actual coordinador de los diputados federales.
Augusto Gómez Villanueva debe ser el priísta más longevo en el auditorio, líder de la CNC y secretario de la Reforma Agraria con Luis Echeverría, de cuando el PRI funcionaba conforme al designio del Presidente de la República.
