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Andrés Manuel López Obrador cumple este 1 de junio sus primeros seis meses al frente del Ejecutivo federal. Desde el inicio, el primer mandatario surgido de la izquierda en nuestro país ha impreso su sello particular, el cual le ha ganado aplausos de sus simpatizantes pero también le ha abierto una serie de frentes que para algunos analistas son un síntoma preocupante del buen funcionamiento del país.
En medio año, el Presidente ha tenido que encarar pruebas de fuego, como el descontento de algunos empresarios por haberle puesto fin a los trabajos de lo que iba a ser el Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco y del Tren México-Toluca; asimismo, ha enfrentado tragedias, como el accidente aéreo que cobró la vida de la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle —las investigaciones de este suceso siguen pendientes.
Desde el pasado 21 de enero, el Ejecutivo estableció un plan contra el robo de combustible (huachicol), lo que dejó a la Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Guadalajara y Nuevo León con escasez de gasolina durante una semana.
No obstante, el punto más doloroso, de acuerdo incluso con López Obrador, fue la explosión de una toma clandestina en Tlahuelilpan, Hidalgo, cuyo resultado fue la muerte de 135 personas —entre ellos varios menores de edad— que recolectaban, en cubetas y bidones, hidrocarburo de un ducto pinchado por grupos criminales.
Por otro lado, en febrero pasado se registraron una serie de movilizaciones y protestas por la decisión del gobierno de cancelar los recursos a las llamadas estancias infantiles de la extinta Sedesol, donde los padres de familia llevaban a sus hijos mientras trabajaban.
Otro frente que destaca es el que mantiene abierto con el Poder Judicial y con la mayoría de los órganos autónomos por la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos, que establece que nadie puede ganar más que el mandatario —su salario es de 108 mil pesos mensuales.
Otro conflicto que tiene el actual gobierno es por el combate a la corrupción en la compra de medicinas y medicamentos.
En ese contexto, se dio la renuncia, hace unos días, de Germán Martínez Cázares, exdirector del IMSS, quien se quejó de que funcionarios de Hacienda tenían una “injerencia perniciosa”. No había transcurrido ni una semana de esto cuando hubo otra salida del gabinete: Josefa González-Blanco dejó la Secretaría de Medio Ambiente por causar la demora en un vuelo comercial.
En el contexto internacional, el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amaga una y otra vez contra México por no detener la migración ilegal de personas hacia la unión americana. También se abrió un frente con España al solicitarle al rey, en una carta, que ofreciera disculpas públicas por la conquista de los territorios que hoy conforman nuestro país.
Las opiniones
Analistas y politólogos coincidieron en que los primeros seis meses del presidente Andrés Manuel López Obrador han transcurrido con claroscuros, pues si bien destacan el combate a la pobreza y la corrupción, los métodos de su política económica y de seguridad preocupan.
Mauricio Merino Huerta afirma que en esta primera mitad de año, el Ejecutivo ha sido convincente en cambiar las formas de gobierno, pero su apuesta ha provocado mucha inquietud y, como efecto negativo, ha generado una gran polarización en la sociedad.
“Sus decisiones descansan más en [sí mismo] que en la construcción de un entramado institucional; es decir, nuevas reglas e instituciones que le den aliento al cambio y que no dependa sólo de la bondad de las personas o la buena intención de quien gobierna temporalmente”, señaló.
Merino Huerta, académico e investigador del CIDE, asegura que este medio año ha sido como las mañaneras: sólo figura el presidente, no se ven las instituciones distintas y todo depende directamente del titular del Ejecutivo, no de las instituciones democráticas que tienen que ser renovadas.
“Me parece muy bien que él haya decidido cortar de tajo los grandes negocios que se hacen al amparo del poder público, como el del huachicol y el de las medicinas. Eso lo aplaudo, [pero] cortar de tajo no equivale a modificar las reglas y las instituciones para que de manera perdurable se permitan combatir esos flagelos en el largo plazo, porque ese es el problema”.
Para José Antonio Crespo, internacionalista y doctor en Historia, si bien los objetivos del AMLO —acabar con la desigualdad, la corrupción y la inseguridad— son deseables y se comparten, el problema es cómo quiere conseguirlos.
“Me parece que los medios han sido los más erróneos, [porque] no escucha a los expertos y simplemente contesta con ideología (...) o los descalifica diciéndoles conservadores o la mafia [del poder]. Eso no es un debate racional que ayude a resolver los problemas”.
El también investigador del CIDE señala que como resultado vemos recortes “sin ton ni son” que están afectando la eficacia gubernamental o proyectos que van a jalar dinero bueno al malo, lo que impacta en la confianza y en la credibilidad de los ciudadanos además de provocar incertidumbre en los inversionistas, que se traduce en lo que estamos viendo.
Carlos Ramírez Fuentes, consultor de Integralia, expresó que el presidente López Obrador tiene características atípicas en las que él concentra las decisiones clave de manera inusual: “Es alguien con convicciones ideológicas bien arraigadas y, sobre todo, es un mandatario ‘voluntarista’; es decir, sus decisiones están basadas en su voluntad”.
“[Por] cómo vamos en estos seis meses, desde la óptica financiera, tiene un compromiso genuino con finanzas sanas, sea como sea. Podemos discutir los cómos, pero tiene un compromiso con el libre comercio y respeta la autonomía del Banco de México”.
Sin embargo, dijo que hay varios aspectos que son preocupantes, “ya que ese voluntarismo que caracteriza a López Obrador reditúa en una falta de claridad de los proyectos”.
¿Hacia dónde vamos?
Merino Huerta asegura que no le queda claro cuál será el país que López Obrador desea entregar una vez que deje el cargo, porque el mandatario se ha convertido en el gran tomador de decisiones y ha dejado de lado el apoyo institucional.
“Creo que eso sí se le debe reprochar en estos seis meses de trabajo”, señala el investigador del CIDE.
Crespo, por su parte, advirtió que podría haber un escenario de gran desilusión, ya que, como en todo inicio de gobierno, los objetivos planteados pueden no cumplirse, pero en el caso del gobierno de López Obrador, éstos pueden trascender.
Carlos Ramírez dice que si bien el presidente tiene un compromiso de mantener las finanzas públicas, es preocupante que hay muchas promesas y programas que no tienen restricción presupuestaria.
*** Fotos: Archivo El Universal