A espaldas de la
, Jimena Martínez, de la organización Cipac, y María Fernanda Camacho asisten a los perros que han sido abandonados o que ya no encuentran a sus dueños durante la peregrinación , es el segundo año que acuden durante los festejos a la Virgen.
Mientras coloca un collar reflectivo sobre el cuello de una perrita, Jimena pide a los peregrinos que no traigan a sus mascotas con ellos, o que si en su camino encuentran un perro que los siga, les den alimento, agua y no los lastimen.
“Venimos a hacer una labor titánica porque no son ni uno, ni dos perritos, son bastantes en situación de calle, los peregrinos los jalan desde su casa o de su pueblo y como se regresan en camión dejan a los perritos aquí”, dice.
Jimena recordó que en 2018 asistió entre 25 y 30 perros que llegaron al cerro del Tepeyac en malas condiciones, deshidratados y en algunos casos heridos.
“Es muy triste porque vienen muy malitos, vienen caminando desde quién sabe dónde y super amolados, a veces hay que canalizarlos rápido con algún veterinario para que se levanten, el año pasado encontramos 30 perritos abandonados y que además fueron maltratados, ojalá que la gente sea más consciente”, resalta.
Aunque Jimena reconoce que no todos los perros que quedan en la Basílica de Guadalupe sean de los peregrinos, reitera su petición a que no los abandonen.
“Dudo que sean mascotas de casa, más bien al ver los grupos de personas los siguen, lo que sí espero y pido es que no los maltraten porque hace un año rescatamos un pitbull que colgaron de un puente. Lo que pido es que no los traigan, que los dejen guardaditos y que si se los traen no sean gachos y se los lleven a su casa”.
También es el segundo año que María Fernanda llega al templo mariano en estas fechas con lo que ha denominado la “gran perregrinación” para ayudar a los animales que abandonan.
“A veces no son sus perritos, vemos pocos casos de abandono, más bien son perros callejeros que los siguen, el día 13 ya no hay gente, pero si muchos animales abandonados”.
Con un comedor portátil, creado por ella, Marifer llega a la villita con la intención de darles de comer, algo de tomar y ponerles collares reflectivos para evitar que sean atropellados.
“El año pasado más que abandono vimos maltrato, desde los guardias de la basílica, niños, adultos, y lo que buscamos es que la gente sea más consciente de no maltratar y ya después vemos la acogida o la esterilización”.
Como protectoras de animales, Jimena y Fernanda tratan de concientizar a los mexicanos sobre la importancia de esterilizar a sus mascotas y de insistir en no maltratarlos.
“Los animales que son esterilizados corren menos riesgo de perderse, salirse de sus casas. En el camino hemos encontrado gente interesada en el bienestar de los animalitos, nos da gusto y ojalá que las personas lo piensen dos veces antes de maltratar a un animal”.
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