Como no ocurría por lo menos en los últimos 20 años, ayer se reunieron en el PRI 11 expresidentes del partido con el actual Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que encabeza Alejandro Moreno Cárdenas, para dialogar y analizar la situación del partido, luego de los descalabros electorales de 2021 y este año, en los que perdió una decena de gubernaturas.
Fue la primera reunión con el presidente Alito Moreno y la secretaria general Carolina Viggiano desde agosto de 2019, cuando tomaron posesión del cargo tras la derrota electoral que sacó al PRI de la Presidencia de la República por segunda vez en su historia, pero también la primera vez en que un grupo importante de exdirigentes acudían a una reunión para sentar en el banquillo al líder y advertir la urgencia de un cambio en el mando.
Antes de las 10 de la mañana comenzaron a llegar a la sede nacional del tricolor figuras de la época del PRI casi hegemónico como Humberto Roque Villanueva, José Antonio González Fernández, César Camacho Quiroz y Jorge de la Vega Domínguez, quien presidió al partido a finales de los años 80 cuando la Presidencia de la República y las 31 entidades de entonces estaban en poder priista.
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También llegaron puntuales a la cita Beatriz Paredes Rangel, Manlio Fabio Beltrones, Claudia Ruiz Massieu, Roberto Madrazo, Pedro Joaquín Coldwell y Carolina Monroy, además de los coordinadores parlamentarios, el diputado Rubén Moreira Valdez y el senador Miguel Ángel Osorio Chong, así como el diputado Augusto Gómez Villanueva.
Todos se reunieron en el Salón Presidentes. Algunos de los asistentes llegaron con la espada desenvainada y listos a exigir renuncias anticipadas en el CEN priista, un golpe de timón y un cambio de rumbo para evitar que se agrave más la crítica situación que vive el partido.
Por el Comité Ejecutivo, sus principales cabezas, los diputados Alejandro Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano Austria, escucharon una a una las intervenciones de los invitados al encuentro, entre ellos Roberto Madrazo y Jorge de la Vega, quienes fueron incluidos de última hora e incorporados al final de la lista de asistentes con sus nombres escritos con pluma.
Los expresidentes del PRI más críticos y severos con la gestión de la actual dirigencia partidista fueron Claudia Ruiz Massieu, Roberto Madrazo y César Camacho, quienes le hicieron fuertes reclamos, exigieron explicaciones ante la falta de resultados positivos y exigieron la renuncia de Alejandro Moreno a la presidencia, lo que fue secundado por otros exdirigentes.
Ante la insistencia de algunos de sus antecesores de la necesidad de que la dirigencia actual dé un paso al costado para permitir la renovación del partido, Moreno Cárdenas expuso una y otra vez que su gestión está respaldada por los estatutos partidistas, ya que recordó que fue elegido democráticamente para encabezar al PRI por un periodo de cuatro años, “que voy a cumplir”.
“No es un tema de legalidad, sino de legitimidad”, dijo en su intervención el exgobernador del Estado de México, César Camacho Quiroz.
Y es que en la reunión también se hizo mención de los escándalos en los que se ha visto envuelto el líder priista, entre ellos los audios difundidos por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores.
En conferencia de prensa al término del cónclave, el dirigente tricolor aseguró que durante el encuentro “no hubo ningún reclamo, lo que hubo fue planteamientos, reflexiones, comentarios; (fue) una reunión rica, vasta en propuesta, en análisis (porque) el PRI hace la autocrítica, no la autoflagelación”, enfatizó.
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Dijo que lo que se planteó en el encuentro es una reflexión que hiciera la dirigencia nacional de la claridad y de la contundencia, “si éramos capaces de enfrentar el proceso electoral, lo que venía hacia adelante, y lo que sí hubo fueron sugerencias, comentarios importantes, análisis de apertura, de inclusión, de estrategia”.
En un desplegado, los líderes nacionales de los sectores, organizaciones y organismos especializados, así como los presidentes de los comités directivos estatales del PRI, cerraron filas y reiteraron su “respaldo total y apoyo absoluto e irrestricto” a la dirigencia nacional del partido “que fue electa democráticamente por casi 2 millones de militantes”.