“¡Pásele mamita, aquí hay motita!” y un intenso aroma a marihuana quemada es el saludo con que recibe a sus visitantes el Corredor Cannábico Cultural que hace tres semanas se instaló en Paseo de la Reforma, frente al Senado. Aquí, hasta consejos para fumar por primera vez se ofrecen.
En un pasillo que rodea como serpiente a la sede legislativa en la plaza Luis Pasteur se puede adquirir toda clase de artículos, desde frascos con 500 gotas de CBD en mil pesos, monederos y ropa confeccionada en hemp, hasta marihuana de diferentes cepas y sabores, vendida por onza y por gramo.
Desde el 19 de noviembre pasado, cuando el Senado aprobó reformas para regular el uso adulto, recreativo, de la marihuana, medicinal e industrial, comenzaron a colocarse los vendedores, primero de manera muy discreta: unos pocos comerciantes con sus trapos en el piso ofreciendo sábanas y pipas, y luego marihuana conforme se incrementaba el número de consumidores que se detenían a fumar un rato antes de continuar con sus actividades.
Hoy, el humo se percibe desde el arroyo vehicular y el ambiente es inconfundible entre risas y canciones de reggae, música electrónica y hasta corridos de banda que suenan.
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En un momento en que todavía no es legal la comercialización del cannabis y sus derivados, lo más popular es la marihuana en flor o ya forjada en cigarrillos. Tal vez sea por ello que en muchos de los puestos, las cajas de cobro llevan escrita la palabra “donación”.
Hay de todos los sabores: cookies and cream, Luke Skywalker, máster kush, royal blueberry, pitufos y luxury venom (veneno de lujo) en su traducción al español; también hay hachís y se ofrecen versiones de viaje, es decir, cartuchos para cigarro electrónico que contienen aceite de THH.
Los cigarros armados de marihuana, gallos como también se les conoce, cuestan 50 pesos por ser de la calidad más comercial, pero se pueden adquirir paquetes de yerba de sofisticados cultivos hidropónicos de 2 mil pesos la onza.
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Esa última, la más cara, es “de la que te pega bien sabroso, es como un madrazo de Mike Tyson”, recomienda Franco, vendedor de 25 años que accedió a una entrevista con la condición de no dar a conocer su nombre completo ni su imagen.
Este Corredor Cannábico Cultural, explica, fue instalado para protestar y exigir que se legalice el comercio de la yerba.
“Estamos ejerciendo nuestro derecho a protestar”, afirma.