Sin lugar a dudas, don fue un hombre que nació para triunfar. Honesto y trabajador. En entrevista exclusiva para , realizada el 14 de abril de 2004, afirmaba que los ricos deberían aprender que el dinero es saber gastarlo bien, y no, para presumirlo, y agregaba: “Desafortunadamente, a lo largo y ancho del territorio nacional existe una terrible pobreza que se deriva por la falta de educación y cultura y en México” Además… ¡En México, no es delito ser pobre!!

La mañana de este viernes 28 de marzo de este 2025, a los 89 años de edad, , este gran mexicano y excelente ser humano, concluyó su ciclo de vida en este mundo terrenal, dejando una huella imborrable como un gran promotor del deporte nacional, así como su enorme espíritu filantrópico, siempre, ayudando a los que menos tienen.

Un exitoso empresario que le encantaba confiar en las personas, y de manera especial, en las mujeres. De hecho, poco más del 80 por ciento de los altos ejecutivos que integran Grupo Empresarial Ángeles y del cual era Presidente del Consejo de Administración. Don Olegario confiaba tanto en su gente, que cuando se trataba de negocios de alto impacto, las decisiones nunca las tomaba de manera personal, sino que consultaba a cada uno de los integrantes de su staff de asesores, en su mayor parte, integrado por mujeres.

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Entrevistado en el piso 15 de la Torre Principal del Hospital Ángeles del Pedregal, al sur de la Ciudad de México, en una confortable y moderna oficina. Elegante y pulcro en el vestir, portando un traje de seda color azul marino, camisa blanca y corbata color naranja con diminutos detalles rojos y azules, botas de piel perfectamente aseadas. Su notoria seriedad salta a la vista, pero, poco a poco, nos permite ir descubriendo que, en realidad, frente a este reportero, hay un hombre sumamente simpático, agradable y amable en su trato, educado, sencillo y un excelente anfitrión.

A un costado de un sillón de tela color amarillo claro, se encuentran las banderas de México y de la Cruz Roja, de la cual, fungió como Presidente Honorario Vitalicio. Al iniciar la charla, sus manos parecen hablar, al comienzo de un interesante relato de una historia que comienza en 1928, cuando Don Venancio Vázquez Álvarez y doña María Raña, -sus padres-, llegaron a la Ciudad de México, procedentes de Vigo, España, en compañía de sus cinco hermanos: Aurelio, Sara, Apolinar, Mario y Abel –hoy, todos ya fallecidos-.

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-¿Cómo le va en la vida al exitoso empresario Olegario Vázquez Raña?

-Gracias a Dios, me va muy bien, pero, antes de iniciar la entrevista, permítame decirle que le agradezco mucho su visita, estoy a sus órdenes y me puede preguntar lo que desee.

-Con ésa enorme fortuna, producto del éxito de sus negocios ¿Cómo le hace para no perder la sencillez y humildad?

-Siempre he pensado que cuando la gente deje de ser normal y sencilla… ¡ya no vale la pena existir!!

-¿Quién demonios es Olegario Vázquez Raña, que todo mundo quiere y lo respeta?

-Olegario Vázquez Raña es una persona completamente normal desde que sufrió enormes carencias económicas, y, es hasta ahora, que vive cómodamente.

-¿Los millonario pierden el piso?

-¡Eso es!! La gente que tiene dinero o los millonarios, deberían de aprender que el dinero es saber gastarlo bien y no para presumirlo. Esa gente debería tener, siempre, los pies muy bien puestos en el suelo y tratar de comportarse completamente sencillos y humanos.

-¿Los que han tenido la suerte de convertirse en millonarios se olvidan de los demás?

-Ja, ja, ja, lo único que le puedo decir, es que soy un hombre sumamente afortunado, con mucha suerte porque Dios me ha dado la enorme oportunidad de tener muchos negocios en los que me ha ido muy bien. Me siento profundamente satisfecho y muy contento.

-¿Don Olegario Vázquez Raña es un moderno Rey Midas?

-¡No!!, no soy un moderno Rey Midas.

-¿Se necesita mucha suerte para triunfar en los negocios? - La suerte va con el hombre que trabaja y no con el flojo que desea todo le caiga del cielo. Don Edmundo, yo me considero como un buen administrador, curiosamente, el 80 por ciento de mi equipo de asesores son mujeres. ¡Eso sí!!, OIegario Vázquez Raña es totalmente feminista.

-¿Las mujeres son más inteligentes que los hombres?

-Son muy buenas para los negocios y muchísimo más que los hombres. Doy una orden una sola vez y no tengo que repetirla, además, son extremadamente ordenadas.

-¿Cómo le hace para lograr esa eficiencia y cómo estimula a su personal?

-En Grupo Empresarial Ángeles se pagan excelentes sueldos para que la gente trabaje contenta y satisfecha, eso, me augura el éxito. Todo ello forma parte de una disciplina que he venido aplicando desde muy joven, tanto en el deporte como en los negocios y hasta en el terreno familiar.

-¿Cuándo era niño se imaginó que llegaría ser un empresario tan exitoso?

-¡Que bah!!… ¡para nada!! Fui un niño totalmente introvertido. Provengo de la populosa colonia Guerrero, una zona que era considerada como de las más pobres del país.

-¿Con esas tremendas carencias, cómo se divertía?

-Al tocar el tema de su etapa infantil, se acomoda en el sillón, su tono de voz se aviva, con voz más fuerte y clara exclama: “Era re bueno para las canicas y para el trompo…ja, ja, ja. No sabes cómo te agradezco que me hagas revivir esa etapa de mi vida, bellos recuerdos que estaban por ahí arrumbados. ¡Uy!!, quiero decirte que, para las canicas, era el mejor de la colonia y nadie me ganaba. Curiosamente, no tenía necesidad de comprarlas, ya no se diga para el trompo.

-¿Cuánto le daban de domingo?

-Suspira profundamente, le da un trago a un vaso con agua y pone sus manos en posición de oración: ¡Nunca supe lo que era recibir un domingo!! Desde muy niño, cerca de los siete u ocho años de edad –aclara- ¡Uff!!, te estoy hablando de los años 40´s. Me acuerdo que había un teléfono público en la entrada de la vecindad, por cierto, el único que existía en toda la manzana, mismo que mi papá había instalado en la tiendita que había puesto. Total, la gente me pagaba 20 centavos por llamada; me puse listo, recibía todas las llamadas telefónicas e iba corriendo por toda la manzana para avisarle al destinatario de esa llamada, me tocaban la cabeza y me decían: “gracias güerito” y me daban un pesito por llamada… ¡¡Era un súper sueldo para un niño de escasos ocho años!!

-¿Cuántas llamadas recibía al día?

-No sé, quizás, cerca de veinte. Un día, un doctor que vivía bastante lejos, me reclamó muy feo porque no recibía llamadas…

-¿Y qué le dijo?

-Le respondí muy serio: “Pues si no recibe llamadas, es porque nadie se acuerda de usted”

-¿Qué hacía con ese dinero?

-Se lo daba a mi mamá para que comprara cosas para la casa, repito, provengo de una familia muy humilde, el poco de dinero que me sobraba lo utilizaba para comprarme algunos útiles para la escuela. Creo que, fue ahí, cuando empecé a mentalizarme en mi deseo de administrar el dinero correctamente.

-¿En la escuela era un niño aplicado, del montón o medio burro?

-¡¡Nunca fui un niño aplicado!!, más bien, era regular o del montón. Mis calificaciones eran entre siete y ocho. Debo confesar que siempre me la pasaba copiando a los demás. Estaba convencido que los niños que sacaban puro diez, eran buenos para llegar a ser grandes profesores, y quienes nos estirábamos para copiar, al final de cuentas, aprendíamos de verdad.

-¿Acostumbrado a que la letra con sangre entra?

-¡¡No!!, mis papás jamás me golpearon, al contrario, recibí mucho, pero mucho amor.

-¿Un clásico niño de los años 40´s, con pantalones cortos?

-Ja, ja, ja. En efecto, eran pantalones cortos y rotos por todos lados, tenían parches por doquier, a final de cuentas, ya no sabíamos el color de los pantalones por la gran cantidad de parches que eran de diversos colores.

-¿Los Santos Reyes resultaron ser muy generosos o unos “manchaditos”?

-Hum, los Santos Reyes para mí… ¡jamás me trajeron nada!!

-¿Se habían olvidado de usted?

-No lo sé, pero me sentía muy triste porque mi única ilusión era tener una pelota. Me acuerdo que le decía a mi mamá: “Mamá, yo me porto muy bien… ¿Por qué no me traen nada los Santos Reyes?

-¿Y qué le respondía su mamá?

-Mi mamá, simplemente me abrazaba, su respuesta era un beso en la frente con lágrimas en sus ojos. Las necesidades de mi casa eran muchísimas. Éramos seis hermanos y dormíamos dos en cada catre.

-¿Qué comían?

-Comíamos de milagro… ¡y una vez al día…!!

-¿Ups… en serio?

-¡¡Claro!!, Ser pobre no es delito. Nuestro desayuno era una taza de café, que hervía en una olla grande de barro…

-¡Qué rico…!!

-Mi mamá lo preparaba de la siguiente manera: Le ponía dos cucharadas de café molido, unas rajitas de canela y mucha, pero muucha agua para que alcanzara para todos, además, nos tenía que durar para toda la semana.

-¿Lo acompañaban con unos ricos tamales?

-¡¡Ni que tamales ni que nada!! Ni tampoco bolillos, éramos de a tiro muy pobres, nada más el café caliente era lo que había en nuestras pancitas.

-¿A la hora de la comida un rico caldo de pollo?

-Una o dos tortillas con un huevo cocido partido para dos.

-¿No comían pollito o carne de res? -Carne y pollo eran una sola vez al mes.

-¿Y de merienda?

-Con lágrimas en los ojos, se despoja brevemente de sus lentes de cristal, se limpia los ojos con un pañuelo y continúa: “En la noche, era una taza de café otra vez ¡Ah…!! Cuando me iba bien en los teléfonos, íbamos corriendo a la calle de Soto, en donde aún permanece una taquería muy grande y comprábamos uno o dos tacos deliciosos envueltos en papel estraza. ¡¡Esa era nuestra alimentación!

-¿Presentaba cuadros de anemia?

-“Lo que sí recuerdo, es que cuando estaba en la escuela secundaria Simón Bolívar, me quedaba dormido en la clase…” –Súbitamente, suspende un momento su relato al no poder contener las ganas de llorar, como un niño, llora desahogadamente, al término nos ofrece disculpas y prosigue: “Es algo que jamás se me va olvidar. Por cierto, un profesor con una regla de metal me pegó en la cabeza en castigo porque me dormía, me dolió muchísimo…

-¡Qué cruel…!!

-Me sentí mucho muy avergonzado delante de todos mis amigos y compañeros. Al término de la clase fui y le dije: ¡¡Oiga profesor, quiero hablar con usted!! Le expliqué, que, diariamente, me levantaba a las 4 de la mañana para empezar a trabajar en la tiendita que había puesto mi papá, así es que no me daba tiempo de desayunar, y es por eso, que me daba mucho sueño. Quiero estudiar, pero no me concentro…¡Por favor, ayúdeme, comprenda lo que estoy viviendo!! Quiero ser alguien en la vida.

-¿Cambió la actitud del profesor?

-Sí, a partir de ahí, me ayudó mucho.

-¿Qué deseaba ser de grande?

-Siempre fui muy inconforme con lo que tenía. Recuerdo que a los 16 años de edad, mi ilusión era ganar mil pesos diarios y me decía: “Voy a ser el hombre más rico del mundo”

-¿…Y luego?

-Creo que esa decisión me ayudó muchísimo con el paso del tiempo.

-¿Qué carrera escogió?

-Tiempo después, ingresé a la Escuela Bancaria y Comercial para estudiar la carrera de Administración, algo que me gustaba muchísimo.

-En plena adolescencia ¿Cómo se divertía, se iba de pinta a los cines?

-¡Uy…!! Nos íbamos al cine, me gustaba el cine Apolo y otro que estaba en la calle de Soto, veíamos tres películas por 3 pesos.

-¿Con quién iba?

-Don Edmundo, que manera tan especial tiene usted para sacarme cosas que guardo en lo más profundo de mi corazón, quiero decirle que es la primera vez que cuento cosas tan personales. Nos íbamos todos los amigos de la colonia.

-¿Cuántos chicos integraban su “pandilla”?

-Éramos cerca de 7 chamacos, por cierto, comprábamos un solo boleto y esperábamos a que iniciara la función, sorteábamos a quién le tocaba el boleto, formaditos en fila, le decíamos al encargado de la entrada “el de atrás trae el boleto”, mientras el encargado alegaba que éramos siete, fingíamos que no nos conocíamos y nos perdíamos en el interior de la sala, ja,ja,ja,.

-¿Qué películas veían?

-Las de Jorge Negrete, Pedro Infante y David Silva, entre otras más.

-¿Antes existía mayor unidad familiar?

-¡¡Por supuesto que sí!!, Aún conservo muchos de mis amigos, otros, desgraciadamente ya han muerto.

-¿Es verdad que fue tremendo con las mujeres?

-¡¡No!!, al contrario. Fui extremadamente serio porque, en esos tiempos, me empecé a meter de lleno al deporte del tiro, lo que requiere de mucha disciplina. Siempre fui muy responsable con mi manera de ser.

-¿A qué hora se levantaba?

-Me iba a las seis de la mañana al campo de tiro y regresaba poco antes de las ocho para darme un baño, gracias a mi amigo Salvador Sánchez, era el que tenía coche, me daba un “aventón”, me llevaba y me traía para estar puntual en la tienda.

-¿Siempre fue el consentido de sus papás y amigos?

-¡No lo sé!! Lo único que recuerdo, es que me había convertido en algo así como el líder de la palomilla de la colonia.

-¿A lo mero macho, nació para triunfar?

-¡Vaya que pregunta!! Hum, no lo sé. Cuando empecé a manejar los negocios de mi familia, mi papá me entregó todo el dinero para que se lo administrara.

-¿Qué sucede cuando su papá muere?

-Detrás de la enorme tristeza por la muerte de mi padre, fue una grata sorpresa para mí…

-¿Por qué?

-Mi papá, había dejado una carta donde decía que yo me hiciera cargo de absolutamente cargo de todo el dinero. Así es que, hasta la muerte de mi madre, se hizo el reparto por partes iguales entre los hermanos.

-¿Cuál fue la fórmula que utilizó para que Compañía Hermanos Vázquez fuera tan exitosa?

-Al principio, éramos cuatro hermanos, dado que ya habían fallecido dos, -aclara-, nos hicimos socios y trabajamos de la misma manera. Posteriormente, Mario se separó y me quedé como administrador único. Me pregunta ¿cuál fue la fórmula empleada que funcionó a la perfección para tener éxito?, es decir, le compraba determinada cantidad de muebles a un proveedor, pero le pedía un descuento a cambio de pagarle inmediatamente, lo que me permitió ahorrar muchísimo para poder ofrecer precios atractivos al cliente. Compañía Hermanos Vázquez creció muchísimo con enorme fama, nuestros precios eran los más bajos del mercado.

-¿Atesorar tanto dinero convierte a la gente en egoístas?

-¡Que pregunta tan fuerte!! Me emocionaba muchísimo cuando la gente nos decía que éramos los que vendíamos más barato de todo el país.

-¿Y usted, qué les respondía?

-Lo único que respondía, era que ganábamos poco, pero vendíamos mucho, es decir, solamente nos quedaba un 10 por ciento de utilidad, pero el porcentaje de ventas era enorme.

-¿Cómo le hace para no perder la sencillez?

-El orgullo más grande que tengo en la vida, es tratar de ser humilde y normal, tal y como lo era desde hace 50 o 60 años. Me llena de emoción ver a mis hijos formados –dos hijos varones y una mujer; dos yernos y una nuera, todos cortados con la misma tijera.

-¿Olegario Vázquez Aldir….hijo de tigre..”pintito”?

-Mi hijo es el Director General del Grupo Empresarial Ángeles y Grupo Imagen, un muchacho de lo más sencillo que hay en el mundo, con una carrera universitaria, siempre con los pies en el suelo. Le he dicho que el día que deje de ser humilde ya no vale nada.

-¿Es un arte saber gastar el dinero?

-¡Woow!!, que bonita pregunta. Mi mamá decía: “Cualquiera sabe ganar el dinero, pero no cualquiera sabe gastarlo bien” El dinero es para servirse de él y no ser su esclavo. El dinero es para ayudar a los demás, y no, para presumir, mucho menos, humillar a los demás.

-¿Por qué incursionar en hospitales, si no es su ramo?

-Antes de comprar Hospitales Humana, fundamos la compañía Bonafont, era el principal accionista, así como el principal cooperativista de Ómnibus de México. En cuanto a los Hospitales Ángeles, ya llevamos 15 y 15 más en construcción en todo el país.

-¿Qué me dice de los hoteles Camino Real?

-La cadena de hoteles Camino Real se compraron, tuve que invertir otro tanto igual de lo que me costaron, cerca de los 261 millones de dólares.

-¿Tiene miedo de incursionar en un rubro que desconoce y se lo “lleven al baile”?

-Mire usted, cuando llegamos a los hospitales Humana, efectivamente, yo no soy médico, pero me di cuenta que con una buena administración, saldría adelante y cuando me ofrecieron los hoteles Camino Real, no tenía ni la mínima idea cómo funcionaban.

-¿Entonces, cómo le hizo?

-Con una buena remodelación, gastamos más de 100 millones de dólares para ponerlos a funcionar como debiera ser. Ahí los tiene llenos de huéspedes de todo el mundo. Al grado que hay ocasiones que tenemos que cancelar reservaciones porque ya no hay cupo. ¡Ése es el fruto de nuestro esfuerzo!!

-No ha faltado quien se atreviera en criticarlo duramente, argumentan que se quiere apoderar de México y hacerle la competencia a Carlos Slim…

-Cuando me ofrecieron Grupo Imagen, yo no sé absolutamente nada de medios de comunicación, ni de radio o televisión. Solamente sabía girar la perilla de un radio viejísimo que tenía, pero consideré que podría ser un excelente negocio… ¡y así resultó!!

-¿Una valiosa oportunidad para atacar a sus enemigos?

-Yo no tengo enemigos. Jamás, le he ordenado a nadie de mis colaboradores que ataquen a determinado político o persona, al contrario, respetamos totalmente la autonomía y libertad de expresión.

-¿Le dicta línea a comentaristas, locutores o reporteros de Grupo Imagen o Imagen Televisión?

-¡No!!, ellos tienen una total autonomía y responsabilidad del trabajo que ejercen. Me siento muy contento porque, hasta el día de hoy, se vendieron totalmente las pautas de publicidad, eso me hace sentir muy satisfecho y orgulloso.

-¿Qué negocios le hace falta por incursionar?

-Tenemos una constructora, la tercera en importancia a nivel nacional y la manejan a la perfección mis dos yernos. Mi hijo y el que de esto le habla, fungimos solamente como socios.

-¿Cuántas fuentes de empleo ha creado hasta la fecha?

-Más de 100 mil fuentes de empleo, con todo y las constructora

-¿Un moderno Rey Midas?

-No, no soy un moderno Rey Midas… ¡para nada!! Es fruto del esfuerzo de un equipo bien organizado y responsable.

-¿De dónde saca tantas fuerzas para seguir adelante, se siente consentido de Dios?

-Creo que soy un hombre de mucha suerte….

-¿Disculpe que le interrumpa, le llama suerte a tantos éxitos empresariales?

-Soy un hombre de bien y creo mucho en Dios, tan es así, cada 12 de diciembre, me invitan a la Villa de Guadalupe a la misa en honor a la Virgen de Guadalupe. Soy un hombre que cree totalmente en mi fe y en mi propia lucha. Estoy totalmente seguro de que del cielo no me va a caer absolutamente nada. La suerte va con el hombre de trabajo y no con el flojo que desea todo le caiga del cielo.

-¿Su fe es tan grande que cree y confía a “ciegas” en las personas?

-Creo en las personas porque sé perfectamente que Dios está en todos lados. Si ellos fallan, pues es cosa de ellos. Simple y sencillamente, siento que alguien en especial me cuida y protege.

-¿Por qué se hizo para atrás en la negociación de compra de Mexicana de Aviación?

-No sé si fue mi Ángel de la Guarda o alguien que me dijo al oído que no me metiera en camisa de once varas.

-¿Se arrepiente de no haber comprado Mexicana de Aviación?

¡No!!, créame que no me arrepiento, al contrario, no me iba ir nada bien con el surgimiento de nuevas líneas aéreas y el broncón que hay en Mexicana de Aviación.

-¿A lo mero macho, es un elegido del cielo?

-Soy creyente y católico, pero no fanático.

-¿Alguna vez ha pensado en “tirar la toalla” y que su hijo se haga cargo de todo?

-No, jamás me arrepiento de nada ni tampoco le tengo miedo a la muerte.

-¿Alguna vez la ha sentido cerca?

-Es la primera vez que le voy a revelar algo tan íntimo en una entrevista. En 1996, para ser exactos, me detectaron cáncer en el cólon y me daban solamente 4 meses de vida. Me sentí derrotado y muy triste. Los médicos me hicieron saber que tenían que operarme de emergencia. Mi rostro se veía totalmente demacrado, hasta hice mi testamento. Arreglé todo porque sentía que me iba a morir. Afortunadamente, el cáncer estaba encapsulado, lo quitaron a tiempo y mírame… ¡¡Aquí estoy!!

-Por qué nunca se supo nada?

-Simple y sencillamente… ¡porque las empresas se hubieran ido a la quiebra!! Me puse otro nombre en el hospital y nadie podía ir a verme, claro, excepto mi familia. Al mes de operado, me dieron de alta con sesiones de quimioterapia y justo a los seis meses me dijeron: “Don Olegario, usted puede morir de un resbalón en la calle, de un choque en su coche, pero jamás, de cáncer. Está más sano que nunca. A partir de esa fecha, no he tenido ningún problema de salud.

-¿Qué le da tanta vitalidad?

-Tanto amor que recibo de mi familia. Vivimos tan juntos que todos nos cuidamos mucho. Estoy seguro que lo único que me va a doler cuando me muera, será ya no volver a mis nietos que me traen todo loco.

-¿Un abuelo alcahuete?

-Sin poder contenerlo, de nueva cuenta sus ojos se llenan de lágrimas, con la voz entrecortada, nos responde-:”Caray, usted es el único periodista que me ha hecho llorar de alegría. Mis nietos son mi adoración, cualquier cosa que me pidan se las compro de inmediato, me han robado el corazón y gozo su presencia.

-¿Se quiere más a un nieto que a un hijo?

-Muchísimo más. Quiero contarle que, con mis hijos, fui muchísimo más estricto. Ahora con mis nietos, me traen de cabeza. Mónica es una niña hermosa, me hace llorar de alegría, cuando me abraza con voz dulce me dice: “Por qué te quiero tanto?... ¡La amo!!

-¿Qué va a suceder cuando llegue a faltar Don Olegario Vázquez Raña?

-Sé perfectamente que ese día va a llegar, pero ahorita, estoy como los arquitectos, construyendo muchos hospitales.

-¿Qué le hizo ingresar al Patronato de la Cruz Roja para ayudar a los que menos tienen?

-Cuando ingresé al Patronato de la Cruz Roja, lo hice con el fin de poder ayudar a cientos y miles de mexicanos. Estando en Cruz Roja Mexicana, no era otra cosa que retribuir a mis conciudadanos, algo de lo que me han dado mis empresas.

-¿Se ha perdido el espíritu de ayudar a los demás? ¿Nos convertimos en materialistas?-¡Qué pregunta tan interesante me hace!! Me siento muy satisfecho y muy honrado de haber presidido el Patronato de Cruz Roja Mexicana, porque, conjuntamente con otros 26 consejeros, pudimos contribuir al bienestar de miles de personas en todo el país.

-¿Fue un Presidente de Cruz Roja de escritorio?

-¡Para nada!! Pudimos recorrer a pie hasta los más apartados poblados de Chiapas y otros Estados de la República, brindando ayuda a toda esa gente tan necesitada.

-¿A lo mero macho, duele la pobreza en que vive tanta gente?

-Es gente mucho muy humilde, honesta y trabajadora. Es una perversa pobreza enla que se desenvuelven, derivada de la falta de educación y cultura.

-¿Nos hemos convertido en rehenes de nosotros mismos?

-¡¡Así es!!, lo ha dicho usted a la perfección. Nuestro pueblo necesita muchísima educación y salud.

-¿Qué le hace falta en la vida por hacer… escribirá sus memorias?

-No me lo han ofrecido, pero considero que sería una humilde aportación para quien piense que la vida no vale nada.

-¿Le hubiera gustado ocupar un cargo dentro del gobierno?

-¡¡No!!, la política no me interesa en lo mínimo, mucho menos, ambicionar el poder. Una vez, siendo presidente de la República don José López Portillo, me citó en Los Pinos y me dijo: “Don Olegario, escoge la Secretaría que tú quieras”, y le dije que no.

-¿Duele decirle no a un presidente de la República?

-¡Uff!!, la verdad, es que no me arrepiento. Hubiera sido un pésimo secretario de Estado, así es que preferí seguir en lo mío. ¡Zapatero a tus zapatos!!

-¿Un buen empresario nace o se hace?

-¡Que buena pregunta!! Creo que se nace, pero tiene que pulirse. Nací para ser administrador, empresario, hombre de negocios y no lo cambiaría por nada. Aquel empresario que se diga asimismo que es el mejor del mundo, no sirve para nada. Pero aquel que le da todo el crédito a su equipo, ése, es el que vale la pena.

-¿Por qué es tan difícil obtener una entrevista con usted?

-Hace mucho que no concedo entrevistas. No me gusta tanto porque hay periodistas que nada más lo hacen por inventar cosas que uno no dijo.

-¿Entonces, porque aceptó conversar con nosotros?

-Porque he visto tus entrevistas. Tienes un estilo muy peculiar para entrevistar. Me encanta tu trabajo y te felicito. Déjame comentarte que María Félix dijo palabras muy elogiosas de tu trabajo, por aquella histórica entrevista que le hiciste para la revista Siempre y causó tanto revuelo

-¿Los ricos también lloran?

-Lloro más de alegría que de tristeza. Debo confesar que jamás había llorado en una entrevista. Son cosas que uno no puede ni sabe expresar bien, y tú, tienes el tacto para tocar esas delicadas fibras sensibles.

-¿Qué hace en su tiempo libre?

-¡¡Uyy!, no sabe, ir de compras con mis nietos por unas deliciosas quesadillas y tacos de la colonia Guerrero, la verdad, son deliciosas.

-¿Don Olegario, muchas gracias por su tiempo, desea usted agregar algo más?

-Agradezco mucho tu visita y tu tiempo. Me hizo recordar tantas y tantas cosas bellas de mi vida.

A lo Mero Macho, don Olegario Vázquez sorprendía por su extraordinaria calidad humana, educación y sencillez. Al momento de brindarme un afectuoso y sincero abrazo de despedida, me obsequia un hermoso libro sobre la Virgen de Guadalupe.

Descanse en Paz don Olegario Vázquez Raña.

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em/bmc

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