La Organización Internacional del Trabajo (OIT) planteó apostar por el diálogo para construir un futuro con justicia social y trabajo decente para todos.
Indicó que no se puede esperar que los cambios que se desean en las relaciones laborales se produzcan por sí solos. Se hace imprescindible la búsqueda de la justicia social, a través del diálogo de buena fe y sin precondiciones.
La OIT aseguró que el diálogo social en muchas ocasiones se ha visto fragilizado.
La desigualdad es uno de los mayores desafíos de la región americana, donde la tasa de desempleo pasó de 6.1% en 2014 a 8.8% en el primer semestre de 2018, y donde la informalidad afecta a cerca de 140 millones de trabajadoras y trabajadores.
Nuestras sociedades, agregó la OIT, se están volviendo cada vez más desiguales, y se les considera cada vez más injustas, alejándose de los ideales de justicia social.
“Vemos a millones de personas en todo el mundo que sienten que no se han beneficiado de la globalización, que no se han favorecido de la forma en que las cosas se organizan, indicó.
Consideró que la discusión sobre el futuro del trabajo debe ser amplia y darse en un ambiente que proteja los derechos de los empleados y de los patrones, y que estimule el desarrollo de empresas sostenibles: “En esta región, los desafíos son muchos y nos colocan en una encrucijada donde confluyen temas del pasado, del presente y del futuro del trabajo”, dijo la OIT.
Mencionó que si bien la tecnología está en el centro de ese cambio, por sí sola no determinará el futuro.
La OIT precisó que no se debe caer en la trampa del determinismo tecnológico: “Gobiernos, trabajadores y empleadores, son quienes deben dar forma al futuro del trabajo que se quiere”, precisó.