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Ángel recibió la orden de administrar medicamentos, oxígeno y humedad por la vía respiratoria a un paciente, pero sólo le proporcionaron un cubrebocas. Al término de la atención, le informaron que era un hombre con Covid-19, por lo que cuatro días después trató de que le hicieran la prueba diagnóstica en la Clínica 32 del IMSS, donde labora, pero le dijeron que no, que debe esperar 10 días y ver si presenta síntomas.
Desde el viernes 20 de marzo, el joven no concilia el sueño, se siente ansioso, temeroso de tener el virus y haberlo contagiado a algún familiar; se preocupa en especial por su madre, quien padece diabetes.
No es el único en esta situación, pues alrededor de 10 profesionales de la salud, entre médicos, enfermeras, camilleros y personal del área de Urgencias, viven en la incertidumbre y exigen al instituto que los proteja ante el virus.
“No avisan que estamos con pacientes que tienen Covid-19. Cuando terminé de revisar al señor, quien además murió, nos dijeron que era positivo al coronavirus.
“Los que estuvimos en contacto sólo teníamos un cubrebocas, ni siquiera una mascarilla N95. Nos prometieron protegernos, pero ni la prueba reactiva nos quieren hacer”, comentó a EL UNIVERSAL.
El estudio Factores asociados con los resultados de salud mental entre los trabajadores de la salud expuestos a la enfermedad por coronavirus 2019, en Wuhan, China expone que, de mil 257 trabajadores de la salud en 34 hospitales equipados con clínicas de fiebre o salas para pacientes con Covid-19, 90% experimentó síntomas de depresión, ansiedad, insomnio y angustia.
“[Eso lo padecen] especialmente las mujeres, las enfermeras y quienes están en Wuhan, [además de] los trabajadores de atención médica de primera línea directamente involucrados en el diagnóstico, tratamiento o prestación de atención de enfermería a pacientes con sospecha o confirmación de Covid-19”, destaca el documento.
En México, personal que ha atendido a pacientes confirmados o con sospecha del nuevo coronavirus se ha sentido vulnerable ante la falta de insumos y protocolos para brindar atención médica.
Para Jorge Japhet, especialista en siquiatría y sicoterapia, el desabasto de insumos médicos, como cubrebocas, mascarillas N95, batas, caretas y googles, además de la falta de protocolos o de información hacia el personal médico genera episodios de ansiedad, frustración, enojo, ira y podría derivar en una depresión, de no ser atendidos.
“No sólo pone en riesgo a los pacientes, puesto que los médicos no tendrán la concentración y confianza necesaria para atenderlos, sino a ellos mismos.
“Lo que veremos es que, al tener ansiedad, su sistema inmunológico está expuesto y los hace más vulnerables a adquirir el virus. No hay que pensar que los médicos son superhéroes; se les debe apoyar y la salud mental es un pilar para que realicen de la mejor manera su trabajo”.
El director del Centro de Psicoterapia y Alta Especialidad Médica SoluSer agregó que el personal de salud que se siente expuesto no sólo puede desarrollar síntomas de ansiedad, depresión, sino sentirse frustrado, enojado y tener arranques de rabia.
“A veces se descuida a los profesionales de la salud, [pero] es a los que más tenemos que proteger, no sólo en lo físico, sino en lo emocional, porque al no poder controlar los episodios de estrés ni tener un lugar para desahogarse, pueden tener arranques de rabia. Tendrán incapacidad de concentración y así no brindarán una atención óptima”.
Alejandro es camillero y él también prestó sus servicios a un paciente con coronavirus. Durante los traslados a la Clínica del IMSS no se le informó sobre el padecimiento del hombre de 70 años; al enterarse, solicitó una prueba diagnóstica, pero le fue negada. “En casa hay un bebé, tengo familiares con hipertensión, no es que uno se vuelva paranoico y no quiera atender a la gente, sabemos que es nuestro deber y lo hacemos con gusto, pero también deben pensar que somos humanos, que somos vulnerables, que tenemos familia. Ni la prueba nos quieren hacer, que esperemos dos semanas, y si lo tengo, ya tuve contacto con muchas personas”, dice.
Karen Arteaga Contreras, residente del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), comentó que en diversos centros hospitalarios existen equipos de contención. Se trata de médicos siquiatras que se acercan a los profesionales de la salud que atienden a pacientes con Covid-19 y que en caso de que presenten algún trastorno se les ofrecen ejercicios de relajación o, en su caso, un tratamiento farmacológico.
“La salud mental es importante. De manera normal, un médico está muy saturado y si sumamos otra preocupación como el Covid-19 se estresa, se deprime, sufre ansiedad y se inmunodeprime, lo que lo hace un posible candidato a adquirir el virus, para eso sirven estos grupos de contención, para tratar síntomas de ansiedad, vigilar que el personal se alimente, que cumpla con sus ciclos de sueño, que no baje sus defensas y, de requerirlo, se le brinda ejercicios para que se relaje, de respiración o, en su defecto, medicamentos”, detalló.