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Mantener a la Universidad Anáhuac como una de las mejores instituciones de nivel superior en el país con base en la excelencia educativa en un mundo globalizado es uno de los retos para su rector, Cipriano Sánchez García.

En entrevista con EL UNIVERSAL, en el marco de su informe de labores, afirmó que, tanto en las universidades como en la vida cotidiana, es imposible “vivir sin globalidad”, por lo que la institución que representa se enfoca en que sus estudiantes puedan competir con cualquier persona en todo el mundo.

Al cumplir tres años al frente de la universidad, Sánchez García rechazó que sea una institución de élite, sino que se busca formar a los mejores estudiantes para servir a la sociedad.

¿Cuál es su balance al frente de la Universidad Anáhuac en estos tres años?

—Ha sido, principalmente, un proceso de adaptación a un puesto de tan alta responsabilidad, porque la Anáhuac es una universidad de primera categoría en el país: estamos entre las tres mejores universidades de México y entre las 500 mejores del mundo.

También ha sido muy importante empujar el plan estratégico que se trazó justamente en 2016, el año en el que entré, para impulsar las líneas de trabajo que tenemos dentro de la universidad, que tienen que ver algunas con elementos propiamente académicos, como la internacionalización, la investigación o la calidad académica. Son elementos muy importantes que tienen que ver con las relaciones de la universidad hacia afuera.

Una de mis grandes tareas en estos tres años que llevo como rector ha sido precisamente generar institucionalización, y ésta se logra con estrategias claras de trabajo, con responsabilidades y, al mismo tiempo, con rendición de cuentas.

En su pasado informe de labores hablaba de preparar a los jóvenes del nuevo mundo. ¿A qué se refiere?

—Nos encontramos con un reto que en este momento, en nuestra época, posiblemente no habíamos visto como humanidad. Es la primera vez que nos vemos enfrentando una nueva visión de mundo. Hoy en día nos encontramos con una nueva revolución, que es la famosa revolución tecnológica, la industria 4.0, la educación 4.0.

La tecnología está tocando todas las áreas del ser humano, el conocimiento, la relación de visión de sí mismo. La visión de la sociedad está tocando esto y tenemos que pensarnos de una forma distinta. Es lo que el papa Francisco ha dicho: no es una época de cambio, sino un cambio de época, y tenemos que entender ese paradigma.

En su toma de protesta hablaba de liderazgo, ¿cómo se entiende esto en la Anáhuac?

—Siempre lo hemos entendido como una suma de virtudes y de cualidades de la persona, el primer liderazgo. No hablamos en abstracto: hablamos de la formación integral de líderes.

Para nosotros, el primer liderazgo es el que debemos ejercer sobre uno mismo: quien no es dueño de sí no puede ser dueño de nada más. Puede uno tener poder, pero no ser dueño.

Hablamos de un liderazgo del servicio, darnos cuenta de que el líder no es líder para sí mismo, sino que tiene que verse siempre como líder para los demás y servirle a los otros. Por eso en la formación de nuestros liderazgos es muy importante contar con dos materias esenciales: ética y responsabilidad social.

Estas son materias obligatorias en el currículum de los jóvenes, porque es importante que el líder sepa dónde está el bien y dónde está el mal. Darse cuenta de que esa búsqueda, la del bien y del mal, tiene que tener un reflejo en la responsabilidad social, en lo que tiene que hacer por los demás.

¿Cuáles son los retos que hay dentro de la universidad en el corto y mediano plazo?

—Un elemento muy importante es darnos cuenta de que hoy no podemos vivir sin globalidad. Ése es un primer gran reto. Son tantos los problemas que tenemos en México de tipo social en todos sus ámbitos que a veces pudiera quedarnos la tentación de no mirar hacia afuera, pero no podemos excluirnos del mundo en el que estamos viviendo, no podemos hacerlo, no podemos pensar que vamos a poder hacer algo sin realmente abrirnos al mundo.

Otro elemento importante son las habilidades para entrar a ese mundo global, y dos de ellas fundamentales son el dominio de la lengua y el de la calidad. No puedes salir al mundo si no lo haces con una gran calidad formativa.

Buscamos que nuestros jóvenes estén formados de tal manera que puedan competir con cualquier otro estudiante. A lo mejor no tenemos todos los recursos o todas las tecnologías novedosas, pero sí nos importa que ellos puedan competir con cualquier otro. Eso se llama excelencia académica.

¿Cuál es la invitación a aquellos jóvenes que deseen ingresar a esta universidad?

—Si eres un joven que busca calidad y exigencia académica, que busca prepararse adecuadamente para el futuro, aquí está tu lugar. Si eres un joven que busca crecer interiormente como persona, ser solidario, generar experiencias sociales —también espirituales, ¿por qué no?— aquí está tu lugar.

Pero, sobre todo, si eres un joven que quiere ayudar a México, aquí está tu lugar.

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