En México, al menos nueve de cada 10 niñas, niños y adolescentes indígenas viven en condiciones de pobreza, y uno de cada cuatro, de los tres a 17 años de edad, no asiste a la escuela, señala la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
La ONG también indica que en México, casi una de cada 13 mujeres indígenas de 12 a 17 años están casadas.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de las 10 mil 393 primarias indígenas que existen en el país, apenas 904 cuentan con internet, 7 mil 47 no cuenta con servicios básicos para el lavado de manos, 5 mil 831 carece de agua potable, 3 mil 950 no tiene baños independientes para mujeres y hombres, mientras que 2 mil 89 se encuentran sin electricidad.}
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En su estudio Educación para la población indígena en México: el derecho a una educación intercultural y bilingüe, refiere que “las escuelas en los contextos más pobres son las que, en mayores proporciones, tienen condiciones más precarias y ofrecen menor bienestar y oportunidades de aprendizaje a los estudiantes”.
En este sentido, Tania Ramírez, directora de Redim, considera que la situación que enfrentan las niñas, niños y adolescentes indígenas es preocupante porque viven una condición de invisibilidad que hace más profunda la desigualdad.
“En Chiapas, la diferencia entre los grados de pobreza entre una niña, niño y adolescente indígena o no indígena puede ser de hasta 30 puntos porcentuales. Es decir, mientras que la pobreza en un niño o niña no indígena es de 27%, si ese niño o niña son indígenas, la cifra alcanza 57%”.
Para Ramírez esta brecha “es inadmisible, sobre todo cuando se habla de que México es la decimoquinta economía más fuerte del mundo, según la OCDE y que el peso está más fuerte que nunca. Sin embargo, los datos siguen arrojando que niñas, niños y adolescentes indígenas no se benefician de esa bonanza”, subrayó.
La directora de la Redim en México expresa que no duda que las becas que otorga el actual gobierno a los grupos más vulnerables hayan ayudado “a un montón de familias y le hayan representado algún tipo de beneficio a niñas, niños y adolescentes indígenas, pero esto no está resolviendo de raíz la problemática de desigualdad que enfrenta este sector de la población”.
Opina que siguen siendo los olvidados de siempre quienes pertenecen a pueblos y comunidades indígenas, “pero si además son niñas y niños, pues por este extra de olvido a la niñez, son los olvidados entre los olvidados”.
Eduardo Backhoff, expresidente de la Junta de Gobierno del desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, explica que el promedio de años de escolaridad de la población es de 9.7 años, mientras que para la población indígena es de 6.2. Dijo que uno de cada cinco indígenas mayores de 15 años no sabe leer ni escribir y que las mujeres enfrentan un mayor problema, ya que al tiempo que 15% de hombres indígenas es analfabeta, esa cifra crece en 26% entre la población femenina.
Precisa que las poblaciones indígenas “están muy desatendidas en todos los sentidos y ya no se diga socialmente, pues son los más pobres. A eso se le suma que la parte educativa no ayuda a cambiar la situación, sino que la hace más profunda, porque las niñas, niños y adolescentes de esas comunidades tienen pésimas condiciones para aprender”.
Al respecto, el coordinador regional de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, Juan Martín Pérez García, considera que la niñez y adolescencias indígenas se encuentran en una situación de discriminación estructural y constante violación a sus derechos humanos.
“Nacer en un pueblo originario convierte a las niñas, niños y adolescentes en personas que vivirán en pobreza extrema, por la pobre educación que reciben y por las uniones y embarazos tempranos. No tendrán mejores oportunidades educativas, opina.