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En México, los casos de sextorsión digitales incrementaron 56% en 2024 y de 2023 al 15 de abril de 2025, hubo 534 reportes de niñas, niños o adolescentes (NNA) amenazados para obtener contenido íntimo, que fueron víctimas de chantaje e intimidación.
De acuerdo con un reporte del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, los tres grupos etarios más afectados son adolescentes de 16 a 17 años con 268 reportes: 40% refirió que el agresor era un supuesto amigo virtual, 49.2% mencionó que el modus operandi del agresor fue sexting, 19% vivió amenazas con exponer material íntimo.
A 10.4% le hackearon sus cuentas para obtener contenido y al porcentaje restante los grabaron en encuentros íntimos sin consentimiento, crearon y difundieron fotomontajes para extorsionar y publicaron o crearon perfiles con sus imágenes.
Mientras que 244 infantes de 12 a 15 años fue víctima de sexting (42.1%), a 19.3% les amenazaron con exponer material íntimo, a 4.7% les hackearon sus cuentas para obtener contenido, a 4.7% les hicieron fotomontajes para extorsionar y 11.7% de las víctimas accedió a las amenazas, entregando dinero o contenido adicional.
En el caso de 22 niños y niñas de 6 a 11 años, 53.8% fue víctima de amenazas para obtener contenido íntimo; 15% reportó casos de sexting y 7.7% sufrió hackeo de cuentas como medio para obtener contenido.
El Consejo define a la sextorsión como una forma de violencia digital que combina extorsión y explotación sexual infantil, que ocurre en internet a través de plataformas de mensajería, videojuegos y redes sociales.
“El agresor actúa principalmente como un supuesto “amig@ virtual” o como un desconocido, ocultando su identidad real. Mediante engaños, manipulación emocional o amenazas explícitas, busca obtener contenido íntimo de la víctima. Una vez que lo consigue, inicia un proceso de chantaje, exigiendo más material, actos sexuales o dinero bajo la amenaza de difundir lo que ya posee”, detalla el informe.
Así, intimida, manipula o amenaza a niñas, niños o adolescentes (NNA) para obtener contenido íntimo, dinero o favores sexuales. Aunque no siempre hay contacto físico, el daño a la salud mental, seguridad y bienestar de las víctimas es profundo y sostenido, advirtió.
Los agresores también usan plataformas específicas según la edad de la víctima objetivo, por ejemplo, en infantes de 6 a 11 años, el 69.2% del contacto se dio a través de Telegram, TikTok o videojuegos en línea, mientras que el 30.8% fue en Whatsapp. El 69.3% de los reportes fueron realizados por los padres de los niños y 62% provino de la Ciudad de México y 38% de otras entidades del país.
A 46.8% de los infantes con un rango de edad de 12 a 15 años, los agresores los contactaron en Instagram, aplicaciones de citas o juegos en línea con mensajería integrada. El 24.6% fue contactado en Facebook, 14.6% en WhatsApp, 8.8% por llamada y 1.9% por mensaje de texto.
En este caso, 71.9% de los reportes fueron realizados por la víctima, 44.4% era de Ciudad de México y 53.3% de otras entidades, principalmente de Puebla y Estado de México.
En adolescentes de 16 a 17 años, el contacto se dio a través de Facebook, 18% en WhatsApp y 15.8% en Instagram, aunque también se detectaron en llamada telefónica, mensajes de texto y correos electrónicos. El 81.4% de los reportes fueron por la víctima: 51% se dieron en Ciudad de México y el resto en otras entidades del país.
De 12 a 17 años, los agresores emplearon identidades falsas y simularon vínculos afectivos de amistad, afinidad o romance en redes sociales, lo que se conoce como catfishing. Además, tanto mujeres como hombres fueron víctimas de estos delitos:
“Aunque niñas y adolescentes mujeres son las principales víctimas, llama la atención que cada vez más niños y adolescentes varones sean blanco de sextorsión, lo que requiere desarrollar estrategias de prevención más incluyentes y sensibles a las distintas expresiones de género”, señaló María Elena Esparza Guevara, Consejera en Género del Consejo Ciudadano.
El impacto en la salud mental de las NNA que han sido víctimas de sextorsión incluyen: miedo constante, pues los menores de 12 a 17 años no saben cómo hablar del tema con sus familias ni cómo frenar las amenazas. También sufren de ansiedad y estrés derivados de la presión ejercida por los agresores y el temor a la divulgación del contenido íntimo.
Del mismo modo, sienten culpa y vergüenza que inhiben la denuncia y el acceso al apoyo, así como aislamiento y patrones de retraimiento social, modificación de hábitos digitales y abandono de actividades cotidianas. Adolescentes de 16 y 17 años manifestaron ideación suicida, alto nivel de angustia, aislamiento y desesperación.
em/bmc