Victoria Sámano, mujer trans y defensora de derechos humanos; Gisela González, una venezolana apasionada por los viajes, y Joao Manoel, fundador de la Asociación Ambiental Acción Mexiquense (AAAMAC), parecen no tener mucho en común a primera vista. Sin embargo, les une algo especial: la voluntad de reinventar la típica celebración navideña.

Navitrans, una celebración desde la diversidad

Año con año, desde 2020, Victoria Sámano, fundadora de LLECA, organización dedicada a brindar atención a personas de la diversidad sexual, lleva a la comunidad de la Ciudad de México la “Navitrans”.

Lo que inicialmente era una pequeña cena el 24 de diciembre para aproximadamente 15 personas en situación de calle y trabajadoras sexuales, se ha convertido en una celebración que este 2024 espera acoger hasta 200 personas.

“Trabajamos principalmente con personas trans, quienes a partir de que expresan su identidad de género a sus familias, les arrojan de sus hogares. Es feo no tener con quién pasar una fecha tan importante, por eso decidimos hacer la ‘Navitrans’”, explica Victoria Sámano en entrevista.

Victoria Sámano asegura que en esta nueva edición de la "Navitrans" esperan recibir hasta 200 personas frente a Metro Revolución. Foto: Gabriel Pano.
Victoria Sámano asegura que en esta nueva edición de la "Navitrans" esperan recibir hasta 200 personas frente a Metro Revolución. Foto: Gabriel Pano.

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La mujer cuenta que, conforme han pasado los años, se han sumado personas que no pertenecen a la comunidad LGBTQ+, pero que se encuentran solas y en la “Navitrans” descubren un espacio de agradable convivencia.

“Ahora acuden más personas que incluso no se encuentran en situación de calle, pero que no tienen con quién pasarla y pues acuden y conviven ahí un rato”, comenta Victoria.

Este año el menú será pasta, puré de papa, pavo horneado, ensalada de manzana y ponche de frutas. Desde las 9:10 de la noche y hasta las dos de la mañana, las personas podrán disfrutar de cena y piñatas a las afueras del Metro Revolución.

En el albergue de LLECA, en la CDMX, también se encuentra un comedor comunitario. Foto: Gabriel Pano.
En el albergue de LLECA, en la CDMX, también se encuentra un comedor comunitario. Foto: Gabriel Pano.

Se trata de un arduo trabajo colectivo que involucra a toda la comunidad. “No es fácil preparar tantísima comida y acude gente que nunca habíamos visto, nada más para ayudarnos a preparar la comida o para servir, incluso hay quienes llevan un poco de comida, un postre o un platillo pequeño”.

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Victoria espera que el evento siga creciendo, “que en algún momento incluso podamos pagar ahí para tener música en vivo, que sea justo un referente, donde podamos convivir todas las personas sin ningún prejuicio”.

LLECA administra un albergue en la colonia Peralvillo, de la Alcaldía Cuauhtémoc, donde se halla un comedor comunitario, con un menú completo desde 11 pesos; además ofrecen orientación para tratar el consumo de sustancias, apoyo en la búsqueda de empleo y en problemas de salud.

Pese a tener cerca de cinco años activos, Victoria reconoce que la organización aún enfrenta diversos desafíos, como la falta de un espacio propio y de ingresos económicos: “si bien tenemos el refugio, hay que pagar una renta y cuando termine el contrato, habrá que renovarlo o buscar otro espacio. Y sin dinero, pues también no podemos hacer actividades”.

No obstante, LLECA prefiera mantenerse al margen del apoyo gubernamental y preservar la autogestión que la comunidad ha construido. “Siempre somos nosotras mismas, quienes organizamos todo, tampoco estamos dispuestas a que el gobierno esté involucrado y que quieran ahí organizar, preferimos nosotras nada más hacerlo”, señala Victoria.

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Árboles navideños; “más que un adorno, son seres vivos”

“Año con año veía muchos árboles ser talados en las Navidades y después, ver montañas de árboles muertos. Trataba de buscar alguna metodología para poder evitarlo, de ahí surge la idea de poder rentar árboles de Navidad en maceta, llevar una nueva opción sustentable a las casas”, cuenta en entrevista Joao Manoel Correa, fundador de la Asociación Ambiental Acción Mexiquense (AAAMAC).

Las personas pueden elegir el árbol de su preferencia en la página web de la organización, ésta se encarga de adquirir los árboles con todo y raíz, se les da el cuidado correspondiente y se llevan a los clientes. En enero, los árboles regresan a una reserva donde son protegidos.

Joao Manoel, fundador de la AAAMAC junto a los árboles navideños de la reserva de la organización. Foto: Berenice Fregoso.
Joao Manoel, fundador de la AAAMAC junto a los árboles navideños de la reserva de la organización. Foto: Berenice Fregoso.

El proyecto surge en 2012, “de cero y con recursos propios, con una camionetita viejita”. Según Joao Manoel, en ese año 2 millones de pinos se talaban anualmente en México, de los cuales un millón era exportado a Estados Unidos y el otro se quedaba en el país. Actualmente, sólo se tala un millón.

Con dos camionetas, la AAAMAC lleva pinos a hogares de la Ciudad de México, Toluca y Metepec. Aunque la iniciativa ha crecido, Joao reconoce que enfrenta obstáculos frente a la competencia que sí tala árboles: “en sus camionetas caben 120 árboles, nosotros solamente podemos meter 20 en las nuestras”.

Joao Manoel, junto a su padre, quien lo apoyó en la iniciativa de renta de árboles navideños. Foto: Berenice Fregoso.
Joao Manoel, junto a su padre, quien lo apoyó en la iniciativa de renta de árboles navideños. Foto: Berenice Fregoso.
La AAAMAC también realiza tratamientos fitosanitarios y curan árboles de plagas y bacterias. Foto: Berenice Fregoso.
La AAAMAC también realiza tratamientos fitosanitarios y curan árboles de plagas y bacterias. Foto: Berenice Fregoso.

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La organización no solo se encarga de rentar árboles navideños. Durante el año, realizan tratamientos fitosanitarios y curan árboles de plagas y bacterias. También tienen el “smart planting”, un sistema de reforestación en línea.

“Lo que nosotros queremos, es que las personas no utilicen las plantas y los árboles como decoración, tenemos que ser responsables por cada adorno vivo que ponemos en nuestra casa, no seamos detonadores de sufrimiento a otras especies, no podemos ni utilizar animales, ni utilizar plantas, ni árboles para satisfacer nuestra vanidad”, sentencia el fundador de la AAAMAC.

Nunca estás solo cuando estás viajando

No todas las personas pueden estar cerca de su familia en las fiestas. Tal es el caso de Gisela González, venezolana que reside en Italia con su pareja Murizzio. Uno de los cambios culturales que más le sorprendieron al cambiar de país fue la manera de celebrar las fiestas decembrinas.

La mujer recuerda la decepción del primer año nuevo que pasó con Murizzio en Italia: “estuvimos con unos amigos de él en un restaurante, cuando ya eran diez para las doce, le digo ‘ay, por qué la gente no se para, qué pasa’, él no me entendió. Y de repente, lo único que sentí fue que levantaron las copas y brindaron cada quien sentado, no había ni fuegos artificiales”, cuenta en entrevista.

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Fue entonces que Gisela decidió hacer un cambio. En lugar de destinar recursos a regalos, decidió invertir en experiencias a través de viajes; una pasión que ha seguido desde antes de salir de su país de origen.

Junto con su pareja, desde 2022, ha recorrido Italia, Francia (París, Loira, el monte de San Michel, Estrasburgo, Alsacia), Alemania (Selva Negra) y Austria (Viena). Este año, planean ir al Lago de Garda, el más grande de Italia.

Gisela de viaje con su pareja Murizzio. Foto: Cortesía.
Gisela de viaje con su pareja Murizzio. Foto: Cortesía.

“Quedarme aquí con amigos o con la familia de Maurizzio, se me hace muy duro porque extraño mucho a mi familia, si estoy afuera se me olvida y no me pongo triste, me pega menos la soledad, la tristeza, la añoranza por la tierra. Como decir ‘no los veo porque estoy viajando’ es mentira, pero es una forma de evadir”, menciona la mujer.

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